Barrer de arriba hacia abajo

 

Felipe Victoria

 

Los dos sexenios blanquiazules no supieron ni como conservar el relativo control sobre las organizaciones de traficantes de drogas para que no estuvieran peleando entre sí por rutas, plazas y territorios; sucumbieron dejando envilecerse a las policías municipales que se transformaron en subempleadas de las mafias, sujetas a la ley de plata o plomo.

Muchos sexenios tricolores, el disimulo hacia los cárteles era bocado de los altos niveles políticos, no de cualquiera en la administración pública.

Religiosamente lo capos regionales cumplían con sus cuotas respetando a las autoridades federales y estatales, entendía que lo más conveniente era llevar la fiesta en paz sin alterar el orden ni preocupar a la población.

Adictos y drogadictos siempre han existido en el país, pero había mesura y discreción absoluta; el mágico y bello Acapulco aquel del glamour internacional, en mucho debía su fama a la tolerancia hacia turistas que afanosamente buscaban y disfrutaban la famosa hierbita “Golden”, de la amapola no había mención en absoluto, aunque los plantíos jamás dejaron de producir desde que terminó la segunda guerra mundial y proscribieron la siembra y cultivo que antes fueron lícitos.

Todavía en tiempos de Neto Carrillo Fonseca y Rafael Caro Quintero, era compromiso que ni siquiera un gramo de marihuana se les quedara en México y todo lo enviaban a los USA.

Pero los comerciantes en sustancias clandestinas tuvieron la ocurrencia de comenzar a hacer ricos a los políticos y jefazos policiacos y militares que los dejaban trabajar, pronto entonces se convirtieron primero en patrocinadores de campañas y después en patrones de personajes con cargos de elección popular.

Comenzaron por muy arriba descendiendo hasta nivel de alcaldías y diputaciones, hoy en día es difícil encontrar quienes en esos niveles no tengan nexos con las ‘mañas’, el mejor botón de muestra reciente lo tenemos con la parejita de los Abarca Pineda en Iguala, que arrastraron consigo a los manejadores de un partido político de izquierda.

De los cartelitos que se reparten por regiones el territorio guerrerense, ha sido secreto a voces el apadrinamiento de algunos diputados y hasta senadores, pero con eso del fuero ni quien los moleste.

Grave entonces el panorama para quienes sueñen con terminar con el narco en Guerrero y en todas partes; la realidad es que cuando más podría llegar a controlársele para que disminuya la violencia.

Pero si ya con eso teníamos los del pueblo de a pie para preocuparnos, nos cayó la de malas cuando comenzó la moda de extorsionar habitantes mediante llamadas telefónicas generalmente hechas desde las cárceles y lo peor, cuando consentidos por las policías municipales organizaron la extorsión a los sectores productivos, en que no se salva ni el que vende pepitas sobre las banquetas.

Los “narcos decentes” no andaban esquilmando comerciantes pues no era su giro, pero los vivillos de la extorsión primero se decían integrantes de los ‘zetas’ o los ‘pelones’, por ejemplo en Acapulco, luego quesque de ‘La Familia Michoacana’ o de ‘Los Caballeros Templarios’ y a cobrar cuotas donde quiera; amenazando, quemando negocios, secuestrando, torturando y hasta matando para que se convenzan las víctimas de someterse a las exigencias.

Desde el principio del problemón, las policías preventivas se negaban a prestar auxilio a nadie; en las oficinas del MP no aceptaban denuncias y mejor terapeaban a los denunciantes a conformarse y quedarse calladitos porque si formalizaban denuncias era echarse la soga al cuello…

Eso se llama contubernio y complicidad, que se enraizó como uso y costumbre, muy productiva para los que disimulaban y se la pasaban con discursitos dorándole la píldora a los del pueblo; ahora ya no es negocio andar de inspectores de vía pública, mercados y reglamentos, pues las ‘mañas’ se apoderaron del control absoluto de la ilegalidad comercial, calle por calle…

Tanta podredumbre en “las escaleras”, para limpiarse necesitaría barrerse y desinfectarse de arriba hacia abajo y no al revés, como prometen que lo harán comenzando por las infanterías en lugar de los comandantes y jefes…

-¡Tilin,tilín!-Suena la campanita escolar!

-Maestra Pizarrina, ¿usted nota alguna disminución del matadero callejero?

-Miren chamacos, un poquito sí, desde que cayó presa en Sonora una señora que pretendía recuperar a sangre y fuego el control mafioso de Acapulco arrebatándoselo a otras gavillas menores.

-Aaarajo teacher, desde que en 2008 se rompió la alianza entre los parientes sinaloenses que dominaban Guerrero, se les metieron más fácil los norteños del Golfo, los michoacanos y jaliscienses, donde algunos que fueron sicarios de los grandes como ‘El Chapo’ y Los Beltrán armaron cada quien sus pandillas, pero como no tenían la capacidad de conseguir drogas de Sudamérica se pusieron a extorsionar comerciantes.

.-¡Shhh…cábrense cayones!, en estos días ya no se pude hablar en público de ese problema porque ya no sabe una ni quienes anden metidos en el negocio.

-Le cabe la razón, ahí tiene algunos empresarios famosos con negocios funcionando de pura fachada…

-Serenos morenos, ya no me digan más que ahora hasta los bolilleros resultan sospechosos o los motociclistas que reparten pizzas.

-Oiga profesora, si se pelean a muerte el mercado del narcomenudeo, ha de ser porque abunda la clientela de adictos…¿o no?…