¿Elecciones “diferentes” para Acapulco?
Felipe Victoria
Por supuesto que falta por ahí de un medio año para hablar más en serio de las legítimas aspiraciones de muchos personajes por contender en la justa electoral por el Municipio de Acapulco el año entrante.
Ni siquiera contemplan el requisito de que sea genuino guerrerense nacido en la entidad quien quiera la tambaleante silla del Palacio Papagayo, menos aún que los hayan parido en ese municipio porteño, quedando mal entonces a lo preceptuado por José Francisco Ruiz Massieu de que: “Acapulco para los acapulqueños”.
Ya hasta tuvimos un gobernador jalisciense de nacimiento en Guadalajara, aunque lo llevaron a crecer en el puerto y se hizo profesionista en Monterrey, Nuevo León.
Afortunadamente no estipulan que los candidatos cuenten con títulos profesionales, maestrías, doctorados, ni diplomados de nada, sino apenas con equis tiempo de residencia y no sean tan analfabetas.
No estipulan que estén sicológicamente en sus cabales ni que sean verdaderamente honestos y lo de los certificados de no antecedentes penales resulta muy discrecional; malo fuera que exigieran un certificado de buena fama pública, porque ahí torcería la puerca el rabo, aunque de antemano se sabe que los pícaros y sinvergüenzas siempre llevan la preferencia contra los que nunca han dado de qué hablar.
Tiradores a la alcaldía acapulqueña los hay por ahorita de todo como en botica y lo más fácil durante mucho tiempo en Guerrero, fue obtener actas de nacimiento falseadas en fechas y lugares, y hasta en los nombres completos o amañados; pregúntenle a María Inés Huerta Pegueros si no, que apenas va corrigiendo la anomalía.
Los hijos de políticos encumbrados son quienes coleccionan de esas actas cachirulas: de Chilpo, del DF y de sus pueblos de verdadero origen de los padres. Pero para qué meternos en honduras y mejor la dejo de ese tamaño, que a final de cuentas somos de donde la pasamos y no de donde nacemos, como decía Don Alejandro Cervantes Delgado.
Total, lo primero que se necesita para que alguien pueda ser candidateado por la Presidencia de Acapulco es que “tenga con queso las aceitunas” y sepa recitar una colección de promesas “chidas” para convencer a los acarreados que les llevan para aplaudir y echar porras a cambio de migajas.
Los partidos tradicionalmente fuertes y el CISEN de Gobernación tienen bien medido el “voto duro” y para eso también les pagan a tantas empresitas encuestadoras, pero los partidos rémoras o chiquilines siguen apostándole a los milagros en urnas y por eso repelan e impugnan los escrutinios, aunque sea para negociar sus derrotas.
Muchas décadas en Acapulco se sabía de antemano que en “elecciones normales” invariablemente ganaría el PRI, pero en 1999 les dio la sorpresa un candidato externo del PRD, que repitiera la hazaña en 2005, pero por la gubernatura, y eso ya fueron palabras mayores.
Tres veces al hilo el partido amarillo ganó la alcaldía porteña con Zeferino Torreblanca, Alberto López Rosas y Félix Salgado Macedonio; en 2008 la recuperó el PRI con Manuel Añorve Baños y en 2012 ganó el Movimiento Ciudadano de Luis Walton Aburto, en coalición.
Para 2012, por consecuencia del ayotzinapazo de Iguala, dejaron fuera de la contienda a los juniors Rubén Figueroa Smutny y Ángel Aguirre Herrera, cayéndole de casualidad la oportunidad al brioso joven Jesús Evodio Velázquez Aguirre, que imagina poder reelegirse el año entrante por el PRD, y el PRI por ningún motivo los candidatearía a los primogénitos, pues uno se le rebeló al tricolor y el otro lamentablemente falleció en enero, dejando a tres cuartos su enorme proyecto y pujante Izquierda Progresista Guerrerense del PRD (IPG).
Figueroa Smutny de momento menciona que si su aliado Evodio quiere reelegirse, él no va por el partido amarillo, pero bien pudiera lanzarse entonces como independiente si no le dan una Senaduría o Diputación local aunque sea.
Pero como cosa de rarezas, si alguna vez el PRI tuvo a un candidato en ausencia a la gubernatura allá por los setenta, ahora el convulso PRD pudiera tener para la alcaldía porteña un “candidato IN MEMORIAM”: el dos veces exgobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero que en homenaje a su difunto hijo pudiera jugársela; le sobrarían ganas, experiencia, recursos y simpatizantes.
Suene como suene y les parezca como les parezca, no se puede soslayar esa posibilidad en este México donde ya nada es imposible.
Si me preguntan por algún posible candidato por el tal MORENA, en Acapulco siguen paralizados en tanto no sepan cómo les va en las elecciones mexiquenses, pero a la vista no se les ve todavía ningún candidato consistente ni fuerte todavía. ¿Ramón Almonte Borja?
Claro que no deben espantarse, hay prospectos fuertes y ameritados para la alcaldía de Acapulco en el PRI, como Fermín Alvarado, Julieta Fernández, Ernesto Rodríguez y Ricardo Taja, más los que se acumulen y hasta un “tapado” entre ellos; en el Movimiento Ciudadano ya lo tienen perfilado aun siendo fuereño y hasta se cuenta con pujantes aspirantes a intentarlo por la vía independiente, que ya comenzaron a menearse fuerte hace buen rato.
Júrelo que escoger alcalde de Acapulco para el 2018 estará difícil pero emocionante; el chiste será que quien quiera actúe de veras muy diferente y cercano a la gente, de manera más decente.