* La joven relató a un periodista, entre lágrimas, cómo su vida cambió de manera trágica la noche que fue baleada por comunitarios en Petaquillas, junto con sus amigos, cuando iban a Acapulco a pasar un fin de semana hace un mes

 

Redacción

 

La joven turista vecina del Estado de México que recibió un balazo en la espalda cuando fue atacada por civiles armados que integran la ilegal policía comunitaria de Petaquillas, hace justo un mes, quedó paralítica y ahora asiste a rehabilitación, por lo que ahora su familia considera demandar al gobierno de Guerrero por su responsabilidad al permitir la operación de ese grupo armado.

La madrugada del 18 de marzo, los jóvenes Omar Leocadio, María Teresa Rojas, Sandy Ortiz y Valeria Aceves Ríos fueron atacados a balazos al llegar al retén que la policía comunitaria tiene instalado antes de llegar a Petaquillas.

Horas antes, el grupo de turistas habían salido del Estado de México en un automóvil Nissan Versa con dirección al puerto de Acapulco para pasar ahí ese fin de semana largo.

Al llegar a Petaquillas, ya entrada la noche, se encontraron con un retén de civiles armados. Omar Leocadio, quien iba al volante, pensó que se trataba de un asalto por lo que se negó a detenerse. En respuesta, los comunitarios dispararon contra el vehículo, hiriendo en la espalda a Valeria Aceves Ríos y en el brazo izquierdo a Omar Leocadio.

La joven de 24 años, una apasionada de las escaramuzas, permanece postrada en un hospital desde entonces. El proyectil le afectó las vértebras 10 y 11, así como parte de la médula espinal. También sufrió daños en hígado y bazo.

“No tengo sensibilidad de la cintura para abajo. Me hicieron cirugía en uno de mis riñones, he estado ingiriendo muy pocos alimentos y me tengo que cuidar de cualquier enfermedad, como gripa y cosas así”, relató la joven Valeria al periodista Marco Campillo, del periódico “Crónica”.

Según documentó ese medio, la familia de Valeria está consciente de que no se logrará hacer justicia si denuncian a los policías comunitarios.

Pero mientras Valeria inicia con la rehabilitación que podría devolverle algo de sensibilidad a la parte baja de su cuerpo, sus padres analizan la posibilidad de iniciar la batalla legal en contra del gobierno de Guerrero por permitir que civiles armados hagan labores de seguridad y tengan un retén en una vía federal

Rosario Ríos, su madre, comentó que están dispuestos a ir contra el gobierno de Guerrero por no cumplir una de sus funciones básicas: otorgar seguridad a sus ciudadanos y a quienes viajan por sus caminos y carreteras.

Reconoce que en el momento que ocurrió el ataque las cosas sucedieron tan rápido que no denunciaron, pero tampoco ninguna autoridad estatal se le acercó para orientarles. Recordó que ninguna autoridad de Guerrero, en todo su peregrinar por consultorios y hospitales de Chilpancingo para que Valeria fuera atendida por la herida que sufrió, se hizo presente.

“Ninguna persona se acercó conmigo, ni para que rindiera mi declaración, ni para ofrecerme ayuda, ni para ver qué había pasado. Hasta que llegué a traumatología de Lomas Verdes se inició la denuncia en el MP de ahí”, aseguró Rosario Ríos.

Actualmente, el Ministerio Público de la Ciudad de México está en espera de que la Fiscalía General del Estado de Guerrero se interese por el caso, según documenta la nota publicada por Crónica.

—¿Cómo estás?, le preguntó el reportero a Valeria, minutos antes de que entrara a terapia.

—Pues dentro de lo que cabe bien… Estable, con vida, que es lo más importante. Como todos ¿no?, mi estado de ánimo puede decaer, estar abajo, pero ni modo, me limpio las lágrimas y a seguirle. Como le he dicho a mi familia todos los días, no quiero verme toda mi vida así”, le respondió la joven entre lágrimas al reportero.

Valeria relató cómo fue el ataque que sufrió: “Unas personas vestidas de civil querían detenernos, estaban con armas, nosotros nos espantamos y decidimos avanzar; no nos detuvimos por miedo, nos dio miedo verlos con armas, avanzamos y nos empezaron a disparar y a mí me tocó una bala en la espalda”.

Recordó que después de ser herida, “me estuvieron llevando del IMSS de Chilpancingo a otro hospital, al hospital general en donde me dieron Ketorolaco, me trataron de tranquilizar pero mi dolor se incrementaba a cada momento. Llegan mis papás y es cuando me trasladan en ambulancia vía terrestre, al Hospital de Lomas Verdes”.