Rosario García
En el marco del Día Internacional por la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y Niñas, la diputada Ma. Luisa Vargas Mejía, aseguró que en Guerrero más del 70 por ciento de las mujeres enfrentan violencia física, laboral, verbal o sexual; por lo que propone aplicar las leyes, formular o actualizar el marco para proteger los derechos humanos, y revisar la legislación para hacer ajustes si es necesario.
Lo anterior, dijo, porque las secuelas físicas y psicológicas de las víctimas de cualquier tipo de violencia son el dolor, la vergüenza, la baja autoestima, el miedo y el rechazo social, explicó.
Y lamentó que en Guerrero “las leyes fallan, no alcanzan o simplemente no se aplican”. Además reconoció que el maltrato contra la mujer es una de las violaciones más generalizadas de los derechos humanos en Guerrero, “uno de los delitos menos enjuiciados y una de las mayores amenazas para la paz y el desarrollo duraderos”.
La legisladora local del Partido Verde Ecologista de México, insistió en que sin el respeto a la mujer, sin la garantía de que no sea objeto de violencia, “no se puede hablar de derechos humanos, democracia y vigencia de la ley en nuestro estado”.
Consideró que es necesario hacer un frente común entre los actores políticos y sociales para en unidad, hacer un reclamo de justicia y una convocatoria inaplazable a las autoridades correspondientes para poner fin a los abusos y la impunidad que permite que estas violaciones de derechos humanos continúen.
Aseguró en esta entidad suriana, una de cada tres mujeres será esposa o madre aun siendo prácticamente una niña; por lo que “ocupamos el tercer lugar en embarazos no deseados, algunos de ellos forzados; 1 de cada 10 guerrerenses es obligada a un matrimonio pactado; nuestra entidad figura además entre aquellas con signos en rojo por que cientos de mujeres y niñas son traficadas en la esclavitud moderna; prostituidas y usadas como mercancía”.
Aseguró que si en Guerrero no se enfrenta este problema a fondo, los efectos de la violencia pueden permanecer con las mujeres y los niños durante toda la vida, y pueden continuar pasando de una generación a otra; y es que de acuerdo a estudios especializados “los niños que han sido testigos o han sido objeto de violencia tienen más probabilidades de convertirse en víctimas o abusadores, tenemos que romper ese círculo vicioso”.