* Otra vez la burra al trigo
* Sedena y Marina: ¿Crucifican a candidato opositor?

Isaías Alanís

Otra vez la burra al trigo. Odebrecht es caso cerrado para la justicia mexicana, no así para la brasileña. El video de la Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas, coordinado por el IDL Reporteros, Perú, con periodistas de La Nación, Argentina; La Prensa de Panamá, Armando Info de Venezuela, O’Globo de Brasil; Sudestada del Uruguay y Quinto Elemento Lab de México, evidencia como Luis Alberto de Meneses Weyll, exdirector de Odebrecht, declaró ante dos fiscales brasileños que Emilio Lozoya Austin, exdirector de PEMEX, recibió 4 millones de dólares iniciales para la campaña de Enrique Peña Nieto. Y digo otra vez la burra al trigo, porque en un escenario inmaculado con candidatos del tamaño de Meade para la Presidencia y Mikel Arriola para la CdMx, que deja al IMSS camino de la privatización embozada, en peñilandia la ruta electoral le apunta a otros escenarios. Si algo le molesta al respetable, es montar una aparente democracia con seis partidos unidos contra un partido de muy reciente creación. Es un trabuco con alevosía, ventaja y violando los más elementales principios democráticos. De ahí los jaloneos para buscarle un candidato ceremonial al Frente, a modo con los intereses pinoleros que no será Miguel Ángel Mancera, y quién apunta mejor es Ricardo Anaya; en esa misma bolsa van la repartición de diputaciones, senadurías y gubernaturas: da la impresión que solo le apuestan a mantener un poder de segunda fuerza capaz, soterrado y beligerante, estructurado para frenar o despegar leyes contrarias a la nación, como la Ley de Seguridad Interior.
Es cierto que como en otros países se debe contar con una fuerza para casos extremos, como terremotos invasiones o guerra civil, pero no para una labor policiaca y no exclusiva contra el poder del narco como han señalado especialistas en el tema.
De ahí que las declaraciones de AMLO hayan despertado toda clase de reacciones y se rasgan las vestiduras mediáticas en contra de uno de los pocos líderes con que cuenta México con todos sus asegunes.
Si hacemos un breve recuento, el Estado mexicano ha tolerado esta actividad en Sinaloa y Jesús Malverde, un bandolero social que el 3 de mayo fue colgado en el Mezquite y una vez muerto al caer el cuerpo del árbol donde pendía, la gente del pueblo lo cubrieron con piedras. Esa suerte fue en venganza de las autoridades al negarle el derecho a sepultura y nació el santo de los narcos. Cuando remodelaron Culiacán, fue el único sitio que no derribaron. Malverde no solo es un santo laico, sino el símbolo de una actividad ilegal ligada a la producción de toda clase de enervantes.
En tiempos de Díaz Ordaz se inicia el proyecto amapolero de Guerrero. Actualmente una visita a la Tamaulipas de los tres últimos gobernadores; a Veracruz en tiempos de Acosta Lagunes a Fidel Herrera, por citar solo a dos estados, para nadie es una sorpresa que existen narco estados.
El peligro que se cierne sobre México es que de un Estado fallido, se pase a un narcoestado, o a una simbiosis de ambos. Eso esperan e inducen los EEUU con sus cuates mexicanos, para de una vez por todas acabar con lo poco que aún queda de la soberanía nacional.
De ahí que las declaraciones en contra de AMLO del General Salvador Cienfuegos y de Marina, Francisco Soberón, estén fuera de toda lógica dentro del esquema de un Estado respetuoso de la civilidad ciudadana. Todavía no entra en vigor la ley de Seguridad Interior y en forma por demás anómala, ambos representantes de Marina y Sedena se lanzan en contra de un líder social. ¿Con estas declaraciones furibundas se abre el camino a que las fuerzas castrenses decidan qué se debe decir y qué no en México, y cómo conducirse en una democracia abierta a la participación ciudadana mediante el voto directo?
Las declaraciones de AMLO, que en público nadie ventila y en lo oscurito se tolera y negocia con la delincuencia organizada, le causaron escozor a la clase política. Andrés Manuel es un hombre de enormes tablas políticas, y equivocado o no, es una posición como la de algunos cardenales y obispos mexicanos. ¿Por qué la quemazón contra el abanderado de Morena por parte de las fuerzas castrenses? ¿Acaso han dejado de ser el cuerpo de soldados y marinos cuya chamba es la salvaguarda de la nación, y de la noche al alba se han convertido en matraqueros del candidato oficial?
Como que no cuadran con el esquema republicano sus declaraciones, se salieron del huacal, y como otra vez la burra al trigo, solo da pie a imaginar de qué tamaño es el temor del Estado para frenar lo que podría ser una alternativa ciudadana en los comicios del 2018.
Cientos de personajes de todos los segmentos sociales, letras, artes, investigadores y gente de a pie, creen que Cienfuegos y Soberón deben hacer una declaración conjunta corrigiendo en esencia el motivo de su participación en un asuntos que le compete a los civiles.
Y no significa estar en contra de la función de las fuerzas armadas en su ámbito legal, al contrario como se está a la espera de la aceptación en el Senado de la Ley de Seguridad interior, con todo respeto, es una pifia de ambos soldados haber hecho conjuntamente estas declaraciones en estos momentos. No cuadran con el contexto nacional y mucho menos con los niveles de violencia a los que ha llegado el país. Somos respetuosos de las fuerzas castrenses, pero que no confundan la maneca con la gimnasia, y en cuanto a AMLO, que se defina como carajos amnistiar a delincuentes y lo especifique, o solo fue una bola incendiaria que soltó para ver la reacción del “respetable” de carácter oficial. Bola que lo quemó o de plano hizo chamuscadera de los que salieron en su contra. Error o acierto del tabasqueño, lo cierto es que una vez más movió las entrañas políticas de este país en un momento altamente sensible para los mexicanos.