JONATHAN CUEVAS

 

XOCHIPALA.— Este lugar se ha convertido en el límite de la guerra entre tres carteles del crimen organizado que se disputan el control del tráfico y siembra de droga en la zonas Centro, Norte y Sierra de Guerrero. La ambición por estas tierras, ahora está también en una empresa extranjera que pretende instalar una mina.

Los pobladores asediados por la delincuencia, suplican a los gobiernos federal y estatal el envío de personal policiaco y militar suficiente que vigile de forma permanente la zona, pues hasta el momento se sienten abandonados por las autoridades.

En la mañana del pasado 4 de octubre se registró una balacera que duró 20 minutos, según relatan los pobladores. Con rifles de asalto fue atacada una patrulla de la Policía Rural, cuya carrocería y cristales quedaron perforadas por las balas.

Además, fueron penetradas dos casas de donde resultaron muertas dos personas en plena celebración patronal del pueblo, entre la feria y danza tradicionales, en honor a San Francisco de Asís.

Las dos personas ejecutadas eran ancianos: don Salatiel, de 72 años y, el señor Tomás de 62. El primero de ellos es comunero y estaba inmerso en la negociación para que la mina que opera en Carrizalillo, también extraiga materiales preciosos en este sitio.

Ese día, después de las balaceras, llegó el Ejército Mexicano y la Policía del Estado a Xochipala, pero no estuvieron más de dos horas ahí.

 

La disputa

 

Los enfrentamientos armados han sido una constante en este pueblo, y a veces las escenas de terror sobresalen por sobre otros hechos de violencia en la entidad.

El 22 de enero del año en curso, después de un enfrentamiento entre hombres armados que duró más de 30 minutos, aparecieron tres personas muertas en la entrada del poblado y un automóvil atravesado sobre la carretera Chilpancingo-Tlacotepec en el que escribieron ‘Jefes’, con letras rojas de aerosol.

‘Los Jefes’ son una célula del crimen organizado que se formó luego de la desintegración de ‘Los Rojos’ en Guerrero, pero que usa la misma estructura, bases y forma de operar.

Otro grupo delictivo que opera ahí y está mayormente arraigado en la localidad, es el ‘Cartel del Sur’, cuyo principal centro de operación es Chichihualco, cabecera municipal de Leonardo Bravo, que hoy tiene control de la venta y distribución de droga en Chilpancingo, encabezados por Isaac Navarrete Celis.

El tercer cartel en disputa es ‘Guerreros Unidos’, a través de una célula controlada por tres líderes locales que operan en la Sierra alta, desde Tlacotepec hasta San Miguel Totolapan, pero también en Iguala donde ocurrió la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa en septiembre de 2014.

Se trata de Juan Castillo Gómez, alias ‘El Teniente’ y Raybel Jacobo de Almonte ‘El Tequilero’, aliados con Onésimo Marquina, ‘Nencho’, quienes también tienen presencia en Carrizalillo y Mezcala, donde se ubica una de las minas con mayor extracción de oro de todo el país y el continente.

Pero el alcance de esta tercia también es hasta Teloloapan y Apaxtla, donde las policías comunitarias, así como la de Mezcala, son señaladas de operar a su favor.

Xochipala se ha convertido en el límite de esta brutal guerra hacia la zona de la Sierra, donde se concentra la mayor producción de droga elaborada a base de la amapola, de todo el país.

De hecho, según indican algunos pobladores, el ‘Cartel del Sur’ y ‘Guerreros Unidos’ tienen presencia permanente ahí a través de sus sicarios, y por ello los ataques armados han sido tan directos. Aquí, en el pueblo, la gente ubica a las personas que sirven a uno y otro grupo.

Xochipala pertenece al municipio de Eduardo Neri, pero es la puerta a la Sierra alta de la entidad, por donde cruza la carretera principal que conduce a Tlacotepec, la cabecera de Heliodoro Castillo, base de operación de ‘Nencho’ y ‘El Teniente’.

Pero a través de caminos rurales conecta también con Chichihualco, municipio de Leonardo Bravo, donde es centro de operaciones de Isaac Navarrete.

Estas zonas se conectan entre sí y también con la Sierra de Chilpancingo y región Norte, Apaxtla, Teloloapan y Cocula, que a su vez colindan con Iguala y Taxco, paso obligado a Cuernavaca, Morelos, y a la Ciudad de México.

También sobre la carretera federal México-Acapulco, conecta con Zumpango, Mezcala e Iguala.

Xochipala, al ser puerta principal a la zona de mayor producción de droga, se han convertido en lugar indispensable para los tres grupos. Aún más, por las exploraciones que está haciendo una empresa extranjera para la extracción de metales.

