Isidro Bautista

 

A principios de este mes se cumplieron dos años de haberse realizado la elección de gobernador del estado de Guerrero tras una campaña disputada principalmente entre PRD y PRI.

El PRI, con Héctor Astudillo Flores como candidato, pudo hacer una mejor persuasión que el PRD, no obstante de que este último había sido gobierno con Ángel Aguirre Rivero y Rogelio Ortega Martínez.

Independiente de los hechos ocurridos en Iguala a los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, que obligaron a Aguirre a separarse del cargo, Astudillo resultó ser para el PRI su mejor candidato.

A lo largo de su campaña electoral siempre levantó el asunto de la inseguridad como el problema número uno, como el principal reclamo de los guerrerenses, como lo hizo al momento en que rindió la protesta de ley para desempeñar el cargo de gobernador hasta el año 2021.

Y fue congruente con su discurso con un hecho singular: haberse reunido ese mismo de su toma de posesión, el 27 de octubre de 2015, con el gabinete de seguridad del gobierno federal.

Todo hace indicar que quienes confiaron en él con su voto no se equivocaron. Sigue metido hasta donde le permite el ámbito de su competencia en el asunto de la inseguridad, al que no deja de reconocer como el peor problema de este estado, al igual que lo es en el resto del país.

Se ha dicho, cierto, principalmente en el seno del PRD que habría de nombrarse a un comisionado de seguridad para Guerrero, y al extremo, demandado la separación de su cargo.

Ni otro gobernador ni un comisionado podrán acabar con ese lastre del crimen organizado en uno, dos, tres o más años. Astudillo nunca ha estado cruzado de brazos ante ese asunto. Ha dado amplia constancia de ello.

En Michoacán, ni con el comisionado que mandó el presidente Enrique Peña Nieto, ni con los gobernantes que han seguido en los cargos, se ha terminado con la inseguridad. En este mismo momento el PRD es gobierno en aquel estado, y el PRI no ha exigido la renuncia de su gobernador, aunque haya más muertos.

Es obvio que al gobernador guerrerense se le ha atacado por razones políticas.

Habría que abonar como uno de los mejores logros de su gestión el aspecto de la gobernabilidad, a pesar de que al llegar al puesto de elección popular encontró el quebranto financiero de 23 mil millones de pesos.

La magnitud que ha cobrado el cáncer de la delincuencia no ha permitido palpar más abiertamente los compromisos que ha ido cumpliendo en los otros aspectos de su administración.

El mismo Peña Nieto lo ha respaldado en su ejercicio de gobierno. Cuando el PRD era gobierno en Guerrero, particularmente con Ortega Martínez, aquél llegó a decir que había ciertos gobernantes que se la llevaban nadando de a muertito, claro en alusión justamente del universitario metido al cargo de gobernador.

Y este martes en Acapulco hubo una muestra más de ese respaldo: 600 millones de pesos extras vía Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), que seguramente son parte de una estrategia orientada también a revertir la violencia sobre todo en el campo.

“Yo siempre he mencionado que invertir en el campo es sembrar paz”, expresó el propio titular de esa dependencia, José Calzada Rovirosa.

“El gobernador Astudillo Flores tiene un gran aprecio del presidente de la República, porque es gente seria, honesta y comprometida, y bueno, yo estaré aquí prácticamente de tiempo completo, precisamente para bajar apoyos y recursos. Entonces le va ir bien a Guerrero”, añadió, a su regreso a la Ciudad de México. isidro_bautista@hotmail.com