Tierra Colorada
Por Chanssonier
Tierra Colorada tiene aproximadamente más de veinte mil habitantes, de acuerdo a datos del INEGI, con un comercio respetable, pues es la salida natural, o la entrada a la Costa Chica. Existe una carretera que la comunica con Tecoanapa y Ayutla, Cruz Grande y otros pueblos de la región ya señalada. Su comercio se integra principalmente por maíz, frijol, Jamaica, tamarindo, frutas diversas y ganado.
Paradójicamente su mejor compositor, quien le cantó a este bello lugar no era originario de ahí, lo fue de Chilpancingo, por el cariño y por la sangre: José Castañón Reynoso le dedicó a ese territorio:
“Soy nacido en Tierra Colorada/donde todos se nombran de tu/y por eso no me importa nada,/ así somos todos los del sur”, dice una cuarteta de esta popular melodía que hizo famoso a este lugar en todo el país, porque en Yucatán o en Sonora, en Morelos o en Michoacán, alguna vez se ha escuchado esta canción.
Hasta antes de finalizar el siglo XIX este lugar era sólo un caserío disperso, construido en derredor de lo que fue la hacienda de Tierra Colorada, propiedad del general Juan Álvarez, quien la vendió más tarde a don Ignacio Comonfort, quien fue propietario además de las haciendas de Xaltianguis y Buenavista de la Salud.
Poco se habla en la Revolución de este lugar, pero a partir de la construcción de la primera carretera de 1927, su importancia fue en aumento, siendo una de las comisarías principales del municipio de Chilpancingo, que entonces llegaba hasta el linde del Río Papagayo.
Durante los gobiernos de Catalán Calvo y Leyva Mancilla, los habitantes de este lugar pugnaron por hacerlo cabecera municipal, argumentando que llenaba todos los requisitos para ese propósito.
Durante la administración de Leyva Mancilla sólo se creó un municipio el de Canuto Neri, al cual se le dio como cabecera la población de Acapetlahuaya.
Al iniciarse el gobierno de Alejandro Gómez Maganda los coloradenses volvieron a la carga; entonces si sus voces fueron escuchadas, creándose a partir de 1952 el municipio de Juan R. Escudero, dándosele por cabecera precisamente la población de Tierra Colorada. El nombre de aquel líder obrero sacrificado en El Acuatlillo, se le dio porque Gómez Maganda había sido su discípulo, encargándose en las calles del puerto Acapulco, siendo un niño, de repartir el periódico “Regeneración”, editado por este líder vigoroso y valiente.
A partir de entonces esta población ha ido en ascenso desde el punto de vista comercial, aunque por su ubicación no ha podido expandirse lo suficiente por estar encañonada y con cerros que no le permite una planificación adecuada, para la ministración de los principales servicios públicos, los cuales se le otorgan aún de manera deficiente.
El primer presidente municipal del lugar fue Pedro Adame quien se perdió en el laberinto político, pues hizo un gobierno disparejo y de discutible honestidad; le tocó al comerciante Raúl Chida Martínez la construcción del palacio municipal, obra que aún sirve para despachar los asuntos de la comuna.
La puesta en funcionamiento de la Autopista del sol, puso preocupados a los coloradenses, sin embargo, el flujo carretero no ha mermado en demasía, así los restaurantes y otros comercios han sabido salir abantes; sin los turistas foráneos que anteriormente recorrían esa carretera con destino a Acapulco.
Esta población ha querido, por medio de gestiones de sus habitantes, que sea elevada a la categoría o rango de ciudad, tiene un fuerte movimiento comercial; existen bancos e instituciones privadas de crédito, dependencias de gobierno y otros negocios importantes. Ha entrado a la modernidad, hay escuelas y tiene una buena autarquía gubernamental municipal; pero aún no se ha podido obtener dicho rango.
Debido a su traza la iglesia ano está frente al jardín, ni están tampoco las casas consistoriales. La primitiva carretera sigue siendo su calle principal. Desde lejos la población parece dormir bajo un mar de palmeras, signo de que se ha llegado a la zona tropical.