* Insistió en la vía del diálogo entre autoridades y grupos criminales para lograr la paz, pero consideró que si no existe voluntad por parte de los tres niveles de gobierno, “entonces que detengan a los delincuentes”

 

 

Alondra García

 

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, reveló que en determinadas comunidades de las regiones Sierra y Tierra Caliente los sacerdotes son amenazados por la delincuencia organizada.

En entrevista, el prelado católico comentó que hay zonas controladas por la delincuencia organizada a las que no pueden entrar ni los sacerdotes ni los maestros.

“Los problemas (de violencia e inseguridad) siguen sucediendo. Yo acabo de sacar a un sacerdote que estaba cerca de Arcelia, ya no aguantó la presión de los grupos de la delincuencia y lo tuve que sacar últimamente”, comentó.

Rangel Mendoza insistió en que “el padre ya no aguantaba la presión”, la cual, dijo, era ejercida por diferentes grupos delictivos.

“Ustedes ya saben quiénes son, que El Pez, que Los Tequileros. Pero también estaban siendo atacados por los grupos (criminales) del Estado de México”, reveló el obispo.

Informó que tras la salida del sacerdote, nombró a otro para que se hiciera cargo de la iglesia en esa comunidad. Sin embargo, se negó a revelar el nombre del lugar y del cura amenazado.

Rangel Mendoza comentó que también existen problemas para evangelizar en la sierra, principalmente en las comunidades Campo Morado y Pueblo Viejo.

“En Pueblo Viejo hay un problema. Se explica lo que sucedió en ese lugar, pero desgraciadamente no pueden entrar los sacerdotes y no pueden entrar ni los maestros a hacer la clausura de la escuela. El problema es la delincuencia organizada”, expuso.

Recordó el caso del sacerdote católico John Ssenyondo, de origen ugandés, quien en 2009 llegó a Chilapa como parte de los Misioneros Combonianos Corazón de Jesús.

Ssenyondo fue secuestrado por un comando armado, torturado y asesinado. Sus restos se encontraron en una fosa clandestina en la localidad de Ocotitlán, el 14 de noviembre de 2014.

Varios de sus feligreses revelaron que el sacerdote ugandés se negó a pagar cuota al cártel de Los Rojos y a bautizar al hijo de un narcotraficante porque sus padrinos no estaban casados. También comentaron que Ssenyondo, preocupado por la violencia, inseguridad y constantes homicidios, los convocó a conformar un grupo de autodefensa.

Al respecto, el obispo Salvador Rangel Mendoza reveló que aunque el caso “todavía se está investigando” por la Fiscalía General del Estado, “ya está bien identificado el grupo delincuencial que lo mandó asesinar e incluso el asesino material ya está en la cárcel”.

Asimismo, señaló que en la región Tierra Caliente ya son tres sacerdotes católicos asesinados en el contexto de violencia del crimen organizado.

“Desgraciadamente seguimos torturados por la violencia, continúan los asesinatos, continúa la inseguridad. Por todos lados, Chilpancingo, Chilapa, allá en la sierra, en Chichihualco, Acapulco, Zihuatanejo, desgraciadamente está pasando esto”, expresó.

Por ello, volvió a convocar a las autoridades a “trabajar por la paz” a través del diálogo con los delincuentes.

“Yo le pediría a las autoridades del más alto nivel que pongan cuidado a lo que está pasando en Guerrero, porque desgraciadamente cada día se va degenerando más la sociedad”, sentenció.

Incluso consideró que en Guerrero las autoridades fueron rebasadas por la delincuencia, ya que los municipios de Chilpancingo y Chilapa encabezan los índices de criminalidad a nivel nacional.

Si bien el obispo insistió en la vía del diálogo entre autoridades y grupos criminales para lograr la paz, consideró que si no existe voluntad por parte de los tres niveles de gobierno, entonces detenga a los delincuentes.

“Hay que buscar la solución. Si oficialmente no quieren dialogar con ellos (…), hay un origen, si está detectado de dónde nos está llegando el mal, sería cosa de cerrarle la llave por ahí”, expuso.

Rangel Mendoza insistió en que “por más soldados que metan, por más fuerzas de seguridad, mientras no paren la fuente del mal, la violencia va a continuar”.

“Cuando un coyote se está comiendo las gallinas, pues mientras no agarren al coyote se van a seguir desapareciendo las gallinas”, ejemplificó el prelado católico.

Respecto a lo ocurrido en Chichihualco, donde los habitantes exigieron el retiro de la Policía Federal, el obispo aseveró que el ingreso de dicha corporación fue “una táctica más del gobierno”.

“Te llegan a las dos de la mañana, a las tres de la mañana, empiezan a meterse a los hogares sin ninguna orden, yo no sé si tenían una orden judicial para todo el pueblo, pero no creo que la ley sea así. Empezaron a meterse  las comunidades a las tres de la mañana y yo creo que esto no es justo. Fue una reacción de la gente el dejar encerrada a la Policía Federal, porque creo que no era justo lo que estaban haciendo”, comentó.