La Tiranía de los celulares

 

Felipe Victoria

 

La Radio y la Televisión en su calidad de medios de comunicación le terminaron comiendo el mandado a los periódicos y las revistas impresas, me choca decirles así refiriéndome a que estén plasmados con tintas sobre papel.

A la de a fuerza dejaron que se acostumbre llamarle también así a publicaciones cibernéticas o sitios digitales. La circulación y venta de ejemplares se reduce cada día, los editores de periódicos y revistas grandes cometieron el error de meterse desbocados al Internet dando a conocer de gratis sus contenidos del día, la semana o mes.

Allá por 1987 cuando tuve mi noticiario “Diario del Aire” en Radio ABC Internacional con Paty Flores Osuna, nuestro lema era “escuche hoy lo que leerá mañana”.

En todas las cabinas de radio había periódicos a disposición de los locutores o ellos mismos los compraban…En cuanto se popularizó el Internet, la gente encontró maravillada que en su PC podía checar la información periodística y obviamente bajaron las ventas.

La puntilla fue cuando la telefonía celular estrenó aplicaciones para meterse al Internet y entonces los que aun compraban ejemplares de diarios dejaron de hacerlo, hasta poner ahora a los medios impresos en condiciones de incosteabilidad, sujetos a convenios publicitarios con los gobiernos para poder subsistir allanándose a ciertas condiciones parecidas a una censura previa, en una desagradable especie de guerra fría a la que se acomoda perfecto aquello que alguna vez dijo el presidente José López Portillo: ”no pago para que me peguen”, parecido a cuando les dejaban de fiar el papel y la tinta para frenar críticas, pero lo aguerrido del periodismo aún no se pierde del todo…

De atemperar a la radio y la TV se encarga Comunicaciones y Transportes y son conocidos casos de los llamados “switchazos” interrumpiendo la señal, o forzando a las plantas transmisoras a prescindir de los servicios de comunicadores, por más populares que sean…pregúntenle a Gutiérrez Vivó o a Carmen Aristegui por ejemplo.

En fin, donde no le han atinado las autoridades que no aceptan críticas y menos ataques u hasta ofensas, es a impedir que a través del Internet en las redes impere el clandestinaje; ni siquiera les ha caído el veinte de obligar a que cibernautas acrediten su identidad auténtica y abundan los seudónimos y alias de mala leche, fabricantes de mentiras…

En fin, mal panorama para los medios en proceso de quiebra rotunda y peor para los comunicadores en todos sus géneros y especialidades, a otra cosa mariposa…

De chamacos, a quienes andamos ya en la sexta y gloriosa década de existencia, nos entretenía los domingos al anochecer el Teatro Fantástico de Enrique Alonso, Cachirulo, y su magnífico cuadro de actores, para escenificar cuentos clásicos, de blanca ingenuidad pero con moraleja, patrocinados por el chocolate chocolate expressss…

Más noche mirábamos y disfrutábamos con nuestros padres el programa en serio de sarcasmo político “Chucherías”, con los inolvidables comediantes Héctor Lechuga, Chucho Salinas y Leonorilda Ochoa como estelares y Jorge Labardini como presentador de parte de Herdez.

Para aquellos tiempos en que la libertad de expresión estaba muy condicionada, resultaba muy atrevido recurrir a la sátira política, pero la TV cumplía con su deber de divertir, entretener y formar opinión; alguien debía demostrar con ingenio que los mexicanos no estábamos sordos ni idiotas y que sí nos dábamos cuenta de todo…

A no dudarlo recordarán muchos los magníficos “peluches” creados por el gran humorista Marco Antonio Flota Quijano para el noticiario Hechos de TV Azteca , el programa ¿Qué nos pasa? de Héctor Suárez  y “Puro loco” de Méndez y después la gran serie de Televisa, “El privilegio de mandar”, que fulminaron en cuanto Felipe Calderón asumió el poder en 2006, porque les pusieron una revolcada de parodia a todos los contrincantes por la presidencia “de una simple colonia”…

Se están tardando ahora en realizar otra serie similar para lo que viene en 2008; pero parece que el miedo se apoderó de guionistas, argumentistas, actores y productores porque en este país la verdadera libertad de expresión es casi difunta, excepto para costosas narcoteleseries nada educativas, o venganzas entre actrices como en “La Ingobernable” de Kate del Castillo, pero algunas producciones pudieran ser negocio de traficantes que encontraron una mina de oro en hacerse famosos como patrones del mal…

Necesitaríamos decentemente producir series sobre nuestra rica historia de México en distintas etapas, pero a la cultura parece que le dieron sepultura…

No es enojo pero si desencanto, preocupación por lo que se nos viene en México si no nos ponemos todos las pilas a tiempo e impedimos más embustes con la justicia y tolerancia a la corrupción de la aristocracia de la burocracia…como en el jelengue que se traen con el archimillonario Duarte al que le acomodaron las cosas para que pronto la libre, todo un genial nuevo Teatro Fantástico  en versión Cachirulo para adultos….

La telecracia por tv y la telefonía celular son las que manejan los hilos y mecen las cunas…pero hasta les condonan millonadas en impuestos, no así a los medios impresos que parece quieren desaparecer porque entre el pueblo de a pie menos lea es mejor para las tiranías…