 

El inicio de la ambición

 

Según testimonios recabados entre los vecinos, no toda la gente del pueblo sabe de la intención de instalar una mina porque las negociaciones se han hecho de forma discreta, siempre a puerta cerrada, en donde se ha permitido la participación exclusiva de funcionarios del gobierno estatal, personal de la empresa involucrada y comuneros.

Pero de acuerdo con el comisariado de Bienes Comunales conocido como Moisés, la instalación de la mina no es un hecho, pues en junio de este año la empresa que opera en la de Los Filos, Carrizalillo, dejó de explorar la zona de Xochipala y no se confirmó si se instalaría la mina o no, después de dos años de exploración y el pago de un derecho a los comuneros cuyo monto no fue revelado.

La gente del pueblo cree que este primer pago que se hizo tan sólo por exploración, ya empezó a llamar la atención de grupos del narcotráfico que en Guerrero se enfocan en cobrar cuotas millonarias por “derecho de piso” a las empresas mineras, como ha pasado en Los Filos, Nuevo Balsas (Cocula) y Campo Morado (Arcelia).

Por ello temen que con la instalación de la mina se pueda incrementar aún más la violencia, y consideran que aunque el pueblo se opusiera, los comuneros aceptarían la explotación de sus tierras y, consecuentemente, intervendrá por conveniencia el crimen organizado.

La violencia en Xochipala se disparó con un enfrentamiento armado de varias horas ocurrido el 16 de abril del 2015, según recuerda la gente, pero los antecedentes plasmados en periódicos estatales, indican que entre 2006 y 2007 hubo un brote de violencia y división en el pueblo.

El 4 de marzo del 2006 se firmó un contrato de exploración y explotación de oro por 30 años, pero en mayo del 2007 se disolvió por decisión de la empresa Luismin, debido a las desavenencias entre pobladores y 120 comuneros. En aquel tiempo hubo confrontaciones constantes.

El comisariado no precisó si las tierras fueron exploradas por GoldCorp, que hasta enero de este año tubo la concesión, o LeGold, que compró por más de 400 millones de dólares el permiso de explotación.

De hecho, el comisariado se mostró desconfiado y no quiso abundar sobre el tema durante una visita de reporteros a su casa. También fue reservado en la participación del Gobierno de Guerrero en las negociaciones.

 

Huyen las familias

 

Xochipala tiene actualmente serios problemas por la presencia del crimen organizado, pero la gente no descarta que esto se agrave si no hay la ayuda del gobierno estatal o del Ejército Mexicano en cuestión de seguridad.

No quieren pasar lo mismo que Carrizalillo, dicen, donde la mitad del pueblo fue desterrada tras la instalación de la mina, producto de la disputa en ese entonces de ‘Guerreros Unidos’ con ‘Los Rojos’, y porque las familias obligadamente se empezaron a involucrar con uno u otro grupo.

Pero aquí en Xochipala, sin la existencia de una mina, la gente ha empezado huir. Son aproximadamente 10 familias las que han salido por temor a la violencia o amenazas del marco.

Un caso emblemático es el de la señora Leticia Carreto, una excomisaria cuya casa fue atacada a tiros igual que varias más del pueblo, el 7 de junio de 2015. Esto provocó que ella se fuera y pidiera asilo en Estados Unidos, donde hoy radica.

De forma gradual, al menos 10 familias huyeron, mientras que los pobladores que siguen aquí tienen que sortearse la vida entre balaceras, con medidas propias de seguridad en la vida cotidiana y el trabajo. Los negocios han bajado sus ventas considerablemente porque todos tienen que bajar temprano sus cortinas.

La balacera del pasado 4 de octubre tuvo sus particularidades. La gente murmura en el pueblo que quienes atacaron al pueblo esta vez fueron comunitarios de Mezcala y civiles vestidos con ropas militares e incluso algunos que se disfrazaron de “Tlacololeros”, aprovechando las danzas tradicionales que había ese día.

“La gente aquí vio como unos de los que habían atacado, iban vestidos de tlacololeros y llevaban armas”, señala uno de los vecinos.

Además, ese día fueron privadas de su libertad dos personas: un joven del cual no se pudo saber el nombre pero al que le apodan ‘Abeja’ y el señor Isidro López.

“Esto ya no es vida. Vivimos con miedo y después de las siete de la noche, ya nadie sale”, lamentó otra de las personas del pueblo que hizo énfasis en la necesidad de que se instale aquí un campamento de militares y policías “que no estén ligados al narco”, para que realmente cuiden al pueblo.

En este lugar hay poco más de 3 mil habitantes dedicados en su mayoría a la agricultura, y a finales de noviembre la mayor parte del pueblo sale a la recolección de Chapulín, que representa una buena fuente de ingreso para ellos. (API)