Isidro Bautista

 

Desde hace por lo menos cuatro lustros, cuando se construyó el túnel interurbano mejor conocido como Maxitúnel que conecta a la ciudad de Acapulco con la Autopista del Sol, en el principal puerto guerrerense, no se edificaban obras de gran envergadura.

Diversos factores fueron los que provocaron que se estancara el desarrollo y la construcción de la infraestructura y equipamiento urbano de la ciudad adornada por la bahía de Santa Lucía, una de las más hermosas del mundo: la caída del gobernador Rubén Figueroa Alcocer en 1996, la escasa inversión federal de los gobiernos panistas de Fox y Calderón, la alternancia política que inaugura el primer gobierno de oposición en el estado, en 2005, encabezado por Zeferino Torreblanca.

Es con la llegada de Ángel Aguirre en 2011 cuando se echan a andar al menos tres obras de infraestructura con la intención de empujar la modernización de Acapulco: el Macrotúnel, el sistema de transporte público conocido como Acabús, y el nuevo Hospital General, además de otras como el libramiento carretero La Venta-Coyuca de Benítez y el impresionante puente de Lomas de Chapultepec, luego que colapsó el que había en los aciagos días de la tragedia de los huracanes.

La salida de Aguirre de la gubernatura del estado y la llegada de Rogelio Ortega, fueron la causa de que esas obras, sobre todo las dos primeras, prácticamente cayeran en la parálisis. Ya en otro artículo ahondaremos en este tema.

Pero con el arribo de Héctor Astudillo Flores a la gubernatura, en octubre de 2015, el panorama cambió. Las obras de alto impacto comenzaron a caminar y finalmente se concluyeron, primero el Acabús en mayo del año pasado, hace menos de dos meses el puente de Lomas de Chapultepec, esta semana el Macrotúnel, y en breve el nuevo Hospital General.

¿Qué significa esto? Entre otras cosas, que el actual gobernador entiende perfectamente que para el relanzamiento turístico de Acapulco y su incorporación nuevamente a las ligas mayores del turismo mundial es necesaria su modernización. Más y mejor infraestructura urbana –está en proceso de reconstrucción el aeropuerto internacional—, y más inversiones en atractivos que atraigan más visitantes. Ahí está, por ejemplo, la tirolesa sobre el mar más larga del mundo.

Astudillo, con esta actitud y estas acciones, demuestra ser un gobernante con visión de futuro.

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