* Salvador Rangel, responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, cuestionó ante feligreses “para qué queremos al Ejército en las calles, para qué los queremos en los retenes y en las ciudades”, si los grupos criminales siguen amenazando a los ciudadanos
* Dijo que las autoridades “saben quiénes son y dónde operan” los delincuentes, y que por eso “uno sospecha que posiblemente haya ciertos compromisos porque siguen operando”
Redacción
Además de lamentar que habitantes de pueblos enteros tengan que abandonar sus hogares por las amenazas de criminales, como ocurrió la semana pasada en Ahuihuiyuco, Tepozcuautla y Tetitlán de la Lima, el obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, criticó la incapacidad de las autoridades, en especial del Ejército, para evitar situaciones como esta.
Durante la homilía que encabezó ayer en la Catedral de Chilapa, donde ayer fueron asesinados un hombre y una mujer en pleno centro, el jerarca católico expresó su solidaridad con las familias desplazadas por las amenazas de los criminales y acusó que esta situación es responsabilidad de las autoridades, porque no detienen a los responsables a pesar de que saben quiénes son y dónde están.
Rangel Mendoza consideró que “las estrategias de seguridad están fallando” y que “falta labor de inteligencia” a las autoridades. “Sabemos que los grupos criminales no son muchos, no pasan de 20 o 30, y el gobierno sabe en dónde están y dónde operan”, dijo ante cientos de feligreses.
Después dirigió su crítica de manera directa contra las fuerzas armadas y cuestionó “para qué queremos al Ejército en las calles, para qué los queremos en los retenes y en las ciudades. Que vayan a esos lugares en donde están atacando a los señores”, reprochó.
Al concluir la misa, el obispo Rangel Mendoza convocó a ser solidarios con las personas desplazadas, “debemos de ser solidarios, todos los católicos debemos ayudarlos, apoyarlos, darle algún alojamiento, comida, trabajo si es posible”.
Reiteró que el desplazamiento forzado de los habitantes de 3 comunidades de Chilapa es simplemente una muestra de lo que está sucediendo en Guerrero y “la corrupción por la que estamos pasando; da pena estas personas que así sean desplazadas, y aquí gran responsabilidad tienen los tres órdenes de gobierno, federal, estatal y municipal, porque han sido desplazadas por el crimen organizado”.
Insistió que “si sabemos que los grupos del crimen no son muchos, no pasan de 20 ni de 30, ellos (las autoridades) saben quiénes son y dónde operan. Ha sido mi insistencia ¿por qué no van directamente a esos lugares, por qué no peinan los lugares?, y es donde uno sospecha que posiblemente haya ciertos compromisos porque siguen operando” los grupos delictivos, concluyó.