Alejandro Mendoza
Si bien es cierto que la elección del Estado de México representa un preámbulo de lo que serán las elecciones presidenciales, tampoco se pueden ignorar los escenarios que influirán en la elección de Guerrero del próximo año para el caso de la izquierda.
El proceso electoral mexiquense se ha cerrado de manera tripartita entre el PRI y su candidato Del Mazo (primo del presidente Enrique Peña), el PAN y su candidata Josefina Vázquez, y Morena con su candidata Delfina. El PRD participa en un separado cuarto lugar en las preferencias electorales según las encuestas realizadas antes de la justa electoral.
Es evidente que la pugna entre dirigentes del PRD y de Morena, llevan a la militancia y simpatizantes al punto de definir hacia dónde jalarán. Se debe tener claridad que AMLO es el factor de unidad y de fortalecimiento de Morena, sin restarle los méritos que cada uno de sus dirigentes y personalidades tiene.
En la percepción ciudadana hay una idea firme que en la izquierda mexicana Morena se fortalece y el PRD se debilita en esta coyuntura electoral, toda vez que es el partido que, de la mano de AMLO, disputa al PRI la hegemonía que por décadas ha tenido en el Estado de México.
Sin embargo, quiero centrar mi comentario en los efectos políticos preelectorales que ya se resienten en Guerrero, a raíz de la fragmentación de la izquierda mexicana. Aunque parece inviable una coalición formal PRD-Morena en virtud de que en los últimos procesos electorales se han tenido posturas de choque y hasta totalmente discordantes, lo cierto es que mientras se acercan los tiempos de la elección presidencial y no hay una postura pública definida si habrá o no habrá coalición formal, el jaloneo continuará.
En Guerrero cada vez que AMLO compitió siendo candidato del PRD en coalición con los partidos de izquierda en las elecciones presidenciales, se ganó contundentemente senadurías, distritos federales, diputaciones locales y presidenciales municipales.
Pero también la misma estructura de los grupos del PRD en Guerrero le dio fortaleza a la candidatura de AMLO. Y Morena en Guerrero es un partido que aún cuenta con una estructura incipiente y se confía más en el arrastre popular que trae AMLO.
Aunque a nivel nacional juegan otros factores e intereses, en el caso de Guerrero una coalición formal PRD-Morena más PT y PMC, sin lugar a duda fortalecería a AMLO y desde luego los proyectos políticos locales. Nadie se puede regatear nada.
No obstante, ese escenario ideal está minado por los intereses y decisiones de las dirigencias nacionales de cada partido político de izquierda, y también por los intereses y decisiones de los dirigentes estatales de cada partido político de izquierda.
En este escenario, la izquierda unida es sinónimo de fuerza y triunfo. Y la izquierda fragmentada es sinónimo de fuerza y triunfo del PRI. Si la izquierda no alcanza el acuerdo de unidad, cada quien buscaría potencializar sus candidaturas en donde se tiene opción de victoria.
En el pasado proceso electoral de gobernador en Guerrero quedó más que claro que la división de la izquierda le beneficia al PRI. Los votos del PRD y PMC eran suficientes para vencer al tricolor.
Ahora en la elección presidencial el factor de convergencia en un momento dado lo representa AMLO, pero hay quienes no están de acuerdo en la ruta de apoyar al tabasqueño. La estrategia de AMLO y Morena es mandar el mensaje que el PRD se está socavando.
AMLO necesitará mucho más que Morena y también mucho más que PRD, PT y PMC, si quiere ganar la Presidencia de la República. Sí necesitará mucho de la sociedad civil y convencer a quienes no lo han apoyado en las élites del país.
Sin embargo, no se puede menospreciar ni minimizar lo que el PRD puede sumar. Tan es así que en gran medida la fuerza que empuja a AMLO en Guerrero son expresidentes estatales del PRD, dirigentes y militantes del PRD que simpatizan con él.
Y si al final de cuentas no hay coalición formal en el 2018 y cada quien va con su candidato a Presidente de México y sus candidatos locales, cada quien pues tendría que rascarse con sus uñas.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz.
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