¿La misma chandera?

 

Felipe Victoria

 

Necesario de vez en cuando desempolvarnos del aldeanismo que omite conocer cómo miran las cosas desde otras partes el país; el querido Guerrero no es el ombligo del universo ni de México…

Los males que nos aquejan no son exclusivos sino generalizados porque las riendas nacionales las perdieron hace tiempo, entretenidos en el voraz afán de lucro que caracteriza a la actual burocracia de la aristocracia, que compite a ver en donde son mejores saqueadores y más impunes.

Encontré en Excélsior la columna “La estación” de Gerardo Galarza, que les participo entre comillas:

“El regreso del “dedazo”.20 de Agosto de 2017”

“La piedra angular del sistema presidencialista mexicano fue la facultad metalegal del Presidente de la República de designar a su sucesor. El popularmente llamado “dedazo”.

“No se mueve ninguna hoja de la política, si no es por la voluntad del Señor Presidente” (con mayúsculas, por supuesto) fue la frase que resumió el poder absoluto de los presidentes mexicanos hasta antes de julio del año 2000, cuando los electores decidieron que el candidato del PRI, el del Presidente saliente, no fuera el nuevo Presidente.”

“Pero el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sus militantes no iban a aceptar perder el poder tan fácilmente. Han sido muy hábiles y muy habilidosos, y hoy saben que nuevamente el Presidente de la República tiene el control absoluto del partido y, por lo tanto, de la designación de su candidato a la Presidencia de la República. Así fue, así será nuevamente”

“Enrique Peña Nieto es el único priista que ha sido candidato presidencial y Presidente de la República sin haber sido designado por su antecesor. Su candidatura fue producto de un pacto entre los gobernadores priistas que en 2011 eran parte de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago)”

“La experiencia les dijo a los gobernadores priistas de entonces que necesitaban de la unidad partidista que antes les daba el dedo presidencial; pragmáticos, decidieron impulsar e imponer a su partido una candidatura pactada entre ellos, en ausencia del “dedazo”.

“Peña Nieto era gobernador del Estado de México; otro gobernador de ese tiempo que sigue en la primera línea de la política nacional se llama Miguel Ángel Osorio Chong, de Hidalgo y actual secretario de Gobernación. Ellos y todos los demás gobernadores (convertidos en “presidentitos” estatales durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón, a quienes políticamente no les debían nada ni tenían por qué seguir eso que ellos conocen muy bien como “la línea”) recobraron en la Conago lo que llamaban la “disciplina partidista”.

“Apostaron a la disciplina, a la unidad y a la estructura partidista para recuperar la Presidencia de la República y lo consiguieron. Aprendieron la lección y hoy la vuelven a poner en práctica. Saben que el control del PRI lo tiene el Presidente de la República, su jefe nato como lo llamaban antes, y será él quien tenga la decisión final”

“Hoy, a diferencia del tiempo del absolutismo presidencial, el candidato del PRI tiene que pasar la prueba de las urnas y no necesariamente ganará la Presidencia de la República. Hoy, sea como sea, hay competencia electoral y así lo demuestran las tres más recientes elecciones presidenciales. La de 2018 será similar”

“Entonces, los priistas apostarán a la unidad interna y a la estructura partidista que, pese a quien le pese, sigue siendo la mayor y más afinada del país. Su reciente asamblea nacional es muestra contundente de ello y parece que la oposición, toda, no se dio cuenta de ese potencial o quedó pasmada frente a él. Las presuntas rebeliones y exigencias internas quedaron absolutamente sofocadas… como antes. Los priistas de hoy, como los de antes, incluso los que se dicen opositores, saben quién reparte los cargos”

“Además, en el proceso electoral del próximo año el PRI tendrá a su disposición la fuerza política y los recursos —al viejo estilo, con métodos “modernos”— de al menos 15 gobiernos estatales que se sumarán como antes a la “cargada”.

“¿Quién será el candidato? Es pronto para especular. Es probable que su nombre sea el último en conocerse. El PRI podrá esperar a conocer el nombre del candidato del frente electoral que buscan el PAN y el PRD o el de los candidatos de estos partidos y cómo afectará o beneficiará cualquiera de esas decisiones al candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador”

“Con o sin frente opositor, el Presidente de la República seguramente escogerá como candidato al que más convenga a la victoria de su partido que, de producirse, será también personal. El presidente Peña Nieto ya ha mostrado ese pragmatismo, inclusive en decisiones electorales. Hace seis años, como gobernador del Estado de México (recuérdese que el Presidente de la República era panista), escogió contra los pronósticos a Eruviel Ávila como candidato a la gubernatura de la entidad, por sobre Alfredo del Mazo, y ganó. Para las recientes elecciones estatales, y contra lo esperado, ya como Presidente de la República, optó por él, en apariencia, desahuciado Alfredo del Mazo y ganó”

“Seguramente, frente a la elección presidencial, Peña Nieto actuará con el mismo pragmatismo y sus correligionarios aceptarán el regreso del “dedazo” (y su consecuente “tapado”) como medio para lograr la unidad partidista y un probable triunfo en las urnas”.