* La sociedad guerrerense actual es un pueblo que anda “como ovejas sin pastor”, dijo ayer el sacerdote en la celebración de Corpus Christi en Chilpancingo
Alondra García
La Iglesia Católica y más de mil feligreses realizaron una misa y una peregrinación con el Santísimo por las calles de Chilpancingo; durante la homilía, el sacerdote reconoció la crisis de violencia que enfrenta Guerrero, de la cual “sólo podremos salir con el auxilio de Dios”.
Como parte de las celebraciones del Corpus Christi, el decanato de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa celebró una misa afuera de la parroquia Santa Cruz, a la que asistieron más de mil creyentes. El sacerdote encargado del sermón hizo un llamado a los feligreses a “llevar la palabra de Cristo por todos los rincones del mundo”.
Aseguró que “la sociedad no estaría como estamos hoy, si hubiera mayor conciencia como Iglesia misionera”, e incluso comparó a los guerrerenses con el pueblo de Israel vagando por el desierto durante 40 años, según relata el libro del Éxodo en la Biblia, en busca de una “construcción de su propia esencia”.
De acuerdo con el sacerdote, Jesús ve en la sociedad guerrerense actual a un pueblo que anda “como ovejas sin pastor”, que tiene hambre “no sólo de pan sino de ideas, de orientación, de auxilio, de guía para caminar por caminos seguros”.
Por ello insistió que, al igual que el pueblo de Israel en el desierto, los guerrerenses “sólo podrán salir adelante con el auxilio de Dios”.
“Debemos ser un pueblo que confía en el Señor, que sabe que tiene un Dios que jamás lo abandona y está cubriendo sus necesidades más importantes”, expresó.
Asimismo, insistió en la necesidad de respetar los 10 mandamientos como la “forma moral de vivir de un pueblo”.
El cura también informó que el Decanato y la Diócesis implementarán “una nueva forma de catequizar”.
El objetivo, dijo, es convertir a los niños en evangelizadores y crear una “Iglesia misionera” que “lleve a todos los confines la palabra de Dios”.
“Si la Iglesia no es misionera, se quedará sola, morirá. Mientras se celebre la misa, mientras nos convirtamos en enviados y llevamos la palabra de Cristo a los demás, la Iglesia vivirá”, aseveró.
Para el sacerdote, “hace falta despertar la conciencia en los bautizados de que son apóstoles, enviados”, por lo que hizo un llamado a convertir los hogares “no sólo en iglesias domésticas, sino en santuarios de vida”.
Añadió que “los niños necesitan ver que sus papás recen más, que tomen la Biblia. La mejor herencia que un padre puede dejar a sus hijos es persignarlos por la mañana y encomendarlos a la Divina Providencia”.
Ante la situación de violencia que se vive en la capital, el sacerdote comentó que “hacen falta santuarios donde se rece y se tenga temor de Dios”.
Asimismo, señaló la importancia de la eucaristía dominical la cual, dijo, “es la presencia viva de Jesucristo” y por lo tanto “no debe ser considerada como un espectáculo, sino como un sacrifico”.
El sacerdote reconoció que “el mundo necesita purificación”, ante la crisis de violencia e inseguridad que se vive hoy en día.
Por ello, insistió en la importancia de la eucaristía: “Cristo ofrece su propia sangre para regresarle al cristiano una nueva vida”. La eucaristía, dijo, “es fuente, cumbre y misión de la vida cristiana”.
Al término de la misa, el Decanato y los feligreses católicos realizaron una peregrinación hasta la Catedral.
Durante el trayecto cantaron canciones de adoración y ondearon banderas blancas y amarillas. En algunas de ellas se leían mensajes “Cristo es el camino para la paz”.