Mauro Campuzano

 

José Francisco Ruiz Massieu nació el 22 de julio de 1946, en Acapulco. Ahí estudió la primaria y la secundaria, y después se mudó a la Ciudad de México a continuar sus estudios. Se graduó como licenciado en Derecho por la UNAM y en Historia por la Iberoamericana. Realizó una maestría en Ciencias Políticas en la Universidad de Essex, Gran Bretaña.

Fue militante del Partido Revolucionario Institucional, catedrático universitario y el haber obtenido en 1979 el Premio Nacional de Administración Pública lo catapultó a privilegiados sitiales políticos, intelectuales y académicos.  Fue catalogado en los inicios de su carrera política como uno de los políticos más brillantes y de ideas novedosas. Fue autor de varios libros, entre los que destacan ¿Nueva política o nueva descentralización política?, ¿Nueva clase política o nueva política? y Normación constitucional de los partidos políticos en América Latina.

Del 1º de abril de 1987 al 31 de marzo de 1993, fue gobernador constitucional del estado de Guerrero. Inmediatamente después de terminar su periodo constitucional como titular del poder Ejecutivo de Guerrero, fue designado director general del Infonavit y en 1994, tras el magnicidio del entonces candidato presidencial del PRI Luis Donaldo Colosio, pasó a ocupar la Secretaría General del CEN del PRI y posteriormente fue elegido diputado federal plurinominal, con miras a convertirse en el líder de la bancada priísta de la legislatura que iniciaría sus funciones el 1º de noviembre de ese fatídico año, cargo que no ejerció pues fue asesinado unos días antes, el 28 de septiembre, menos de cinco semanas antes de estrenarse como legislador.

Ruiz Massieu fue un hombre inteligente, ávido lector, escritor disciplinado, amante de las caminatas, iracundo a ratos, reflexivo casi siempre. De su amplio abanico de ideas, nos referiremos a tres que consideramos interesantes.

1.- Nunca angustiarse ni enojarse.

En una entrevista periodística, expresó: “Yo me he reafirmado en la convicción de que un gobernador del estado de Guerrero debe estar fundamentalmente pertrechado con una gran sensación de serenidad, equilibrio y ponderación; de que debe ser principalmente un hombre mesurado y también pertrechado de la capacidad de sentir el dolor social, de sentir el estado de ánimo de la sociedad guerrerense, pero sin angustiarse. Preferentemente debe ocuparse, quizá preocuparse, pero nunca angustiarse ni enojarse”.

El entonces gobernador advertía que la prudencia, sabiduría y sensibilidad debían ser virtudes fundamentales de un gobernante. Una advertencia vigente debido a la fragilidad política que ha experimentado Guerrero por la imprudencia o actitud laxa y errática de algunos gobernadores. De 1961 a 1975 Guerrero tuvo seis gobernadores. En 1996 Rubén Figueroa fue defenestrado tras la masacre de Aguas Blancas y recientemente, en 2014, Ángel Aguirre tuvo que pedir licencia al cargo casi un mes después de la desaparición en la ciudad de Iguala de 43 normalistas de Ayotzinapa.

Ruiz Massieu en su primer informe de gobierno se ufanó de que: “…la leyenda negra de Guerrero había pasado a su liquidación irrevocable, debido a la actitud de los guerrerenses, que entienden la política como antiviolencia”. Eso lo dijo el 11 de febrero de 1988.

Son pocos los gobernadores guerrerenses que han sabido gobernar sus sentimientos. Y también pocos los que han logrado culminar el período para el que fueron electos.

2.- La política es ritmo, no velocidad.

