¿Huele a gato encerrado?

 

Felipe Victoria

 

Como siempre que algo trascendente ocurre en Guerrero afectando de algún modo al entorno de los tres poderes, se origina un tsunami de rumores.

Así nos pusieran enfrente una verdad plena y absoluta, pocos la creerían sin chistar y menos aún la aceptarían, por aquello del gusto  por llevar la contra, alimentado por el sentimiento de incredulidad y desconfianza en las autoridades, pero en especial en las involucradas en los aspectos de seguridad pública, procuración y administración de justicia.

Sorpresivamente el doctor en Derecho y magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia, Robespierre Robles Hurtado, convocó al pleno de manera extraordinaria el martes pasado para anunciar que renunciaba a su cargo, pero solicitó licencia por tres meses a la magistratura; eso provocó desconcierto en el Poder Judicial y un sabor a sospechosismo, y se escuchó el maullido lastimado de un gato encerrado.

Secreto a voces la amistad y simpatía entre Robespierre Robles y el gobernador Héctor Antonio Astudillo Flores, hace imposible aceptar que por un simple enojo porque Robespierre se fuera de descanso estando de vacaciones el Poder Judicial, motivara su remoción.

El cuarto poder hace mucho ya no tiene el peso suficiente como para provocar cambios drásticos ni sanciones extraordinarias contra funcionarios; es inverosímil que ataques manipulados en las redes sociales o en un famoso semanario ocasionen la remoción del alto funcionario de un poder autónomo.

Pero de todos modos los escándalos son los escándalos y para eso no hay blancos más sensibles que las esposas de funcionarios, que les guste o no, tienen libertad de expresar sus opiniones cualesquiera que sean.

Tampoco existen reglas escritas del comportamiento familiar y entre parejas que debieran acatarse; quizá, tan solo quizá, el error fue      compartir actividades privadas en las redes por un desmesurado afán de transparencia y tal vez futurismo político.

Peligroso fue que el ahora expresidente del Tribunal se metiera en un berenjenal con la legitimidad de la organización gremial del Poder Judicial, que siendo de abogados precisamente no se darían por vencidos fácilmente, tuvieran o no la razón legal unos u otro.

Lo extraño es que a finales de 2015, cuando hicieron magistrado a Robles Hurtado sin antes haber sido juez, nadie se opuso abiertamente, ni tampoco protestaron cuando al mes lo designaron presidente del Tribunal Superior; ¿por qué esperaron poco más de un año para reventarlo entonces?

En la implantación a tiempo del nuevo sistema penal acusatorio no tuvo problemas Robespierre Robles, había una fecha que cumplir por órdenes de la federación y no hubo retraso.

Febril actividad para edificar nuevas instalaciones y remodelar las obsoletas, aplicando los recursos necesarios para equiparlas                 electrónica y cibernéticamente para los novedosos y “agringados” juicios orales.

Cambiarle el modito de andar a los procedimientos es lo que sigue estando en chino, porque el personal aún no digiere las nuevas normas procedimentales, ni los abogados litigantes.

La percepción generalizada no solo en Guerrero, sino en todo México, es que se facilitó el que los delincuentes obtengan más pronto su liberación y se dificulte su encarcelamiento por el estilo exageradamente garantista, quedando de nuevo fritas las víctimas; pero eso de ninguna manera podría ser culpa del entusiasta Robespierre Robles, sino en todo caso de quienes le metieron en la cabeza al presidente Peña Nieto hacer grandes reformas constitucionales que se convirtieron en peligrosas deformas,  causando el estallido de una insurgencia magisterial, por ejemplo.

Con Robespierre o sin Robespierre, la justicia en México y Guerrero sigue siendo fallida, principalmente por la falta de preparación  académica del personal y su avidez de lucro, en un gremio donde la deshonestidad y los topillos son el pan de cada día.

Al parecer todo iba bien para Robespierre Robles, pero comenzó a ganar peso específico como para ser considerado como aspirante a la candidatura priísta por la alcaldía acapulqueña para 2018.

Eso desenterró malos ánimos y resentimientos del 2012 cuando le pusieron zancadillas para registrarse como precandidato, porque su estrategia fue decir ante los medios que todos los otros aspirantes tricolores resultaban inelegibles por angas o por mangas, asegurando tener pruebas para demostrarlo.

Fue entonces que para ponerlo quieto, optaron por una criminal maniobra amenazando la integridad y vida de su adorada esposa y tuvo que suspender sus empeños, casi saliéndose del mundo un tiempo hasta que las aguas se calmaran.

Algunos de aquellos que le pusieron piedritas en el camino siguen aspirando a ser candidatos tricolores para el 2018 y entonces pudieran haber buscado la manera ahora de bajarlo de pedestal de las posibilidades, utilizando de nuevo a su esposa por algo que se le ocurrió comentar de las redes, teniendo a “mucha prensa” echada en contra desde que como presidente del Tribunal demostró que no se dejaría chantajear pagando viajecitos al extranjero, ni regalando apoyos indebidos fuera del presupuesto normal de la institución judicial.

Por supuesto entonces que la salida de Robespierre Robles huele a gato encerrado, por mientras le deseo que su minada salud se restablezca pronto y satisfactoriamente, cumpliendo el encargo de un gran amigo personal que nos encargó cuidar de lejitos a su hijo.

La política mexicana no deja de apestar a nido de víboras y cochinero, donde poner zancadillas es uso y costumbre.