* Para que no olviden las ayotzingaderas
Felipe Victoria
Aunque en estos días sobra de que preocuparse y ocuparse a los mexicanos sobrevivientes de varios estados afectados por un huracán y temblores, los ecos de ciertos casos relacionados con la política no pueden soslayarse ni echarse al olvido.
En el estado de Guerrero que gobierna Héctor Antonio Astudillo Flores estamos inquietos esperando nuevas “ayotzingaderas” este martes 26 de septiembre, pues se cumplirán tres años de la cadena de estupideces en que las autoridades responsables andaban distraídas en “la parrándula” o “de bailongo”, como dijo José Luis Abarca Velázquez, el consorte de María de los Ángeles Pineda Villa, cuando le cayeron los demonios sueltos encapuchados a “botear” y sabotear un evento en que la bella dama se destaparía para la alcaldía de 2015-2018.
Aunque Iguala es territorio prohibido para los “ayotzinapos” ligados al cartel de ‘Los Rojos’ asentados en Tixtla y acérrimos enemigos de los ‘Guerreros Unidos’, utilizaron normalistas de carne de cañón esa noche para infiltrar con ellos a 17 sicarios que pretendían aprovechar el barullo para eliminar a los jefes lacrosos de la plaza.
Que se robaran autobuses esa noche de viernes no era problema pues eso tan cotidiano se convirtió en costumbrita ilegal consentida; lo grave fue que se apoderaron de un camión cargado de drogas ese día supuestamente, según informantes de la DEA, de 35 kilos y medio de heroína, con un valor estratosférico.
Por eso a costa de lo que fuera, patrones de la región ordenaron escarmentar a los vándalos ladrones; pero lo que más les afectó y dolió, fue que trascendiera el ingenioso sistema de fletar drogas de Iguala a Chicago en autobuses de pasajeros, maniobra ampliamente investigada por la DEA y conocida por la PGR, que disimulaba a cambio de puntuales cuotas de los Beltrán Leyva, patrones de los Abarca Pineda.
Todo un secreto a voces en ese municipio, escurridero de la heroína de Tierra Caliente, desde donde se redistribuye hacia el extranjero desde hace muchos años haciendo algunos millonarios que se tapan con joyerías modestas, pero igual exportan e hicieron famoso el oro regional y les va bien.
Aquella noche infame del 26 de septiembre de 2014 los encargados del control de la prensa en el municipio y el estado se atarugaron y la noticia trascendió fronteras.
Tontamente organizaron la búsqueda, inútil de antemano, de los 43 escarmentados cuyos restos o cenizas fueron desechados para siempre, pero montaron un ridículo parapeto comisionando burócratas a buscar casa por casa a los desaparecidos y ofrecieron recompensas, con lo que despertaron la codicia y los padres de los estudiantes no aceptaron la raquítica indemnización de cien mil pesos por cada uno.
Había que entretener al mundo en encontrar a las víctimas vivas para que nadie tocara el punto de veras importante para las mafias amapoleras: el enorme tráfico de opiáceos de Guerrero hacia los USA, que por la guerra en Afganistán requerían se les surtiera más del doble, pero además la exigían de mejor calidad, pues la “black tear” estaba provocando muertes entre los adictos de los USA como reclamó Barack Obama.
Atando cabos, en 2014 fueron 43 vándalos, que según la numerología esotérica dice que 17 campesinos de 1995 en Aguas Blancas por dos son 34, que al revés da 43. ¡Uyyy!
A tres años ya el reborujo fantástico sigue y ninguna verdad parcial convence a nadie, menos la “histórica” de Jesús Murillo Karam, aunque resulte la más lógica y sea la “legal” por constar en actuaciones.
El chiste para los anarquistas es seguir lucrando con la desgracia en favor del imparable tráfico de enervantes protegido desde las alturas por personajes innombrables, mueran cuantos mueran o caigan hasta gobernadores.
Si ya quemaron hasta instalaciones del Tribunal Superior de Justicia en Iguala en 2016, ¿qué otras ayotzingaderas ocurrirán el martes 26 mientras las autoridades omiten el deber de imponer el orden y la paz mediante la fuerza pública si salen a hacer de las suyas los normalistas otra vez?
¿Por qué tanto miedo para aplicar las leyes sin miramientos? Eso de la tal “prudencia política” les está saliendo contraproducente y si la vara les quedó muy alta, más valdría que se alejen del peligro de cumplir su deber.
Los normalistas de Ayotzinapa son temibles y le están llenando el buche de piedritas a la población dondequiera. ¿A poco no se cuenta con policías bien entrenados que fueran capaces de capturarlos in fraganti y tumbarles la capucha para saber quiénes son y someterlos a proceso penal?
Si la defensa oficial y no gubernamental de los derechos humanos es lo que inhibe la energía legal de la fuerza pública para someterlos, entonces el recurso legal existente se llama suspensión de garantías.
Más valdría que se decidan para poder restablecer el orden y la paz, antes que la ciudadanía indignada y agraviada vaya a tomar la justicia en sus manos, como ya lo planean grupos empresariales que se cansan de esperar y escuchar promesas huecas.
Perplejos de ver cómo está tronando la nociva partidocracia para quitarles dinero y aplicarlo a la reconstrucción necesaria de muchas partes.
Total, si quieren estar en la política que los partidos se mantengan de las cuotas de sus afiliados. No más zánganos vividores.