¿Quo Vadis mexicanos y guerrerenses?

 

Felipe Victoria

 

Falta un año para que, Dios mediante, se celebren elecciones presidenciales otra vez en México y al saliente mandatario Enrique Peña Nieto le habrá tocado alternar o coincidir con por lo menos tres personajes que han sido gobernadores de Guerrero: Ángel Heladio Aguirre Rivero, Rogelio Salvador Ortega Martínez y Héctor Antonio Astudillo Flores.

Cuentan que lleva más de treinta y tantas veces que visita la entidad en plan de trabajo, normalmente para echar a andar o estrenar obras públicas, pero también a recordar a las autoridades municipales y estatales que no deben llevársela de a muertito en materia de “Seguridad Pública”, echándole el paquete a la Federación.

Nunca podrá la ayer tan festejada Policía Federal dependiente de la Secretaría de Gobernación, que aun encabeza Miguel Ángel Osorio Chong, ahora con René Juárez Cisneros a un lado,  hacer lo que en primera e inmediata instancia le corresponde a las policías municipales y estatal, que por angas o por mangas se volvieron ineficaces y altamente desconfiables, aparentemente controladas por las mañas a quienes se someten los uniformados.

Desde cualquier punto en las calles y caminos, o hasta el seno mismo de las prisiones, como bien se vio la madrugada del 6 de julio en el Cereso de Las Cruces, en Acapulco, los grupos delincuenciales hacen lo que les viene en gana sin que les marquen el alto y los colombianizados grupos armados de dizque autodefensa en manos de caudillos de mentalidad guerrillera, sólo son un dolor de cabeza y fuente de problemas frecuentes para el gobierno de Héctor Antonio Astudillo Flores, con eco para Los Pinos.

¿Cuánto poder fáctico no tendrán entonces el padrino o los padrinos de Bruno Plácido Valerio y compinches con miles de individuos armados y rebeldes?

Esas “seudo policías patito” se transformaron en pocos años en una amenaza latente para la gobernabilidad y aunque no quieran que se diga, también imponen cuotas a poblaciones enteras para dizque protegerlas de las mañas; pero su función verdadera es el control del trasiego de drogas en el estado, exigiendo que fueran retirados los retenes de marinos, soldados y policías federales. Toda una Colombia de los tiempos de las FARC y su patrón Pablo Escobar.

Las Fuerzas Armadas prácticamente se niegan a intervenir como sería tácticamente debido, mientras su Comandante Supremo no lo ordene por escrito, pero condescendientes a políticas tibias participan en los desfiles de presencia disuasiva sin hacerla de policías civiles, mientras no se regule eso que llaman “seguridad interior”.

Así las cosas, el fenómeno de la indefensión popular y de la impunidad de la delincuencia crecen en la garras del narco al menudeo, como es inocultable en Chilpancingo, Acapulco, Zihuatanejo y otras partes guerrerenses.

¿Qué está sucediendo con los servicios estatales de “inteligencia” que pareciera no le informan de todo al gobernador Astudillo, tan ocupado en muchos otros menesteres?

Ese problema no es privativo de Guerrero; en Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Puebla, Morelos y el Estado de México se respiran aires de la narcoinsurgencia desde hace tiempo y parece que en lo que resta del sexenio peñanietista no intentarán sofocar las llamas que siguen creciendo, lo que nos hace temer graves consecuencias para el 2018 antes de las elecciones… si las hay.

Pero no es solamente esta región sureña del país la que anda de cabeza;  al norte y del lado del Pacífico, la violencia resurge y del lado del Golfo arden Tamaulipas y Veracruz, ni qué decir del caribeño Quintana Roo.

Los ciclos de la historia como tales, siempre se cierran tarde que temprano; si los errores se repiten, las consecuencias con mayor razón. En México se marcan 1810, 1910 y entonces casi llevamos un retraso de siete años para el estallido social generalizado que sin decirlo abiertamente, auspicia el mesiánico tabasqueño obsesionado con ser presidente, cueste lo que cueste y a como sea.

¿Ha reflexionado usted en el México que dejará Peña Nieto el año próximo?, ¿calcula cómo estarán en Guerrero las aguas turbias para el 27 de octubre, al cabo del segundo aniversario de Héctor Astudillo al mando?

Serenos morenos, muy importante cerrar filas y apoyarlo.

-¡Tilín, tilín!

-Maestra Pizarrina del Gis y Abaco, ¿a usted le gustan estos cursos de verano para regularizarnos?

-Yo preferiría disfrutar completitas mis vacaciones, pero como siempre perdemos tantos días de clases, apenas y así se nivelan los que inscriben sus papis.

-Oiga profesora, pero los que nos atenemos a la educación oficial no somos de buenos recursos.

-Pues ni modo, pero no les da por estudiar por su parte.

-Pero el que aprendamos bien y más es responsabilidad de ustedes, por eso les pagan.

-Las broncas sindicales y protestas contra reformas son primero chamaquitos.

-¿No les da vergüenza?

-¿Qué es eso chamacos?

-Así no se puede dialogar teacher, puro autoritarismo de su parte.

-No repelen, de tarea me van a hacer un análisis de los ciclos históricos de México en 1810, 1910 y 2010.

-Ejele que todavía no estalla la nueva revolución del Peje, teacher.

-Pues no quieren que se mencione, pero ya casi en unos meses.

-¿Comenzaría por territorio guerrerense?

-¡Shhh… cábrense cayones!, ni Dios quiera.