* Héctor Astudillo destacó la valentía y profesionalismo de los elementos de la Policía Estatal que resistieron el cobarde ataque de delincuentes cuando cumplían su deber en la sierra

 

Alondra García / Jesús Saavedra

 

Los tres elementos de la Policía Estatal que fallecieron en una emboscada en la sierra de Tlacotepec fueron despedidos con honores en un homenaje póstumo de cuerpo presente.

El acto se realizó en la Universidad Policial (Unipol) y fue encabezado por el gobernador Héctor Astudillo Flores.

Los ataúdes de madera que contenían los cuerpos del oficial Alejandro Hernández Bautista, el policía tercero Arnulfo Palacios Pascual y el policía acreditable de Operaciones Sabino Casiano Vargas, fueron colocados bajo la bandera nacional que ondeó a media asta en señal de luto.

Frente a los féretros cerrados colocaron tres fotografías con los rostros de los policías. Detrás, varias coronas y arreglos con flores blancas.

Ocho elementos de la Policía Estatal montaron guardia al pie de sus compañeros muertos desde dos horas antes de que iniciara la ceremonia, la cual se retrasó en espera de la llegada del gobernador.

El mandatario llegó cerca de las 3 de la tarde. Su arribo marcó el inicio de la despedida.

El secretario de Seguridad Pública Estatal, Pedro Almazán Cervantes, dirigió un discurso en el que reprochó los hechos violentos y vanaglorió la labor de los policías, no sólo de los muertos, sino también de los sobrevivientes.

“Queremos honrar con este significativo homenaje de cuerpo presente a estos tres valientes policías estatales que el día de ayer perdieron la vida en la región serrana del municipio de Heliodoro castillo, al ser cobardemente emboscados por un grupo delictivo cuando cumplían con su deber, cuando realizaban recorridos de seguridad y vigilancia policial en las comunidades de la sierra, en compañía de otros 12 elementos más de su misma corporación”, pronunció el funcionario.

Señaló que “en esta muy difícil etapa por la que atraviesa nuestro estado es digno de reconocer los hechos meritorios y conservar en nuestra mente los nombres de los hombres y mujeres que aún a costa de su propia vida se empeñan en devolver a Guerrero y a sus ciudadanos la tranquilidad y el derecho de vivir en un ambiente libre de violencia”.

Por ello, destacó la necesidad de honrar a los policías Alejandro Hernández Bautista, Arnulfo Palacios Pascual y Sabino Casiano Vargas, quienes “en vida se distinguieron por su valentía, dedicación y marcado profesionalismo para servir a la sociedad con estricto apego a los principios que rigen la labor policial”.

El jefe policiaco anunció que los nombres de los tres elementos “serán inscritos para siempre” en el muro del asta bandera de la universidad policial.

Almazán Cervantes también se refirió a los otros 12 policías estatales que sobrevivieron al ataque armado en la sierra de Tlacotepec, de los cuales dos “resultaron gravemente heridos” y otros 10 salieron ilesos.

“Por ningún motivo dejamos de reconocer su valor y profesionalismo (…) habiendo resistido estoicamente la artera agresión de este grupo delictivo, que después de haberlos emboscado intentó eliminarlos por completo, agrediéndolos por un lapso de cuando menos cuatro horas”, detalló el general brigadier.

En su discurso, el secretario de seguridad pública estatal agradeció la intervención del Ejército y la Marina Armada, pues advirtió que “de no haber sido por su decidida y oportuna intervención, tanto terrestre como aérea, la totalidad de los 15 policías estatales hubieran sido eliminados por sus agresores”.

“Sus vehículos ya habían sido neutralizados por los proyectiles que se impactaron en los motores y las municiones poco a poco se les escaseaban por la prolongada agresión que sufrieron”, destacó.

El silencio prevaleció durante todo su discurso. A las familias de los muertos les ofreció su apoyo. A las familias de los sobrevivientes les expresó su reconocimiento.

A los policías que resultaron ilesos en la emboscada los convocó a “no bajar la guardia y seguir luchando con profesionalismo y verdadera entrega en favor de la ciudadanía”, para que el ejemplo de honor y valentía de los compañeros caídos en cumplimiento de su debe “no sea en vano”.

