¿Acapulco sin dueño?

 

Felipe Victoria

 

Ninguna familia, clan o dinastía acredita ser propietaria exclusiva del feudo político llamado Acapulco de Juárez, como para heredárselo; por eso el mando y control deben disputarlo dentro de las reglas de nuestra deficiente política electorera multipartidista.

Nos cuenta Wikipedia, del Internet, entre muchas otras cosas que: “Durante el reinado de Ahuizotl, tras una campaña militar de cuatro años, Acapulco pasó a formar parte del imperio azteca, anexado a la provincia tributaria de Tepecoacuilco, aunque sólo transitoriamente y como una región de administración militar no consolidada, pues estaba dentro del territorio de los Yopes, quienes habitaron y defendieron la región hasta la llegada de los españoles”.

“En 1521 consumada la conquista de México-Tenochtitlan, Hernán Cortés envió diversas expediciones al sur con el objeto de localizar vetas de oro. El 25 de abril de 1528 por orden del Rey Carlos I de España, Acapulco pasó a poder directo de la corona tomando el nombre de ‘Ciudad de los Reyes’”.

“Fue fundada por Antonio de Mendoza y Pacheco, primer virrey de la Nueva España al designar al primer alcalde y Fernando de Santa Ana llevó a 29 familias españolas provenientes de la Ciudad de México para colonizar en el año de 1550. Sin embargo, no fue hasta el 17 de noviembre de 1599 cuando el Rey Carlos II de España ascendió a Acapulco a rango de Ciudad”.

“Poco después, por encargo de la Realeza Española, Fray Andrés de Urdaneta cruzó el Océano Pacífico desde el archipiélago de las Filipinas con la finalidad de encontrar la mejor ruta, que por más de 250 años comunicaría a las colonias asiáticas españolas con la Península Ibérica. De ahí surge la famosa y equivocadamente nombrada ‘Nao de China’, que en realidad era un barco tipo Galeón y que partía desde Acapulco y hacía el tornaviaje desde Filipinas”.

“De 1571 a 1815, Acapulco se convertía una vez al año y durante casi dos meses, en el punto de comercio más activo y dinámico de la Nueva España, superando incluso al puerto de Veracruz”.

“A lo largo de la historia del puerto, se hicieron propuestas frecuentes para cambiar la terminal de Acapulco a otro puerto. Las propuestas más serias de este tipo fueron para transferir la terminal a San Blas o a Bahía de Banderas en la costa de Jalisco”.

“En sus instrucciones a su sucesor, el virrey Revillagigedo contendió por la retención de la terminal de Acapulco, pero el Marqués de Branciforte favoreció San Blas. Sin embargo, por esos tiempos el comercio filipino entró notoriamente en decadencia, y fue permitido que Acapulco mantuviera la posición que había ocupado a lo largo de dos siglos por derecho de inercia oficial y por su incomparable puerto.

“Durante su tiempo como puerto principal en el Pacífico y por las riquezas que albergaba, Acapulco fue objeto de ataques por piratas y corsarios, lo que motivó su fortificación. Esto se llevó a cabo entre 1615 y 1617. Se edificó un fuerte y se nombró San Diego en honor al virrey Diego Fernández de Córdoba”.

“El 28 de noviembre de 1799, Carlos IV le otorgó Cédula Real dándole el título de ciudad”.

“Con el inicio de la guerra de Independencia en 1810, se inició un proceso que pondría fin a la comunicación y comercio con Manila a través del puerto de Acapulco. La idea de tomar el puerto de Acapulco por parte de los insurgentes data desde 1810, cuando en Indaparapeo se reunieron Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos. El objetivo de tomar el puerto consistió en romper la red de comunicaciones del virreinato, aislar la costa del Pacífico y las Filipinas, interrumpir el sistema comercial, beneficiarse de los productos del mercado asiático y establecer relaciones con países”.

“Entre 1810 y 1813 se dio un proceso de lucha entre insurgentes y realistas que derivó en la alteración de las rutas de navegación del Pacífico. En ocasiones, el fuerte de San Diego fue tomado por los insurgentes, en otras por los realistas”.

“La situación se degeneró entre 1814 y 1820. El puerto, que en estos años estaba en poder de los insurgentes, fue olvidado por ellos y no recibió apoyo ni suministros. A tal grado llegó este descuido que Morelos, en 1814, llegó a anunciar el desmantelamiento del puerto”.

“Tras la consumación de la independencia de México en 1821, Acapulco formó parte del estado de México. El 27 de octubre de 1849, al crearse el estado de Guerrero, el puerto pasó a formar parte de él como cabecera del distrito de Tabares”.

“El puerto sufre de carencias durante el periodo de la Revolución y a finales del año 1919, el Partido Obrero de Acapulco gana las elecciones por medio de Juan R. Escudero”.

Hasta aquí los fragmentos aprovechados; la suerte le cambió al bello puerto hasta ser “descubierto” por el veracruzano Miguel Alemán Valdés, que le dio impulso para explotar el turismo como fuente principal de ingresos y hacerlo atractivo para inversionistas y desarrollos inmobiliarios, pero se les olvidó fomentar la creación de industrias y fábricas, y por eso los guerrerenses no saben ser obreros, ni aceptan bien a bien tener patrones, menos aún que Acapulco tenga “dueños”.