El tiempo apremia…

 

Felipe Victoria

 

¿Con cuáles sorpresotas rendirá su Cuarto Informe de Gobierno el presidente Enrique Peña Nieto principiando septiembre próximo?

Los disque teachers maestros van ganando la partida; liberan a sus líderes ladrones, perdonan a los mentores cesados por no acudir a la evaluación y siguen poniendo de cabeza la gobernabilidad, importándoles madres que agravien derechos de terceros y afecten la economías de cuatro entidades federativas, espantando al turismo y a los inversionistas.

Los empresarios dan ultimátum: o ponen quietos a los rebeldes o dejarán de pagar impuestos por lo menos, cerrando fuentes de trabajo.

¿Cuánto falta para que se organicen y patrocinen escuadrones justicieros que hagan lo que las autoridades tienen miedo de hacer conforme a las leyes?

¿Hasta dónde y cuándo se desbordará el límite de la paciencia y prudencia de las fuerzas armadas para sofocar con energía la revuelta que crece peligrosamente, como caldo de cultivo de un conflicto civil en Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán para comenzar?

Nubarrones de tormenta nacional en el horizonte.

Aquí en Guerrero, ni para cuando ver que se acerque el orden y la paz prometidos en la campaña electoral de Héctor Antonio Astudillo Flores; la verdad pudiera ser que con la mejor intención del mundo haya utilizado el eficaz slogan mercadotécnico para jalar votos y simpatías, pero del dicho al hecho.

Vaya que tuvo a su lado buenos coordinadores como el ex candidato Manuel Añorve Baños, derrotado por Ángel Aguirre en enero de 2011 y ayudado mejor aún por el actual senador y ex gobernador René Juárez Cisneros, en cuyo periodo de 1999 al 2005, fueron los últimos tiempos en que en la entidad se respiró paz y hubo cierto orden como sea.

Manuel Añorve y René Juárez pusieron sus estructuras para completar las de Héctor Astudillo y lograr que el partido tricolor rescatara el feudo guerrerense, derrotando a la combativa amazona calentana Beatriz Mojica Morga y su desfigurado y desunido PRD, que no consiguió concretar alianza con el partido Movimiento Ciudadano de Luis Walton Aburto, convertido en el fiel de la balanza.

Tras una dura década de sobresaltos y escándalos, a todos nos consta que la narcoviolencia superlativa comenzó desde un día antes de las elecciones en el 2005, lapso en que nos vimos invadidos de “zetas”, pero no me refiero a los sicarios del Cártel del Golfo, sino claro que a las calcomanías ovaladas horizontales con una letra zeta amarilla sobre los medallones de muchísimos vehículos automotores.

Copia de la imagen de una res con cuernos, de aquella campaña exitosa del popular ídolo de la raza perredista, Félix Salgado Macedonio, que fuera eficiente coordinador de los esfuerzos del externo Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, que le ganó las elecciones de 2005 al tricolor Héctor Astudillo Flores, traicionado por ciertos caciques priístas.

Disciplina al partido, serenidad, silencio y saber esperar para que lo candidatearan de nuevo en 2015, hasta que llegó a donde anhelaba el 27 de octubre pasado, pero encontrando un estado de Guerrero devastado y desfalcado, sumido en la ingobernabilidad por el surgimiento de grupos armados de disque autodefensa para controlar al estilo colombiano el trasiego de drogas en carreteras y poblaciones, pero además con el estallido de la insurgencia magisterial en protesta por la reforma educativa de Peña Nieto, que pretendía limpiar el gremio de la enseñanza pública de suplantadores del apostolado para que los alumnos tuvieran calidad académica, batalla en la que Emilio Chuayffet Chemor tiró la toalla y colocaron al inexperto Aurelio Nuño, al que han puesto casi de rodillas reculando en Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Michoacán

Imposible lograr orden y paz, mucho menos por la amenaza contra alcaldes de parte de mafias regionales que manipulan las policías municipales.

Les pusieron las peras a cuatro a presidentes municipales que no cumplen pactos previos ni pago de cuotas, “cartelitos regionales” en gran disputa por el poder administrativo en municipios importantes que han pasado por las manos de dinastías, estirpes y parentelas con expedientes negro en Gobernación, pero que compran posiciones en algunos partidos políticos, al estilo de la pareja diabólica de Iguala.

En el vecino Michoacán la situación no es muy distinta para Silvano Aureoles, no debe echarse en saco roto ni al olvido aquel granadazo en el zócalo de Morelia contra Leonel Godoy Rangel, en las fiestas patrias de 2008, ni la “limpia” de narcaldes que después hizo la PGR  también en Morelos.

¿Por dónde debe comenzar entonces Héctor Astudillo? A estas alturas faltando menos de 3 meses para que cumpla su primer año gobernando, parece necesario que reajuste su gabinete y le dé las gracias a varios que no dan el ancho, mareados con el poder y su ineptitud.

Que los responsables de la procuración de justicia en Guerrero y Michoacán se contradigan a cada rato en la búsqueda de asesinos pone mal a los dos gobernadores, pero que salgan funcionarios menores con que les faltan más recursos económicos para cumplir bien sus tareas en materia de seguridad e investigaciones es indignante, cuando a todas luces lo que les falta es valor, capacidad y decisión política para no hacerse guajes llevándosela de a muertito…

Para mejorar el balance de su actuación en el primer año, debiera hacer reparaciones pertinentes Héctor Astudillo.