* La revolución que viene
A René Drucker
Colín, sabio
entre los sabios
Isaías Alanís
Ni los mercados depredadores ni el gobierno medroso, se han dado cuenta del gran movimiento social que se ha gestado a unos días del terremoto del 19 de septiembre. La ceguera los ha segado. Germinó la solidaridad y una transfusión comunitaria por generación espontánea irrigó a la sociedad civil. La respuesta fácil: “vándalos, invasores de otras tierras”, “turistas sísmicos”, “ajenos al lugar”, una serie de infamias verbales que han crispado a la sociedad. Que pánico ha tenido y sobre todo en la CdMx donde Mancera no sabe qué hacer y sólo piensa en los 9 mil millones de pesos del Fonden chilango.
Bastó una acción descubierta por la ciudadanía para que se prendieran focos rojos en organizaciones y ciudadanos que pretendían llevar ayuda humanitaria a núcleos del sismo en Morelos; una bomba de hidrógeno estalló en redes sociales y medios impresos, y esa acción suprimió en cascada la ayuda a otros estados colapsados por la desconfianza a gobiernos como los de Oaxaca, Puebla, Chiapas y Guerrero. El mal ya estaba hecho y pese a montajes escenográficos de la familia presidencial, la desconfianza generó una respuesta brutal y aleccionadora. Y en la banda ancha social, comenzaron a surgir organizaciones espontáneas que se dedicaron a programar la entrega de víveres directamente a los afectados en forma semi clandestina, como ocurrió en Morelos. La rapiña pro electoral de un gobernador desató una estructura de medios digitales rápida, eficaz y contundente. Los milenaristas armados con smartphones, Iphones y drones comenzaron una revuelta silenciosa y efectiva.
Grupos de la iniciativa privada se unieron a esta falange. También dueños de fundaciones que por un peso dado ofertan cuatro y la ingeniería fiscal los colma de bendiciones hacendarias. Si bien las redes tienen aristas y son una cabeza que se muerde la cola, es una herramienta también utilizada para denostar y con desahogos solitarios, insertar información irreal sin estar verificada.
Hasta este momento, el gobierno no se ha querido dar cuenta del beneficio tan grande que causaron videos tragicómicos desviando despensas o montando un capitulo telenovelero supuestamente entregando cajas vacías con el logo del DIF, o el mito urbano de ‘Frida Sofía’. Esas imágenes le han dado la vuelta a México y al mundo global. Mis amigos de Francia, España, Alemania y Australia me preguntan si es verdad.
Y en la carretera virtual los jóvenes la llevan de gane. Ni el mismo gobierno ha podido cooptar toda la información y las redes subterráneas que han surgido. Ni las que intentan instaurar un estado conspirativo desde la comodidad de una computadora oficial y los miles de bots que han soltado. El pánico es un arma de doble filo y los mexicanos vivimos un sobresalto convertido en respuesta, desahogo, rebeldía y agarrar al toro por los cuernos ante la apatía e ineficacia de los gobiernos. Violencia, asaltos, huracanes, una clase política ciega, sorda, convenenciera, rapaz, y un terremoto que nos cambió otra vez la vida como en el 85 y sacó a flote la bazofia en que se mueve la vida política y lo mejor de los mexicanos, ante la nula capacidad de respuesta del gobierno. Son una mecha encendida, muchas construcciones que colapsaron por la corrupción reinante en todo tipo de edificaciones pagadas con nuestros impuestos o privadas construidas por inmobiliarias fantasmas con materiales de tercera.
La gente lo sabe. El daño está hecho. Sería por demás calibrar que las aportaciones de los partidos políticos unas en menor escala o del que más dinero recibe, son directamente para la reconstrucción, lo que urge es transparentar no solo la entrega de prerrogativas, sino garantizar que los dineros para la reconstrucción no se conviertan en botín de unos cuantos
El impacto de acciones comunes en otros momentos en que se hurtaban despensas y se escondían para ser usadas facciosamente en elecciones cercanas. No es nada nuevo, pero en el 85, por ejemplo, no existía la impresionante fuerza de las redes sociales, con todos sus asegunes. La viralización en tiempo real impactó severamente en la sociedad informada. El toque de cornetas dado en una escuela donde murieron por negligencia de los dueños del colegio 19 niños y siete adultos según reporte oficial.
El complot mediático montado por la Marina y Televisa, ha sacado lo peor de un estado contaminado por la banalización, el montaje patrañero y el desvío de la atención, ya no solo de recursos, a empresas inexistentes y la estafa maestra es un eje en que se ha mantenido la cuarteada clase política de México cubierta de escombros y manchas de sangre y a la que el año próximo le cobraran la factura.
Por eso repito que nombres, siglas, acciones aberrantes en estos momentos, salen sobrando y no. ¿Le alcanzará al gobierno de la República los aproximadamente 5 mil 500 millones para la reconstrucción solo de Oaxaca y Morelos? Las mismas empresas amigas serán encargadas de la reconstrucción y donde había casas tradicionales? ¿Pondrán cajas de cartón que al primer soplo del Lobo Feroz de desmoronan?
¿Esta experiencia logrará que los relojes apunten hacia otra parte, como lo sugirió Ángel Rama en uno de sus maravillosos ensayos sobre el ser de lo latinoamericano?
Porque de lo contrario la revolución que viene ya está tocando a la puerta del México profundo, y no del México imaginario, que es el único que conocen los que atentan contra la nación a costa de su propio derrumbe sin necesidad de un terremoto marca diablo como el del 19 de septiembre.