A Jesús Astudillo
que cumplió años.
Muchas felicidades tío.
Sadyhel Astudillo
De lunes a viernes, parte de mis actividades es estar en la parada del camión desde temprano para tomar el transporte a mi centro de trabajo, mi hora de entrada es a las ocho, por lo tanto, debo de estar en la espera del transporte relativamente temprano.
Como todos sabemos, los días laborales son en esencia una rutina, ir a la escuela, el trabajo, etc., por ello, es común que en nuestro caminar nos topemos con las mimas personas muy a menudo. En mi particular caso, es una señora que, en la parada donde tomo el transporte, ella coloca cada día, una mesa, manta y lona para colocar su puesto –desconozco de que tipo-, la razón por la que les hablo de esta persona es la siguiente.
Todas las ocasiones en la que nos hemos topado en la parada, ella está barriendo el espacio de la calle en el cual coloca su puesto. En primera instancia pensamos que esto es bueno y necesario, debemos de tener un aspecto aseado y limpio si queremos que los clientes se acerquen a nosotros y además de ello, le hace un bien a la imagen de la ciudad ya que barre la calle; sin embargo, ocurre algo curioso, la señora se limita únicamente a barrer el polvo de los poco más de dos metros que ocupa su mesa, además de ello, la basura que junta no la recoge, se limita a barrer con más fuerza para lanzar el polvo y basura al carril central.
Si bien las acciones de esta señora son por demás de poca responsabilidad y de mal gusto; veamos porque, en primer lugar, observemos su pereza de barrer toda la calle y limitarse a que su lugar se vea bien, pero su alrededor no; después tenemos la poco amigable acción de arrojar el polvo al espacio de sus compañeros comerciantes (los cuales obviamente aun no llegan), y por último la pereza de no recogerla y el no meditar que, efectivamente, el día de mañana, el polvo que este revoloteando, será el mismo que está barriendo en ese momento.
Bueno, podemos pensar que, en fin, sus acciones solo afectan a los transeúntes y comerciantes de esa calle y que, al final del día queda en ella el mejorar y comenzar a hacer las cosas de la manera correcta por el bien de sus vecinos y clientes, totalmente cierto.
Ahora los invito a que nos quedemos con ese ejemplo y lo traslademos a nosotros. Estoy seguro de que, en más de una ocasión, por simple y llana flojera hemos decido no limpiar nuestro cuarto o no reparar algún desperfecto en nuestra casa y ese mañana, de la frase “ya mañana lo hago” aun no llega. También aseguro a que alguna vez hemos decidido “pasarle la bolita” a algún compañero o familiar de hacer un trabajo que nos corresponde a nosotros, y que solo por flojera o desinterés no realizamos.
Si bien estas acciones, aunque no sean cotidianas y parezcan inofensivas, estamos haciendo lo mismo que la señora: aventar el polvo a un lugar donde no podamos verlo para que el día de mañana lo tengamos que barrer de nuevo, sin recogerlo (solucionarlo de raíz) para el día siguiente barrerlo, y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente, etc.
Dejemos de barrer por simplemente barrer y aparentar que algo se ve o está bien cuando en realidad es todo lo contrario. Recojamos la basura, démosle una solución definitiva a nuestros problemas. Y qué mejor que estas fechas de fin de año para realizarlo, desechemos todo lo que ya no ocupamos y preocupémonos por lo que nos importa y queremos conservar, como nuestras amistades las relaciones, el trabajo etc.
Barramos nuestra calle, analicémonos y recojamos toda la basura innecesaria para ahora si, llegar al próximo año con lo mínimo necesario y sin estar conservando el polvo innecesario de este año que se acaba.