Isidro Bautista
El presidente Enrique Peña Nieto estremeció cuando habló del bullying y de que mejor se habrían de reconocer ciertas acciones de las fuerzas armadas y policías. Habló así porque reconoce el hartazgo que hay ante los extremos a los que ha llegado el crimen organizado.
Se trató de una declaración derrotera. ¿Qué se puede reconocer cuando se observa a las fuerzas armadas y policías en vueltas y vueltas, rondines y más rondines, y que casi en sus narices, los malosos hacen de las suyas?
Y como él mismo lo expresó, “perdón” que esto se diga.
El gobernador Héctor Astudillo Flores dijo este martes que no tiene los medios suficientes frente a las dimensiones que han cobrado los delincuentes, y su secretario de Seguridad Pública, Pedro Almazán, en plena comparecencia, en el Congreso local, habló de que en el gobierno del estado no hay la cantidad de dinero ni de policías para echarles guante.
Astudillo, en una entrevista radiofónica concedida este martes en la Ciudad de México, aseguró que los enfrenta todos los días “con lo que tengo”, y que él mismo se da ánimos, pues a veces —confesó— le da un sentimiento de impotencia.
Y como dijo Peña Nieto, “perdón que (aquí) lo diga”, pero puede haber bullying por el nivel de preparación profesional de las fuerzas de seguridad. La gente suele burlarse también de alguien que no sabe o que da la apariencia de no saber.
¿Cuántos malosos andan sueltos, después de haber sido detenidos?
No es de dudarse que anden libres sencillamente porque los policías no saben ni lo básico del nuevo sistema penal, unos porque de plano no quieren actualizarse y otros porque los mandos no los dejan con el argumento de que en el aula pierden el tiempo.
Es más, debe haber mandos que no han estado en una aula para ilustrarse hasta donde sea indispensable sobre ese tema, para que por su culpa los delincuentes no recobren la libertad, y combatan en mejores condiciones a ése que es hoy el problema número uno de México.
Así como en dicha entrevista Astudillo pidió al gobierno federal que “ponga más los ojos en Guerrero”, así también deben apostarle más a la profesionalización de los policías no sólo del estado, sino de los municipios y de las comisarías.
Por fortuna su gobierno cuenta ex profeso con una institución que dejó de llamarse Instituto de Formación y Capacitación Policial para subir al rango de Universidad del Policía, en Chilpancingo, actualmente con cinco licenciaturas, y que la gente no lo sabe, y que el gobierno tampoco cacaraquea. Aquí cabría la frase que “lo bueno también cuenta”.
Ojalá que cuando el gobierno federal ponga más los ojos en Guerrero, se le eche una miradita a esa institución para mejorarla en lo elemental e incluso estudiar la posibilidad de convertirla en organismo público descentralizado o desconcentrado, con la autonomía requerida.
Tiene a una titular calificada y entregada con pasión, que ya fue litigante, con experiencia adquirida en las instituciones ministeriales y jurisdiccionales, sin ataduras a partidos o políticos, y con el dominio vasto justamente en el nuevo sistema penal, que debe ser la mejor arma de los policías. Es la doctora Anacleta López Vega.
Ahí es donde se le debe apostar, aunque haya quienes digan que lo que aprenden en el aula se descompone en la patrulla.
Ahora, con lo que se tenga de dinero, se habría de apostar, pues, a preparar a todos, a todos los policías sin excepción.
¿Cómo andarán realmente los mismísimos secretario Almazán y al fiscal Xavier Olea en conocimientos del nuevo sistema penal?
De nada sirve tener un mayor número de policías, con más armamento o equipo, si por desconocimiento profesional sus detenidos recuperan la libertad riéndose a carcajadas, o no tienen el entrenamiento físico elemental como hacer un disparo en un vehículo (motocicleta incluso) en movimiento.
Habría que revisar si hoy hay más impunidad que antes de que entrara en vigor dicho sistema. Habría que revisar cuántos detenidos regresan a la calle por culpa de policías no calificados… y para que ya no les hagan bullying.
isidro_bautista@hotmail.com