* Como ya lo había advertido el secretario de Seguridad Pública, Pedro Almazán, los uniformados que suspendieron labores entre lunes y martes fueron notificados que habían causado baja y que debían entregar sus armas y uniformes
Alondra García
La Secretaría de Seguridad Pública cumplió su advertencia y ayer despidió a 176 elementos de la Policía Estatal que protestaron durante dos días para exigir mejores condiciones laborales. Se trata del primer despido colectivo de una corporación policiaca del que se tenga registro.
El paro laboral de los policías comenzó a las 7 de la mañana del lunes 29 de mayo en el municipio de Chilapa. Alrededor de 50 uniformados se concentraron en la Casa del Campesino y anunciaron que no saldrían a trabajar hasta que se les modificara el esquema de seis días de trabajo por tres de descanso.
Tres horas después, los policías de Chilpancingo se sumaron al paro. Ese día estaban llamados para atender una marcha de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG).
Los elementos exigieron tres días de trabajo corrido por tres días de descanso, además del pago de un bono de riesgo y la entrega de uniformes y equipo digno.
Ese día, representantes del área administrativa y financiera de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) acudieron al cuartel general de la Policía Estatal para solicitar que la manifestación fuera pacífica, que presentaran sus demandas por escrito y que se reincorporaran de inmediato a trabajar.
Los administrativos le advirtieron a los paristas que en caso de no acatar la solicitud, serían despedidos por incurrir en subordinación y desacato a órdenes superiores, según marca la Ley 281 en materia de seguridad.
Los policías acusaron a los administrativos de asumir una actitud intimidatoria y los despidieron en medio de abucheos.
Esa misma noche, el titular de la SSP, Pedro Almazán Cervantes minimizó la protesta y afirmó que solamente eran 176 elementos paristas, de los 3 mil con los que cuenta la corporación.
Vía comunicado, aseveró que había actores extraños interesados en generar inestabilidad al seno de la corporación.
El martes, en el segundo día de paro laboral, el gobernador Héctor Astudillo Flores advirtió que su gobierno no cedería ante las demandas de los policías, y argumentó que los uniformados de Guerrero son de los mejor pagados del país.
Hasta las 10 de la noche de ese día permanecieron acuartelados por indicaciones de sus superiores, a pesar de que ya habían informado su disposición de reincorporarse a trabajar.
A esa hora convocaron a una conferencia de prensa en la que informaron públicamente la terminación de sus protestas y advirtieron la posibilidad de que el gobierno estatal tomara represalias en su contra.
A las 9 de la mañana de ayer miércoles, los policías ratificaron su disposición de reintegrase a labores y denunciaron la posibilidad de un despido masivo, ya que sus mandos los mantenían acuartelados.
A la una de la tarde, personal del área administrativa de la SSP acompañados del notario público número tres, Hugo Pérez Ruano, acudieron al cuartel general, donde pegaron en una pared la notificación de despido para 176 elementos, a quienes se les solicitó entregar de inmediato sus uniformes, armas, identificaciones y equipo policial.
También se les indicó que debían pasar a la Secretaría de Finanzas para que se les pagara el finiquito correspondiente.
Vía comunicado, el titular de la SSP, Pedro Almazán Cervantes, informó que los policías despedidos serán relevados por personal evaluado y capacitado para cumplir la función policial.
“En ningún momento se desprotegerá a la sociedad”, aseguró.
A las 14:00 horas, los uniformados despedidos salieron en marcha desde el cuartel hasta la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Guerrero, donde los recibió el ombudsman Ramón Navarrete Magdaleno.
Los policías expusieron su situación y presentaron una queja ante la institución, relacionada con las violaciones que han sufrido a sus derechos laborales.