Guerrero, el circo romano de Beatriz Mojica
Jesús Lépez
Cuánta razón tiene el diputado Eduardo Cueva Ruiz al llamar a los actores políticos a serenarse.
La secretaria general del PRD, Beatriz Mojica Morga, pretende transformar a Guerrero en un populista circo romano en el que pide echar a los leones a cuanto adversario se le ocurre, como si un par de cabezas cercenadas fueran a remediar los problemas de un estado al que añade un conflicto político más: el suyo.
En materia de violencia, inseguridad e inclusive de asesinatos políticos, Mojica Morga y su partido tampoco pueden erigirse en modernos Poncios Pilatos que ofrezcan al pueblo a quien crucificar para luego lavarse las manos.
La sangre derramada durante los dos periodos del PRD en Guerrero sólo se hubiera lavado con la justicia que sus gobiernos no fueron capaces de brindar a las víctimas y que ahora cínicamente exigen con afanes de golpeteo político y con el reloj electoral adelantado por completo.
El estigma del crimen de Armando Chavarría Barrera, al que los gobiernos de su propio partido, el PRD, dejaron sin esclarecimiento con trapacerías jurídicas, y el de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, no se borra con referirse a Zeferino Torreblanca y Ángel Aguirre como “externos” en desplegados de prensa.
No funciona simplemente porque en 2005, Beatriz Mojica suplió a Zeferino Torreblanca Galindo como diputado federal, y en el gobierno de Ángel Aguirre fue primero coordinadora de Fortalecimiento Municipal y luego secretaria de Desarrollo Social, desde donde construyó su candidatura al gobierno de Guerrero, que le ganó Héctor Astudillo Flores, lo cual no alcanza a digerir.
Eran, por cierto, tiempos de tomas frecuentes de carreteras y edificios por parte de las organizaciones sociales que ahora se han comportado con menos radicalismos y mantienen su distancia del perredismo, como se observó en la marcha del pasado domingo donde los luchadores sociales brillaron por su ausencia.
Esa cuerda de la ingobernabilidad es la que de manera irresponsable trata de estirar, aunque se le resbala precisamente por el divorcio con el pueblo que ya no ve al PRD como una opción que lo represente, así como por el trabajo de mediación de conflictos que ha emprendido el actual gobierno estatal y que le ha dado resultados.
En medio de una guerra de descalificaciones y acusaciones entre PRD y PRI, la voz del diputado del Partido Verde Ecologista, Eduardo Cueva Ruiz se me hace muy sensata al llamar a construir y no a destruir en un estado en el que algunas fuerzas políticas no quieren poner su grano de arena, sino quitarlo para que quien está en el sitio que quieren ocupar se venga abajo.
Tienen sed de poder, y no de justicia.
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