* Afectados de El Balsamar e Iyotla denuncian que la Sedatu debe dinero a la empresa constructora que las edificó y por eso no se las entregan, además que el municipio no ha introducido los servicios
JESÚS SAAVEDRA
LEONARDO BRAVO.— Cuatro años y 2 meses después de que las torrenciales lluvias ocasionadas por las tormentas ‘Ingrid’ y ‘Manuel’ destruyeron sus casas, alrededor de 30 familias de dos comunidades de la Sierra y esta cabecera municipal de Chichihualco siguen esperando que el gobierno federal, a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (Sedatu), cumpla con la reconstrucción de sus viviendas, como fue la principal promesa del Plan Nuevo Guerrero.
Cincuenta meses después de sufrir la pérdida de su modesto patrimonio, esas familias dicen estar desesperadas por el peregrinar constante a las oficinas de Sedatu en Chilpancingo para preguntar cuándo serán reubicadas en sus nuevas viviendas como lo prometió el presidente Enrique Peña Nieto.
Son más de 30 familias de las comunidades de El Balsamar e Iyotla, además de otras familias de la cabecera municipal, las que por su cuenta han reconstruido sus viviendas con materiales que les han donado familiares o amigos.
Siguen viviendo en extrema pobreza y a la espera de que la federación “nos cumpla” antes que concluya el gobierno de Enrique Peña Nieto y de que empiecen las elecciones. “Los conocemos, nos van a dejar como tontos y burlándose de nosotros”, advierte molesto el señor Jorge Ávila Gallegos, uno de los damnificados.
Recordó que el 13 y 14 de septiembre del 2014, las torrenciales lluvias arrastraron agua, tierra y piedras desde la parte alta de la sierra y ocasionaron el desbordamiento de una barranca, lo que afectó severamente a su vivienda y las de otros vecinos de la cabecera municipal.
Las torrenciales lluvias también provocaron daños irreparables en viviendas de El Balsamar e Iyotla. Todas esas familias damnificadas deberían de ser reubicados en una nueva vivienda, aunque tuvieron suerte, pues otras familias de Las Joyitas ni siquiera fueron tomadas en cuenta en el censo de las familias afectadas.
Las familias afectadas de El Balsamar, Iyotla y la cabecera fueron censadas y se consiguió un terreno en donación en Chichihualco donde se construyeron más de 30 viviendas que están sin concluirse.
En este predio que se encuentra en terrenos de siembra de temporal en Chichihualco ya se construyeron las viviendas, pero falta por conectar la red de agua, drenaje y energía eléctrica, que fue un compromiso de la administración municipal, que encabeza Alfredo Alarcón Rodríguez.
En ese predio también hace falta construir el acceso vehicular, que también fue compromiso de la administración municipal, y por si fuera poco, a la empresa que construyó el fraccionamiento la Sedatu le adeuda más de un millón de pesos, por lo que no les entregan las viviendas a los damnificados.
Ávila Gallegos recordó que “con bombo y platillo” el gobierno federal anunció el Plan Nuevo Guerrero y ofreció que para diciembre de ese mismo año estarían construidas en su totalidad las viviendas de los damnificados, pero “lo han ido postergando y engañando, como lo hace el gobierno”.
Criticó que este lunes la Sedatu haya anunciado el inicio de la reconstrucción de las viviendas dañadas por el sismo del pasado 19 de septiembre, porque “ya van a engañar a otras pobres personas, porque a nosotros nos han engañado, no tenemos vivienda y tuvimos que reconstruir de la caridad la que nos dejó dañadas ‘Ingrid’ y ‘Manuel’”.
Se quejó que haya “una infinidad de corrupción porque del estado, la federación o del municipio, no hemos recibido ningún tipo de apoyo, en la Sedatu sólo nos dan largas y promesas de que nos van a entregar nuestras viviendas, pero ya se va este gobierno y no tenemos nuestras casas”, añadió.