Isidro Bautista

En lo que pudiera parecer como una gira proselitista anticipada por el estado de Guerrero, enmascarada en lo que ha dado en llamar “asambleas informativas”, la semana pasada Andrés Manuel López Obrador recorrió al menos doce municipios. La verdad sea dicha: si bien reunió en torno suyo a numerosos simpatizantes, El Peje ya no arrastra multitudes como antes.
En Quechultenango, uno de los municipios que visitó en la región central del estado, López Obrador planteó que analizaría una amnistía para los grupos criminales de la delincuencia organizada si con esa decisión política se alcanzara la paz en nuestro país.
La propuesta, audaz para algunos —sobre todosus seguidores—, absurda e insensata para la mayoría de la gente, levantó una gigantesca polvareda que todavía no desaparece. ¿Perdonar a los delincuentes, a los narcotraficantes, secuestradores y extorsionadores? ¡Es una locura de López Obrador!, acusaron sus adversarios políticos.
Algunos que salieron en defensa del presidente del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) dijeron que los medios de comunicación tergiversaron su planteamiento, que le tendieron una trampa mediática, que sacaron de contexto sus palabras y otras excusas que con frecuencia se escuchan cuando algún personaje público “la riega” con alguna declaración u opinión que es una auténtica barbaridad.
Sin embargo, a principios de esta semana, en el estado de Oaxaca, donde continuó su gira de precampaña, Andrés Manuel, soberbio como ha sido siempre, terco hasta cuando se equivoca, en lugar de suavizar su propuesta, la ratificó y fue más osado: se lanzó contra los secretarios de la Defensa Nacional y de la Marina-Armada de México.
Seguramente El Peje y sus asesores se dieron cuenta del grave error cometido en Guerrero, pero en lugar de corregir el planteamiento para establecer un control de daños, fiel a su costumbre de que no se retracta aunque se equivoque, intentó desviar la atención victimizándose y acusando a los militares y a la “mafia del poder” de la embestida mediática.
Metió la pata, lo supo, y quiso salir del atolladero, pero metió otra vez la pata… y la hundió hasta el fondo. isidro_bautista@hotmail.com