* Prevalece “la necesidad de saber qué fue lo que pasó esa noche” y “tener certeza sobre el paradero de los desaparecidos”

 

Ana Lilia Torres

 

ACAPULCO.— El arzobispo de la Diócesis de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, expresó que a dos años de los sucesos violentos ocurridos en Iguala, que dejaron un saldo de seis muertos y 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos, la herida sigue abierta, así como la interrogante de saber qué sucedió con los jóvenes estudiantes.

“Este lunes se cumplen dos años de los lamentables hechos suscitados en la ciudad de Iguala; un acto doloroso, en donde perdieron la vida al menos seis personas”, recordó.

El prelado católico dijo que ese acontecimiento causó el daño irreparable al joven Aldo Gutiérrez Solano y la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural Isidro Burgos, mejor conocida como Ayotzinapa.

“El dolor que nos dejó este hecho se ha visto reflejado en un sinnúmero de manifestaciones y acciones que, tanto los padres de familia y los diferentes colectivos y organizaciones, han llevado a cabo para pedir justicia en este caso”, expresó el clérigo.

Monseñor Garfias Merlos dijo que la herida sigue abierta, y señaló que “la necesidad de saber qué fue lo que pasó esa noche, tener certeza sobre el paradero de los desaparecidos y, sobre todo, conocer la verdad en este caso, son algunas de las interrogantes que se deben resolver. Las familias buscan respuestas”, dijo.

Indicó que ciertamente hay avance en las investigaciones del caso y diversas organizaciones nacionales e internacionales se han sumado a este trabajo conjunto, pero “hasta la fecha no se tiene un resultado contundente que nos ayude a conocer en dónde y cómo están los 43 jóvenes”.

En este contexto, consideró que es condenable la situación que se da, derivada del crimen organizado y de diferentes factores violentos, los cuales se reflejan en prácticas ilegales, tal como lo han constatado las propias autoridades, quienes han reconocido la colusión de las fuerzas de seguridad pública municipal en actos ilícitos.

Por ello, “como Iglesia nos sumamos al llamado generalizado para esclarecer los hechos y sobre todo, pugnamos porque este tipo de actos no se vuelvan a presentar jamás”, demandó el representante eclesiástico.

Señaló que la desaparición forzada de personas, el secuestro, la tortura y el asesinato, son acciones totalmente condenables.

”Desde aquí elevamos una oración por aquellos quienes perdieron la vida en esta reprobable situación, por quienes resultaron heridos y sobre todo, por las familias que requieren paz y reconciliación”, subrayó el clérigo.