ALONDRA GARCÍA
 
El ex comisionado estatal de Atención a Víctimas Javier Morlet Macho, aseveró que “la violencia en Acapulco es una realidad estructurada”. 
Señaló que la pobreza y marginación social no sólo crecen cada año, sino que se van conformando como “una forma de vida, como una realidad que se mira como inevitable. Es decir, se acumula como una realidad, se estructura”. 
Morlet Macho señaló que en Acapulco no sólo se producen delitos cotidianamente, sino que en ciertos estratos de la población y muchas colonias de la ciudad se acumula una cultura del delito. 
Además, aseveró que el sistema de justicia está en crisis, puesto que “no se sanciona a casi nadie, y cuando se hace, no se sanciona a todos por igual”.
Por si fuera poco, dijo, “las cárceles son auténticas escuelas de delincuentes”.
El activista expuso que la población de Acapulco está en condiciones de marginalidad y por lo tanto “es incapaz de producir hechos políticos que alteren su situación, porque sus posibilidades de acción están limitadas” a causa de “su ausencia de peso político”.
Aseveró que los acapulqueños “han sido domados por el sistema político en base al otorgamiento de prebendas”.
De acuerdo con Morlet Macho, la solución obvia al problema de la violencia pareciera ser darle poder político a los marginados. 
Sin embargo, advirtió que “eso no sucederá porque se perdería el control sobre una masa enorme de electores, que votan por quien, desde el poder, les da regalos para mantenerlos sobreviviendo en su miseria y así mantenerse en el poder indefinidamente”. 
Aseveró que “los pobres, sin darse cuenta, se han convertido a sí mismos en sus propios victimarios”.
“Es por eso que mentimos cuando decimos que en Acapulco hay democracia”, sentenció.