* Las amenazas de grupos delictivos también generan sicosis entre maestros y padres de familia de planteles educativos de al menos 3 comunidades que colindan con Zitlala

 

Redacción

 

La suspensión de clases en entre 300 y 600 escuelas de la Montaña Baja debido a la sicosis que han generado las amenazas contra maestros por parte de grupos de la delincuencia organizada que buscan tener el control de esa zona, se extendió a planteles ubicados en pueblos del municipio de Mártir de Cuilapan colindantes con Zitlala.
De acuerdo con la agencia API, antes del inicio del puente vacacional por el Día de Muertos, padres de familia de escuelas ubicadas en las comunidades como lo son La Esperanza, Hueyitlalpan y Zotoltitlán, en Mártir de Cuilapan, que colindan con Zitlala, determinaron no reiniciar clases el próximo lunes.
En esos lugares la situación no es diferente a la que se registra en los municipios en donde al menos 300 escuelas llevan más de un mes sin clases, ya que la presencia de las bandas delictivas ‘Los Rojos’ y ‘Los Ardillos’ mantiene en vilo a los habitantes de las comunidades y de Apango, la cabecera municipal.
Hasta hace unos días los maestros habían podido acudir sin problemas a realizar sus actividades, pero la semana pasada un grupo de hombres armados despojó de su vehículo a un profesor que se dirigía a la ciudad de Tixtla.
Además, los maestros que dan clases en Mártir de Cuilapan tampoco han podido acudir a realizar sus trámites laborales, pues administrativamente dependen de la Delegación Regional de los Servicios Educativos Montaña Baja, con sede en Chilapa, donde las actividades definitivamente están paralizadas.
Desde el pasado 25 de septiembre, cuando estalló la crisis en la región, en la Ruta Apango-Zitlala también se tuvo conocimiento de la irrupción de grupos armados, así como el “levantón” de varias personas, lo que generó caos y psicosis entre maestros y padres de familia, pero aun así continuaron con sus labores.
El acuerdo tomado en una asamblea fue que se mantendrían en sus comunidades, pero en el momento en que su integridad física estuviera en riesgo, suspenderían labores hasta el restablecimiento de la seguridad.
A pesar de la disposición del magisterio de culminar por lo menos este año dando clases, consideran que la situación ya es insostenible, y la zona de exclusión para los docentes va en aumento.
Lo más lamentable, dicen los profesores, es que esta situación parece no importarles a las autoridades educativas del estado.
Sobre la suspensión de labores en escuelas de municipios de la Montaña baja del estado, el vocero del Grupo de Coordinación Guerrero, Roberto Álvarez Heredia, declaró el jueves pasado que la Secretaría de Educación Guerrero no tenía datos precisos sobre el número de escuelas que desde septiembre pasado suspendieron labores debido a que las amenazas contra algunos maestros generó “una especie de psicosis colectiva”.
Sin embargo, el vocero dijo que son entre 300 y 600 planteles educativos los que están en “esta lamentable situación”, de acuerdo con información que le han brindado los alcaldes, y precisó que en algunas escuelas los maestros van un día y reciben a sus alumnos, a quienes les dejan tareas para que no pierdan el ciclo escolar y después vuelven a suspender actividades. (Con información de API)