Alejandro Mendoza
Nada es lo que parece. Muchas veces la percepción en sólo apenas un reflejo de la realidad. La gran mayoría de las personas viven sólo reflejos de lo que debiera de ser su vida. Planes, proyectos, sueños, que fueron truncados por diferentes motivos. Y hoy la frustración y el complejo son inseparables compañeras en la vida de muchas personas.
La irritabilidad social tiene una vertiente de la que muy poco se expone. Y esta tiene que ver con la irrealización de lo que debieron ser muchas personas y no lo son.
Por definición la frustración es una típica respuesta emocional que se manifiesta en los seres humanos cuando se produce el fracaso de un deseo o esperanza. Consiste en un sentimiento súper negativo y desagradable, que además está estrechamente vinculado con las expectativas insatisfechas por no haber podido conseguir lo que se buscaba o quería.
Es muy común hoy que la gente se encuentre viviendo situaciones de vida que no había planeado ni proyectado. De hecho se habían imaginado o idealizado otro tipo de vida en todas sus áreas.
Es por esto que el concepto de frustración se define como el sentimiento que se genera en un individuo cuando no puede satisfacer un deseo planteado. Ante este tipo de situaciones, la persona suele reaccionar a nivel emocional con expresiones de ira, de ansiedad o disforia, principalmente.
Por ejemplo, la psicóloga Elisabeth Rodríguez Camón explica que considerando como un aspecto inherente a la vida humana el hecho de asumir la imposibilidad de lograr todo aquello que uno desea y en el momento en que se anhela, el punto clave reside en la capacidad de gestionar y aceptar esta discrepancia entre lo ideal y lo real.
Así, el origen de la problemática no se encuentra en las situaciones externas en sí mismas, sino en la forma en la que el individuo las afronta. Se entiende, desde esta perspectiva, que la frustración se compone tanto de una situación real ocurrida como de la vivencia a nivel emocional elaborada a partir de dicha situación.
En todas las áreas de la sociedad se pueden encontrar casos de personas que están hundidas en la frustración, pero no lo aceptan o, en el peor de los casos, ni cuenta se dan.
La productividad de una persona así nunca será efectiva. De hecho, se convierte un serio motivo de conflicto con todo su alrededor. Nada le parece, está en contra de todo, siempre irradia negatividad, está en constante pleito con todo mundo.
Y aún es mucho más lamentable cuando esa persona ocupa algún cargo de dirección o responsabilidad. El caos es regularmente el resultado que entrega de su responsabilidad.
Sobreponerse a tal situación para quien la enfrenta en lo personal, no es nada fácil, pero tampoco lo es para quienes tienen que lidiar con ese tipo de personas.
Lo importante es tener conciencia que siempre habrá la posibilidad de mejorar en todo mientras se tenga el deseo y la voluntad de querer hacerlo.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz.
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