Esta frase es la que mejor comprendió uno de sus colaboradores más cercanos. Me refiero el actual gobernador Héctor Astudillo Flores, quien fue secretario particular de Ruiz Massieu en la parte final de su administración. Al concluir una entrevista que le realicé en el 2014, Astudillo Flores me dijo que a todos los que le habían traicionado en la elección para elegir gobernador en el año 2005, en la que fue candidato –el primer candidato en no lograr ganar la gubernatura para el PRI y el primero también en ser candidato por segunda ocasión y ganar la elección en el 2015— “…a todos los perdoné, no vivo con rencor, ni frustraciones”.

Y en la práctica es consecuente: uno de los personajes señalados de haberse confabulado en contra del entonces candidato Astudillo, Ernesto Rodríguez Escalona, hoy es miembro del gabinete. Ocupa el mismo cargo que en aquel entonces: secretario estatal de Turismo.

Ruiz Massieu desempeñó cargos de modestos a relevantes antes de llegar a ser gobernador de Guerrero (1987-1993). Fue secretario particular del subdirector de asuntos jurídicos del IMSS; secretario del Consejo de Administración del INFONAVIT y director general de Asuntos Jurídicos de la Secretaria de Salubridad. En un corto tiempo llegaría a ser oficial mayor y subsecretario de Planeación de la Secretaría de Salubridad y Asistencia; secretario General de gobierno en Guerrero y en 1987 su primer cargo de elección popular: gobernador Constitucional de Guerrero.

La política es ritmo, decía, no velocidad. Se debe ser paciente. Hay que actuar   “sin prisas, pero sin pausas”. Si el político se mueve con ritmo, el éxito llegará.

3.- “Guerrero es un laboratorio social donde florecerá la democracia y se modernizará el PRI.”

El parangón en esta reflexión del exgobernador y secretario general del CEN del PRI es que lamentablemente en la actualidad la democracia llegó a los ciudadanos, pero no a los partidos políticos. Es loable que un político como Ruiz Massieu y miembro de un partido hegemónico se atreviera a hablar sobre la política moderna, cuestionando los obstáculos que enfrentaban la democracia y la pluralidad política en su tiempo.

Aunque existen “prietitos en el arroz” en la actuación de Ruiz Massieu como gobernador de Guerrero, era un ser humano, con virtudes y errores; y si uno contrasta algunas de sus reflexiones con sus actos, puede advertirse que no siempre fue consecuente con sus ideas. En su momento, el gobernador Ruiz Massieu fue señalado de represor; durante su gobierno hubo violencia y represión contra los militantes de las fuerzas de izquierda que le disputaban el poder al PRI. De aquella época destaca esta declaración de Ruiz Massieu sobre ese conflicto: “…se equivocan quienes creen que el gobernador estará dispuesto a sacrificar modestos municipios como Coahuayutla o Malinaltepec, que sólo saben que existen hasta que hay un problema”. Este conflicto y la “Operación Relámpago”, fue debidamente investigado por mi padre Andrés Campuzano Baylón y fue reconocido su trabajo por la revista Procesocon la portada en 1990.

Floreció la democracia en Guerrero, sí. Lo vio con su inteligencia Ruiz Massieu. Pero esa democracia no llegó a su partido, el PRI. Con casos como el del actual diputado con licencia Saúl Beltrán, señalado por el fiscal general Javier Olea de ser el líder del grupo criminal “Los Tequileros” y con la asignación de candidaturas y cargos partidistas por amistad, relación familiar demuestran que el PRI no necesita enemigos para perder municipios y distritos importantes en Guerrero.

La “buena política”, la recordó su hija durante las palabras que dirigió con motivo de su aniversario luctuoso en la estatua de su padre erigida aquí en Chilpancingo. Claudia Ruiz Massieu recordó lo que padre afirmaba: “…creo en la política como ejercicio de moral pública y no como juego de cuotas de poder, creo en la política como idea, como pensamiento, como acción, la buena política es ejercicio de balance inteligente y permanente entre la teoría y la práctica, las necesidades y las prioridades, los valores y los intereses”.  

Si Ruiz Massieu viviera, ¿qué tanto avalaría o reprobaría la política actual?

@andrescampuzano