* 4 de junio, nada nuevo

 

A la memoria de Manuel Buendía

y los periodistas asesinados en México

 

Isaías Alanís

 

Como fue detallado en la Mirada del 1 de junio, el arrebatado “triunfo” de Alfredo del Mazo contra la candidata de Morena, ya estaba planchado desde hacía meses y es producto de una maquinación del Estado. Fue y es un asunto de Estado, pese a que hasta el próximo miércoles se cerrará el cómputo final.

La maquinaria coordinada por secretarios de Estado se volcó sobre el Estado de México. Los observadores extranjeros han documentado esta votación. La especialista en elecciones Christy Thornton, de la Universidad de Harvard, calificó muy mal las elecciones en el Estado de México. Los observadores internacionales que cubrieron la elección mexiquense “coincidieron en que es descarada la compra de votos y aseguraron que (el pasado domingo 4 de junio) se cometen en estos momentos miles de delitos electorales en todo el estado”. Indicaron que “sobran los delitos electorales, lo que falta son ojos para documentar el cochinero”.

Contra viento y marea sin importar el costo beneficio, Alfredo del Mazo sería ungido al vapor por los medios de comunicación, que incluye a “analistas de terciopelo” merecedores de un chayo galáctico con una pizca de azúcar mexicana entregada a los gringos. Hacen falta contabilizar 864 casillas y descubrir las “inconsistencias” de todo el proceso y la sustitución de 40 mil funcionarios de casilla.

Pese al canto de las sirenas, la fragilidad de Alfredo del Mazo es superlativa, el desplome tricolor fue de casi la mitad de votos obtenidos en elecciones pasadas. Con un millón menos que Eruviel Ávila, se demuestra que la guerra electoral, padre y madre de todas las batallas, la perdieron en Los Pinos. Del Mazo obtuvo un millón 955 mil 347 votos por un millón 786 mil 962 de Gómez Álvarez. El mazazo dado al PRI, ni con aspirinas se quita. ¿Por qué existe una reyerta soterrada en estos momentos entre partidos políticos, analistas y gente de la calle?

Lo que se percibe en el fondo y no en la forma, es que el Estado se ha debilitado.

Y dejó una estela de podredumbre, violación a las normas democráticas, leyes electorales y burla al electorado.

Los comicios mexiquenses me recuerdan los de Pablo Escandón y Barrón, que gracias a Porfirio Díaz fue gobernador de Morelos a wevo mediante una elección fraudulenta contra Patricio Leyva. Escandón fue “elegido gobernador” por Porfirio Díaz para el periodo 1909-1911 en medio de un fraude, balaceras y actos ilegales del Estado totalitario. Díaz ordenó aplacar con la fuerza a los inconformes y decretó que a toda costa ganará Escandón.

Escandón tuvo como opositor a Patricio Leyva, demócrata de su tiempo y popular entre la gente gracias al trabajo de los clubes magonistas anti reeleccionistas instalados en la entidad morelense, que realizaron un trabajo político de base en contra de Porfirio Díaz. La elección entre un enviado del viejo régimen y un liberal se convirtió en el entierro del porfirismo.

Esta lectura histórica tiene parangón con la realidad. Al imponer a Escandón, Porfirio Díaz (léase PRI), comenzó su caída. Al dimitir Díaz, Escandón huyó, pero regresó con Victoriano Huerta a consolidar la traición a Francisco I. Madero y Pino Suárez e intentar en el trance del golpe de Estado teledirigido por los Estados Unidos, volverse a posicionar. Una vez derrotado Huerta, Escandón se exilia en EEUU. En esta breve reseña histórica se aprecia que existen semejanzas entre usos y costumbres del porfiriato y la elección en el Edomex.

En los comicios del 4 de junio, Miguel Ángel Osorio Chong fue el responsable de informar minuto a minuto a EPN, de los vaivenes de la votación. Amén de los diez cuartos de guerra que si no se hacían bolas, ganaron mucha plata.

Y para que la cuña apriete, Rosario Robles, secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, desde hacía meses fue el “enlace” con  Alfredo del Mazo.

Los secretarios de Estado, bajo la estrategia del viejo Programa de Compromiso Político del PRI, pusieron en bandeja de plata los recursos financieros y humanos al servicio del tricolor: secretarios, gobernadores, presidentes municipales y servidores públicos se pusieron la casaca roja para levantar al primo de EPN.

Ya no fue el cuerpo de rurales cargando sobre los manifestantes en Cuautla en 1908.

El pasado junio, fue el billete. La ley de la oferta y la demanda. Antes, durante y posterior a la elección y trampas en el conteo y votantes muertos que resucitaron, como las tarjetas rosas.

Una vez iniciada la votación, redes sociales y medios adláteres al poder. Como los mariachis, callaron. Los datos oficiales fueron contradictorios. Esta asincronía entre el PREP y las boletas. Si es que algún día se sabe qué fue lo que pasó, no será el próximo miércoles.

Lo que estuvo en juego, fue una reyerta entre el Estado y los votantes. Se pusieron en práctica todas las trampas con la complicidad de los órganos electorales.

Ejercicio forzado para el 2018, como lo dijimos en la Mirada anterior, lo más sano para EPN no es legitimar la elección, sino sobrevivir a lo que se viene y su indudable futuro en la historia contemporánea de México al pasar como el presidente con menor aceptación popular y que con las reformas estructurales y el Pacto por México terminó de entregar al país al capital extranjero y dejar colapsada la libertad, atizado la violencia y permitido que sus gobernadores y secretarios de Estado se hundieran en el pozo de la corrupción tolerada. Morena, como dice el refrán, ganó perdiendo.

DE REOJO

La detención del viajero intocable, Roberto Borge, exgobernador de Quintana Roo, es cortina de humo. Que le quiten lo que se robó y que el viaje de EPN a Guatemala no sea para pedir disculpas al otro amigo y sacarlo de la cárcel.

Y aceptar el indigno papel de país sometido por el comercio del azúcar. ¡Qué amargo papel del gobierno de México al acatar el dictado de Washington!