Malo es no “ler” ni leer

 

Por Felipe Victoria Zepeda

 

Si todo un secretario federal de Educación Pública “habla con faltas de ortografía” y garrafales errores de dicción y con señas de incultura, al grado que una escolapia se atrevió a corregirlo en público, ¿qué podemos esperar en los estados?

Una con otro Aurelio Nuño hace papelones sin conectar el cerebro con la lengua antes de proferir disparates, pero a ver hasta cuando deciden en Los Pinos relevarlo.

En fin, el primer mandatario tiene facultades para nombrar y quitar altos funcionarios como se le ocurra, por eso su deficiente gabinete Montessori no ha hecho buen papel y por el contrario le complica los problemas.

De los cambios ineludibles hace poco, fue el de Doña Arely Gómez, que tras la negligencia del MP Federal bajo su mando, dejó escaparse a varios gobernadores en entredicho y a otros ni siquiera les inició averiguaciones contundentes, pero de pronto la cambian a la Secretaría de la Función Pública, donde deberá checar  y analizar las metidas de pata de la burocracia, ¿comenzando por las de ella como procuradora?

No digo más pero mejor entro al tema del héroe olvidado de Chilpancingo: Gonzalo Miguel Rivas Cámara, al que a cinco años de su sacrifico por salvar vidas ajenas hasta ahora le dan un reconocimiento post mortem, mientras su esposa e hijas quedaron en el virtual desamparo.

El héroe falleció el 1 de enero de 2012, tras de que el 12 de diciembre de 2011 evitó una explosión que hubiera costado muchas vidas, ocasionado incalculables daños y el “cese” inmediato del entonces gobernador Ángel Heladio Aguirre Rivero, al que un grupo político inconforme por la derrota electoral de enero de ese año, se confabuló para tumbarlo fabricando una masacre; en una mala copia del aguablancazo contra Rubén Figueroa Alcocer, en que acribillaron a 17 campesinos en Coyuca de Benítez.

Ese fue el trasfondo de la tragedia en que francotiradores desde las filas de policías federales de la entonces Secretaría de Seguridad Pública del omnipotente Genaro García Luna, asesinaron a dos vándalos incendiarios de una gasolinera en la Autopista del Sol, a la altura de Parador del Marqués en Chilpancingo.

Quizá por ser el día guadalupano ocurrió un milagro y el heroísmo de Gonzalo Miguel Rivas Cámara salvó muchas vidas y de paso la chamba de Aguirre Rivero, el aturdido gobernador por el que algunos de sus parientes cercanos daban órdenes indebidas.

Las expectativas de los complotistas eran fabricar una desgracia para que Aguirre pagara los platos rotos de inmediato, pero les falló el plan y tan solo hubo dos muertos, que para colmo resultaron ser estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, que dicho sea con justeza, nada pedagógico fuera de su plantel andaban haciendo robándose autobuses y combustible.

El colmo fue que de más de cien pelafustanes empaliacatados, apenas unos veinte sí serían estudiantes; los demás eran porros y agitadores profesionales manejados por lucradores sociales como el ya difunto abogado José Sánchez, el manipulador de las viudas de Aguas Blancas.

Poquitos, pero muertos al fin, los utilizaron de bandera para exigir la salida del gobernador y, en un extraño manejo de lo ocurrido, la Delegación de la PGR a cargo entonces de Iñaky Blanco Cabrera, dejó irse sin declarar a los policías federales y en cambio sí la emprendió contra personal de la Procuraduría estatal de Alberto López Rosas y de la Secretaría de Seguridad estatal al mando de Ramón Almonte.

Los altos funcionarios estatales de inmediato renunciaron para no entorpecer las investigaciones y la PGR los trajo entre ceja y ceja pretendiendo encarcelarlos.

En esa vorágine apenas una misa le organizaron al héroe Rivas Cámara, que sus familiares se llevaron a sepultar en su natal Veracruz y lo pasaron al archivo del olvido, no sea que los que ya organizaban manifestaciones nacionales se fueran a disgustar.

Un 2012 aciago para Aguirre Rivero y para López Rosas defendiendo su libertad. En noviembre de ese año, todavía con Genaro García Luna en el poder calderoniano y pisándole la sombra, el ex procurador guerrerense se atrevió a publicar un libro intitulado: “AYOTZINAPA, Verdades, Sesgos y Falsedades; Una infamia desde el poder”, donde con crudeza relata lo ocurrido.

Pero como en Guerrero no “len” y menos aún leen, les pasó de noche a los legisladores, funcionarios y público en general. Me atrevo a sugerir que algunos diarios, a la vieja usanza periodística lo publiquen en entregas sucesivas, para sacar de dudas a mucha gente confundida y mal informada, para eso no necesitan dar permiso los lucradores que manipulan a los padres de los 43 desparecidos de Iguala.

-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina, buena onda que le otorguen la medalla Belisario Domínguez al héroe Gonzalo Miguel Rivas Cámara, aunque sea cinco años después de su sacrificio, ¿pero qué tienen que ver dos ayotzinapos de la gasolinera con los 43 de Iguala?

-Que a los de septiembre de 2014 los mandaron de carne de cañón a hacerle travesuras a un cartel enemigo en Iguala, para provocar una desgracia y joder de rebote al gobernador Aguirre Rivero que ya traían emboscado desde diciembre del 2011.

-¿Y cómo es que Iñaky Blanco estaba de procurador cuando lo de Iguala, teacher?

-¡Shhh… cábrense cayones!