Alejandro Mendoza
Quien no sabe gobernarse a sí mismo, no puede gobernar a una ciudad. Los políticos actuales no saben gobernarse a sí mismos; están llenos de perversidad, mala astucia, egoísmo, odio, codicia, lujuria, celos, envidia, glotonería, borrachera, etc., etc., etc.
Así es como inicia su descripción el Instituto Cultural Quetzalcóatl Gnosis su aparato 19 relacionado al tema del gobierno. Me parece interesante su explicación sobre el por qué se tienen malos gobernantes en la actualidad.
Desde luego que comparto su argumento en el sentido de que es absurdo dar el voto para un candidato que no sabe gobernarse a sí mismo, “es estúpido elegir un gobernante que no se sabe gobernar a sí mismo. Quien no sabe gobernarse a sí mismo, mucho menos puede gobernar a otros”.
Es innegable que los pueblos han sido víctimas de los gobernantes, han sido engañados miserablemente, y a nadie más se puede culpar a excepción de nosotros mismos.
Es cierto que cuando el individuo es reflexivo, cuando estudia la conducta del candidato y ve que este es borracho, glotón, codicioso, mentiroso, fornicario, lujurioso, adúltero, etc., etc., y no da su voto por él, contribuirá formidablemente a cambiar y salvar el mundo.
Siempre ha existido el deseo de controlar a las masas humanas con fines personales o en beneficio de un minúsculo grupo, una élite que hace todo lo necesario para no perder los privilegios. La masa no es sino una suma de individuos, si los individuos no eligen a una persona perversa, nos salvaremos de los malos gobernantes.
Y es que el árbol se conoce por los frutos, tal fruto, tal árbol, frutos buenos, buen árbol, frutos malos, mal árbol.
Por eso claro que ha llegado la hora de las grandes reflexiones ante el escenario terrible que se vive en todos lados, pues hacia donde se voltee, todo pinta muy mal. El mundo está lleno de dolor y no se puede ni se debe seguir aumentando el dolor eligiendo malos gobernantes.
No hay duda que los ciudadanos y pueblos enteros han sido y siguen siendo engañados por astutos políticos que lo único que quieren es el placer, el poder y el dinero, y eso es todo, en la mayoría de los casos.
Alguien dijo que los perversos de la política suelen tener brillantes intelectos, pero ocultan su corrupción moral y ética, y es cierto. La gente dice que siempre es así: prometen mucho en campaña, pero no cumplen cuando llegan al poder.
Esta parece ser la realidad en la actualidad: Los funcionarios públicos sean presidentes municipales, jueces, legisladores, gobernadores, están obligados a robar para tener contentos a sus superiores, se venden y lo que es peor están obligados a venderse para no perder el empleo, esa es la trágica situación de la justicia humana en esta época.
Pareciera entonces que desgraciadamente hay quienes eligen a malos gobernantes. Se necesita comprensión profunda y fuerza de voluntad para no caer en el engaño del mal político.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz