Redacción

 

“Nos tratan como a perros”, denunciaron ayer las reclusas del Centro de Reinserción Social (Cereso) de Chilpancingo y amenazaron con amotinarse si las condiciones no mejoran.

Vía telefónica, denunciaron ante este medio de comunicación que cerca de 30 mujeres permanecen encerradas en sus celdas desde el 23 de noviembre.

La única manera en que les permiten salir a ver la luz del sol, dijeron, es durante la hora de visitas familiares. Cuando estas terminan, tienen que volver a sus celdas.

De manera anónima, explicaron que el encierro es un castigo que aplicó el director del penal porque encontraron al jefe de custodios teniendo relaciones sexuales con una de las reclusas.

“Nos castigaron a nosotras en lugar de castigarlo a él y de castigarla a ella. Nosotras no tenemos culpa, pero ella anda libremente y a nosotras nos tienen encerradas desde hace un mes”, se quejó una de las mujeres.

Las únicas reclusas que pueden salir al patio, según las denunciantes, son las que ofrecen sus favores sexuales al jefe de custodios.

Quienes no lo hacen, son encerradas en sus celdas y únicamente pueden salir cuando reciben visitas.

Advirtieron que el encierro permanente en el que viven ha provocado una situación de estrés en el área femenil y ya se han generado varios disturbios y enfrentamientos a golpes entre las reclusas.

Señalaron que la mañana de ayer se registró el último pleito, por lo que una reclusa y su hija de dos años fueron encerradas en una celda.

Ante su desesperación, relataron que la madre comenzó a gritar y azotar su cuerpo contra los barrotes de la celda de aislamiento, lo que asustó a su hija pequeña.

“No es posible que nos hagan esto, nos tratan como a perros, peor que a perros”, expreso una de las reclusas.

A esto se suma, dijeron, el poco alimento que reciben y las condiciones insalubres en las que permanecen.

Además, dijeron, al permanecer encerradas en sus celdas no pueden fabricar las artesanías que venden para ganarse algunos pesos y apoyar con los gastos familiar y personal.

Informaron que desde las 9 de la mañana de ayer pidieron un acercamiento con el director del penal, para plantearle todas estas irregularidades. Sin embargo, comentaron que el funcionario se negó bajo la excusa de que “estaban muy alteradas”.

Por ello, dieron un plazo hasta las 12 del día para que alguna autoridad se acercara a atenderlas o de lo contrario, dijeron, se amotinarían.

“Nos vamos a amotinar, vamos a quemar todo, vamos a hacer que nos escuchen”, sentenció una de las convictas.

Alrededor de las 11 de la mañana acudieron al Cereso visitadores de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, para entrevistarse directamente con las reclusas.

Hasta entrada la tarde, no se había registrado ningún motín en el reclusorio capitalino.