El funcionario aseguró que el gobierno del estado no escatimará esfuerzos en la profesionalización y fortalecimiento institucional “que tanto necesita la policía del estado”.

En su último minuto al micrófono, Almazán Cervantes realizó un último pase de lista a los tres policías estatales.

-Oficial Alejandro Hernández bautista, “¡presente!”, gritaron al unísono los policías

-Policía tercero Arnulfo palacios pascual, “¡presente!”, volvieron a responder

-Policía acreditable de Operaciones Sabino Casiano Vargas, “¡presente!”, gritaron a todo pulmón.

“Descansen en paz”, dijo Almazán Cervantes y se retiró del podio.

Le siguió en el uso de la palabra el gobernador Héctor Astudillo Flores. El mandatario llamó a las familias de los policías muertos y los invitó a acompañarlos en el presídium. “Por aquí, vénganse. Pásenle acá de este lado, por favor”, se escuchó en el micrófono, mientras un asistente acarreaba sillas a toda velocidad para sentar a los deudos que antes habían permanecido ocultos e ignorados entre los asistentes.

El gobernador se disculpó por su retraso y se justificó porque minutos antes estaba en una gira de trabajo en Ometepec y Metlatónoc que tuvo que interrumpir. “Para mí era necesario e imprescindible estar aquí, (…) para sumarme a este homenaje que estamos haciendo a quienes han perdido la vida en este acontecimiento tan reprobable y tan triste”, expresó.

Astudillo agradeció a las corporaciones de seguridad de los tres niveles de gobierno, las cuales, dijo, “han sido solidarias en estos tiempos en el estado de Guerrero para enfrentar la etapa violenta”.

Después se dirigió a los muertos, a los policías Alejandro, Arnulfo y Sabino. “Quiero decirles que el gobernador está aquí en este lugar y está con sus familiares, con sus esposas, con sus hermanos y con sus hijos. Que para el gobernador este acontecimiento viene a afianzar nuestra convicción de que Guerrero hoy más que nunca requiere de una gran determinación para seguir adelante. Que Guerrero necesita hombres, necesita mujeres, con la determinación, con el valor como el de ustedes”.

El gobernador hablaba despacio, sin un discurso preparado. Hacía pausas entre cada idea.

Una vez más, su mensaje y sus señas se dirigieron a los tres ataúdes de madera: “Los despedimos con respeto, con honores, reconociéndoles el valor que tuvieron hasta el últimos segundo de su vida para enfrentarse en condiciones adversas”.

Después se dirigió a los sobrevivientes del ataque armado y a la corporación: “Reitero mi respeto y mi reconocimiento a la Policía del Estado, porque ha cumplido y sigue cumpliendo con esmero, con puntualidad y con un gran esfuerzo su trabajo para ir a encontrare todos los días frente a circunstancias difíciles que se viven y que seguramente, conjuntamente, tendremos que seguir enfrentando”.

Astudillo Flores reconoció que “el fallecimiento violento” de los tres policías “es una circunstancia que nos obliga a pensar que tenemos frente a nosotros un momento complicado y un camino difícil”.

Sin embargo, advirtió que la muerte de los tres elementos “no hará otra cosa más que reafirmar la idea que tenemos que no podemos detenernos, que para estos tiempos difíciles se requieren convicciones muy firmes y el gobernador del estado las tiene”.

El mandatario refrendó su compromiso con la corporación y con las familias de los policías caídos en cumplimiento de su deber. “El gobernador está y estará pendiente de ustedes”, les dijo.

“Descansen en paz Alejandro, Arnulfo y Sabino. Los tres poderes acudimos a despedirles con honores y a decirles que nos sentimos orgullosos de ustedes”, concluyó su mensaje.

Segundos después, el gobernador y los funcionarios que lo acompañaron en el presídium montaron una guardia de honor. Las trompetas y los tambores de la banda de guerra sonaron por última vez para los policías muertos.

Un minuto después, el gobernador entregó una bandera nacional a las esposas de los tres policías asesinados.

Las carrozas fúnebres se acercaron. Los ataúdes desaparecieron en su interior y enfilaron hacia la salida, mientras eran despedidas por el sonido de las sirenas de varias patrullas de la policía estatal.