* ¿Comparecencia o circo romano?

* El sorprendente Fiscal Xavier Olea

* Mejía: El protocolo de ser opositor

 

Jorge VALDEZ

 

De niño mis padres me llevaron al circo “Unión” y al “Atayde”, a ver los leones y tigres amaestrados, que saltaban en medio de aros de fuego y daban zarpazos al domador que los sometía haciendo sonar su látigo. Fue algo inolvidable e imborrable para mí.

Ayer que vi al Fiscal General del Estado, Xavier Ignacio Olea Peláez, comparecer ante diputados integrantes de la Junta de Coordinación Política y comisiones de Justicia y Seguridad Pública, me acordé de aquel domador de fieras que con solo lanzar latigazos sometía a los feroces tigres de Bengala.

Juicio político al Fiscal, fue la primera muestra de hostilidad y ferocidad del diputado Ricardo Mejía Berdeja. Argumento, justificado o no, fue notoriamente reprobado por la mayoría de sus pares. Una exageración, la propuesta desmedida, habrían dicho a lo corto algunos diputados y otras parlamentarias mejor saboreaban los gajos de manzana. Movían las melenas, perdón, las cabezas en señal de desaprobación.

Xavier Olea saboreaba una coca-cola de lata sin azúcar y pedía a gritos salir a estirar las piernas, al baño y… ¡a fumar!

Los asistentes de diputados esperaron los pistaches y cacahuates para entretener el hambre del mediodía… ¡y sin almorzar! El rostro serio, imperturbable de la ometepequense Magdalena Camacho contrastaba con el irónico talante de Ricardo Mejía Berdeja. Ambos del corral anaranjado.

El sorprendente Xavier Olea lanzó un latigazo al aire: dijo que en dos semanas iba a dar a conocer –¡por fin!— la verdad del Caso Armando Chavarría Barrera, su crimen proditorio y las perturbadoras conclusiones investigativas. Lo hizo ante la primera ronda de preguntas incisivas, llenas de ferocidad… y esperó paciente las reacciones.

Desde su lugar, hubo reacomodos violentos, incómodos en sus sillas los perredistas. Hubo quienes reaccionaron no con un brinco al aro encendido con llamas, sino con ojos de incredulidad reflejados en sus rostros. Miradas que intercambiaron con fugaz sensación de estar frente a un jugador empedernido de póquer, que amenaza con una flor imperial o cuatro ases acabar con la partida imaginaria.

Latigazo al aire que despertó la modorra de una comparecencia llena de cifras, estadísticas, acciones y medidas rutinarias en la procuración de justicia.

Xavier Olea era dueño del escenario, de las jaulas donde estaban fieras que esperaban ver domado al domador.

Mejía Berdeja era el más apegado a ese protocolo llamado opositor al régimen gobernante. Su protagonismo era seguido en las pantallas por reporteros que estaban en el vestíbulo. Para ellos hubo café y hasta palomitas, infaltables e insustituibles en toda función de aquellos inolvidables “Atayde Hermanos” y “Circo Unión de los Hermanos Fuentes Gazca”.

El sorprendente Xavier Olea saldría triunfante a darle varias bocanadas al cigarrillo hasta fuera del recinto y encenderle su cigarro a Esteban Valdeolívar, su jefe de prensa. Y vaya que disfrutaba el humo…

Comparecencia salpicada de viejos recuerdos de niñez y de cartabones sobre cómo llevar una sesión, con final feliz del presidente de la comisión de Justicia, el ahora diputado verde Héctor Vicario Castrejón, que lució un saco bastante holgado. “Es que bajé de peso”, apuntó el político orgullo de Chaucingo.

De niño conocí a los tigres blancos de Siberia y a los de Bengala. Me asombré del tamaño enorme de los elefantes y su piel gruesa, arrugada… A mi memoria llegaron recuerdos del circo y vaya que lo disfruté como hace ya muchos años.

Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.

(Recuerde todos los martes de 5 a 7 p.m. Hablemos SIN MEDIAS TINTAS a través del canal 76 de SIGA TV Chilpancingo).