FEDERICO SARIÑANA

 

“Es como vivir en un spot”, definía un comunicador. De pronto, en las pantallas gigantes, enfoque al rostro del presidente Enrique Peña Nieto y zas… ¡Un guiño estilo Hollywood que enloqueció a la mayoría de los presentes!

Parecía un mitin priista… Era la inauguración del #Macrotúnel de Acapulco. Inversión de 3 mil millones de pesos. El evento tenía que ser proporcional.

Selfies, abrazos, saludos, sonrisas, sudores, gritos, empujones y porras, en medio de un numeroso equipo de seguridad, fue el camino de Peña durante más de 30 minutos hacia el presídium.

En algún momento parecía que había más guaruras presidenciales que invitados.

–Gobernador… Gobernador… ¡Héctor, ven! Llamó el presidente a un Astudillo Flores que mantenía prudente distancia. Le puso el brazo izquierdo sobre el hombro y tomó una selfie más.

Astudillo le correspondió en su discurso: agradeció las 32 visitas a Guerrero y el respaldo en obras y proyectos.

“Aquí hay un pueblo solidario que reconoce su obra de gobierno”, le dijo.

Antes, el retraso de más de una hora y el calor, tenían al borde de la desesperación a muchos. Menos a los de presídium. Ellos escuchaban atentamente a El Ingeniero.

“Seguramente algo les está vendiendo el cabrón de Carlos Slim ¡Mira como los tiene!”, apuntó un delegado federal.

Quizá les intentaba vender un pase anual para su Macrotúnel. Sí, él patrocinó parte de la obra.

Estaban todos, o casi todos. Unos en mejor lugar que otros. Manuel Añorve en primera fila. Platicaba con José Calzada y Gerardo Ruiz Esparza, secretarios de Agricultura y Comunicaciones y Transportes. Alguna travesura le contaba al diputado Héctor Vicario, quien se esforzaba con contener la risa.

En la primera fila del VIP, también Rubén Figueroa Alcocer y Efrén Leyva Acevedo, quien negó incorporarse al gabinete estatal tras su renuncia como Cónsul en Albuquerque, en Nuevo México.

“Nooooo. Hay algo a nivel federal”, deslizó el llamado Charro de San Mateo.

David Guzmán, secretario de Planeación estatal, quedó en medio de Efrén y Marco Leyva.

–Selfie, selfie. Organizó ‘El 80’.

–El pie de foto puede ser: Los tres Leyva, sugirió un reportero.

–¡Ora! No chingues. Respondió chilpancingueñamente con cara de asombro el que no ha gobernado la capital.

Evodio Velázquez, alcalde de Acapulco, fue ubicado en el presídium… pero en tercera fila y a un espacio de la orilla.

“Hasta El Costeño (el comediante Javier Carranza) tuvo mejor lugar: primera fila y junto a Slim. A Evo casi le toca una comisaría”, resumió con sorna el mismo delegado federal.

–Qué sus patrones sigan pegándole al gobierno federal… Explicó un añorvista.

Peña devolvió las flores a Astudillo, quien ahora ocupa el espacio que algún día fue de Ángel Aguirre Rivero, como el guerrerense más cercano al heredero de Atlacomulco.

Peña sudaba como pocas veces. No era por la situación del país, de Guerrero o de Acapulco, sino por el calor infernal en la boca del #Macrotúnel.

Felicitaciones del presidente al gobernador por su 59 aniversario.

–¡¿Ya viste, gobernador la fiesta que te organizamos?!

Astudillo respondió con una sonrisa y la palma de su mano en el corazón y después hacia el frente. (Señal priista de aprecio y respeto).

Peña se le acercó a Astudillo y, ya de pie ambos, lo presentó a la multitud.

Porras, gritos y las mañanitas.

Nuevo abrazo.

Peña salió ahora por el área VIP. Las selfies fueron con diputados y funcionarios del gabinete estatal. Hasta dos diputados perredistas se acercaron a saludar al presidente.

Parecía campaña electoral. Promesas. Esperanza.

Como dijo Peña, fue una fiesta. Fue un viaje en un #Macrotúnel… del tiempo.