* Cinismo en mayoría de políticos
Andrés Campuzano
Las cosas andan de cabeza porque la política se convirtió en negocio de unos cuantos en México y Guerrero.
La política es para resolver problemas sociales pero la mayoría de los que están encaramados en las sillas de los poderes están ahí primero para ver qué saquean. Qué hurtan. Qué se llevan a sus bolsillos.
No les importa la pobreza del pueblo que ya atrapa a 60 millones de mexicanos mucho menos resolver la violencia que ya causó unos 300 mil muertos desde que llegó en el 2006 a la presidencia el miope político, el panista Felipe Calderón Hinojosa.
Desde el llamado Instituto Nacional Electoral (INE) pasando por los partidos políticos y aterrizando en quienes ocupan cargos públicos, son en realidad pocos los funcionarios que están preocupados por la terrible situación social que se vive en todo el país.
La pobreza está tocando a las puertas de la mayoría de los hogares. En México. En Guerrero.
En Guerrero, vemos que el gobernador Héctor Astudillo Flores, en medio del terrible drama que le ha tocado vivir en estos tiempos, se mueve y va aquí, allá y acullá por todo el estado; entrega recursos, obras sociales y en medio de la violencia arriesga su integridad pero le cumple en lo que humanamente puede a su pueblo.
Pero hay otros funcionarios que no lo entendieron, que mejor se han ido de viajes turísticos e hicieron deficiente actuación oficial hablando tonterías del drama que se vive y ahí están las consecuencias: ceses, despidos, destituciones vergonzosas…
INE y partidos políticos no meten las manos al fuego. Son unos sinvergüenzas. Cobran millonarias sumas de dinero sin hacer nada. Corruptos, tarde que temprano el pueblo se los cobrará. Ya en las urnas. Ya en las calles o plazas públicas abucheándolos o propinándole huevizas y jitomatizas podridas…
En los partidos políticos, por ignorantes que son en su mayoría, ausentes en su cabeza de la academia, de la memoria histórica –¡por burros, pues!– no hablan de los héroes que arriesgaron y entregaron sus vidas por darnos un México mejor.
Lo que se hereda hay que mejorarlo y recomponerlo.
Partidos y muchos políticos sólo andan tratando de abultar de dinero sus bolsillos y recomponer los derroches de sus francachelas.
El cinismo en los políticos del que habló el presidente José López Portillo; y la corrupción en las esferas públicas que vaticinó el ex gobernador Rubén Figueroa Figueroa, en 1981, llegaron pronto.
Corrupción y violencia invaden al país
Y eso no es culpa del pueblo.
Es culpa de los mal llamados políticos que no han entendido que la política más allá que es “el arte de gobernar”, debe ser, es, un arma para defender y solucionar los problemas de la gente.
¡Más de los pobres!
¿Pero hoy por hoy qué hacer ante tanta cabeza hueca, ausentes de ideologías y honestidades?