Alejandro Mendoza
Chilpancingo necesita realmente atención urgente en todas las áreas. Más allá de cuestiones políticas o intereses meramente personalistas, la realidad de la Capital, pareciera, es de completo abandono.
No se trata sólo de echar culpas o reconocer acciones de gobierno, no es el caso. Tampoco se trata de una opinión con fines políticos o sólo con la intención de golpear mediáticamente. Ni tampoco se trata de evaluar la gestión del actual presidente municipal.
La percepción de amplios sectores de la ciudad y de todos los partidos políticos y de gente apartidista coincide en que la Capital del estado nunca había tenido tal desatención e ineficiencia en los servicios públicos y la atención a las diferentes problemáticas que se van presentando.
La problemática de la basura es terrible. Chilpancingo como nunca antes a la vista de visitantes y de capitalinos parece una ciudad sucia e inundada por la basura. En pleno centro pueden observarse los montones de basura en cada esquina.
Y el caso de la muerte del joven Fernando Alcaraz de 22 años de edad, vecino del barrio de San Mateo, quien cayó de su motoneta en un pozo ‘sin señalamientos’ en la obscura avenida Gobernadores de esta ciudad capital, entre las colonias Jacarandas y El Tomatal, que se encuentra frente a una gasolinera en construcción, el pasado 24 de abril, da cuenta de la negligencia y desidia reinante. Días después taparon el pozo.
La falta de alumbrado público es evidente en gran parte de la ciudad. De igual manera los asaltos a plena luz día y en pleno centro.
Frente al Mercado Baltazar R. Leyva Mancilla la fuga de aguas negras desde hace varios días es un peligroso foco de infección. Incluso la obra aún inconclusa provocó que en días pasados un joven cayera en el hoyo con aguas negras y casi se ahoga.
Y así podemos enumerar terribles deficiencias en el área de la salud, seguridad, desarrollo social y rural, calles en pésimo estado y más. Pero también queda claro que los males que padece la Capital no son responsabilidad plena del actual gobierno municipal, sino una herencia acumulada a lo largo de varios trienios.
Desde luego que podemos argumentar que el presupuesto del ayuntamiento no alcanza para atender toda la problemática y dar una solución efectiva y eficiente.
Lo complejo de la problemática de Chilpancingo se agrava con el crecimiento anárquico de la ciudad ante la falta de un verdadero Plan Director de Desarrollo Urbano. Ha sido así por décadas y hoy esta situación está pasando la factura.
Lo que enfrenta la Capital le pudo haber reventado a cualquiera que hubiera sido presidente municipal. No es consecuencia sólo de quien ostenta hoy el cargo y su forma de ejercer el gobierno.
Sin restar importancia a la responsabilidad que pueda tener la autoridad municipal, es verdaderamente urgente una gran unidad y un esfuerzo colectivo para sacar adelante a Chilpancingo. Igual y quizá se han hecho esfuerzos, pero la realidad es que estos no han sido insuficientes, a la vista están los resultados.
Lo más irresponsable e inadmisible sería utilizar la situación que atraviesa la Capital para sacar provecho político o personal. No creo en ese ejercicio de la política y ni en esa conducta social.
Sin embargo, hace falta una gran voluntad de quien ostenta el gobierno municipal para hacer una amplia convocatoria en beneficio de un mejor escenario para Chilpancingo. Se necesita del verdadero apoyo del gobierno estatal y del gobierno federal, pero sobre todo se necesita del apoyo de los amplios sectores de la sociedad. Nadie podría sólo desde el gobierno municipal mejorar la Capital.
Y es que si a lo anterior se le suma la frivolidad, la mezquindad, la perversidad, la avaricia, el fuego amigo, la indolencia, la corrupción, el egoísmo, los egos, los intereses políticos, los pleitos políticos, los intereses económicos, y todos los demás males conocidos, desde luego que erosionan y destruyen toda buena intención de hacer un gobierno a la altura de las circunstancias. Y más si quien gobierna se aleja de la gente y es inducido a gobernar por medio de la ceguera, la sordera, la soberbia y la altivez.
Estoy convencido al igual que miles de capitalinos que Chilpancingo merece otro destino. La misma historia lo demanda.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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