Conversatorio cultural: ¿disyunciones y conjunciones?
Isaías Alanís
El pasado sábado 6 de mayo, se efectuó en el lobby del Auditorio “Sentimientos de la Nación” una reunión con creadores y artistas surianos: “Retos y perspectivas de las políticas culturales”.
Este cenáculo me recuerda las celebradas en Taxco, Chilpancingo y Acapulco en el 1997. El nacimiento del frente cultural “Siete Regiones”, entre muchas reuniones donde las lamentaciones fueron el pan de esas asambleas de creadores y promotores culturales. La puesta en marcha del Programa Cultural de Tierra Caliente, entre una variedad de programas tirados al cesto de la basura.
En la reunión de Taxco, el principal motor fue la creación de la Secretaría de Cultura o la descentralización del Instituto Guerrerense, de la Secretaría de Desarrollo Social estatal, y la creación de una nueva Ley de Cultura, promovida por Juan Pablo Leyva y Córdoba, Hermilo Castorena Noriega, Arturo Nava Díaz, Gela Manzano, entre otros. Además de articular en un proyecto de gran aliento y políticas públicas en consonancia con la pluriculturalidad del estado de Guerrero y la inclusión de los pueblos originarios y afrodescendientes.
No haré una síntesis de lo tratado en esas reuniones, simplemente dar constancia de que pese a que el IGC pasó a ser Secretaría de Cultura, está en proceso su consolidación financiera y estructural.
A la reunión asistieron: Leonel Maciel, pintor; Irma Palacios, pintora; Eduardo Álvarez, director de la Orquesta Sinfónica de Acapulco; Casiano García, pintor; Dagoberto Gama, actor; Gela Manzano, exdirectora General del IGC y académica; Carlos Maciel Kijano, historiador y pintor; Manuel Maciel, teatrero; Víctor Cardona, cronista de Atoyac; Serafín Aponte, bailarín; Sergio Peñaloza, promotor y guardián del Encuentro de Pueblos Negros; Rafael Aparicio, productor y actor; los premios nacionales de ciencia, arte y cultura; Chico Coronel, de Olinalá, artesano; Tiburcio Noyola, músico, de Cuajinicuilapa; Victorina López Hilario, tejedora amusga; Gerardo Guerrero Gómez, Jefe de la Unidad Guerrero de Culturas Populares, y Bernardo Rosendo, pintor, entre otros.
La idea de este Conversatorio nació en la casa del pintor petlateco y universal Leonel Maciel. El secretario de Cultura, Mauricio Leyva, se encargó de la logística del conversatorio, alimentación y hospedaje de los creadores con esmero y la anfitrionía característica del pueblo chilpancinguense.
Lo primero que me dijo uno de los asistentes es que faltaron algunas personalidades.
Lo bueno es que se llevó a cabo durante un día el conversatorio donde desde su disciplina artística, cada uno de los convocados hizo propuestas.
Habría que destacar el viejo sueño de muchos guerrerenses y una deuda con Guerrero la Creación del Centro Estatal de las Artes que aglutine a todas las disciplinas.
He sido testigo de cómo este proyecto no ha cuajado por la falta de voluntad política de exgobernadores. Por eso suena interesante que la descentralización, primero del Instituto Guerrerense de la Cultura (IGC) de la Sedesol estatal, se realizó con René Juárez Cisneros por intermediación del entonces secretario General de Gobierno, Marcelino Miranda Añorve.
Con Ángel Aguirre Rivero nace coja la Secretaría de Cultura y la administración de Astudillo Flores tiene la voluntad política para impulsar un proyecto cultural de gran aliento y proporcionarle a la Secretaría un presupuesto digno.
Este conversatorio fue un acercamiento a la problemática que en materia de cultura arrastra Guerrero, pese haber tenido un Instituto de la Cultura fundado por Alejandro Cervantes Delgado de avanzada en su tiempo.
La indolencia, corrupción y falta de atención lo desmoronaron y se lo comieron por falta de políticas culturales, y manejado a distancia por unas manos durante décadas.
La Secretaría de Cultura convocó a esta reunión donde nacieron compromisos de creadores en consonancia con el titular, Mauricio Leyva.
Esto es el principio. Astudillo Flores está muy cercano a la historia de Guerrero y su cultura, al igual que Florencio Salazar, secretario de Gobierno y un hombre de libros, letras y amante de las artes.
¿Por qué Guerrero fue el “patito feo” en cultura en relación con otras entidades del país? Ahora tiene que someterse a un “levantón”, pero no el que practican los bad hombres, si no al levantón de la tierra que Carlos Castañeda explica en el Fuego interno: “La llave de todo era el conocimiento directo de que la tierra es un ser consciente, y que como tal puede darle a los guerreros un tremendo levantón; un impulso proveniente de la conciencia de la tierra, en el instante en el que las emanaciones interiores del capullo de los guerreros se alinean con las emanaciones apropiadas del interior del capullo de la tierra”.
El alineamiento no es coartar la libertad, domar al contrario, el nagual es libre porque nunca deja huellas, deja su presencia y poder.
Las políticas públicas en materia de cultura, son una entidad no “alineada”, tienen libertad y movilidad propia. Y la cultura en Guerrero, la han llenado de pesticidas y plagas que hay que limpiar.
Esto es el principio. El levantón de la cultura proviene de la tierra, del Guerrero profundo, de la capacidad de dotarla de fuerza, presupuesto, y que los guerreros que estén al frente, sepan de que se trata, si no el “levantón de la tierra” los puede elevar y lanzarlos al cesto de la basura de la historia, y no pasar de siempre lo mismo, reuniones van y vienen y todo sigue igual desarticulado y sin rumbo.
Ahora es de a deveras, pugnar porque se sumen otras voces y de las voces surja el “levantón cultural” que Guerrero necesita y extirpar sueños guajiros y jugosos negocios personales. La violencia no se erradica con buenos deseos. La realidad ha rebasado a la ficción en México y Guerrero es una punta del iceberg.
La cultura suriana y en algunos segmentos su urgente transversalidad hacia el turismo no podrá sola contra pobreza y violencia. Por eso digo, esto apenas comienza.
DE REOJO
En forma falsa, intentan desprestigiar el trabajo de Gerardo Guerrero, al frente de la Unidad Guerrero de Culturas Populares. Que pequeñez de Antonio Victoriano de la Liga Agraria Revolucionaria del Sur “Emiliano Zapata”, quién sacó esa ficción de su morral.