* “No soy atleta, soy periodista”, decía tras haberle amputado una pierna a causa de la diabetes que padecía

 

Víctima de la diabetes, Salomón González Guerrero, el decano del periodismo falleció ayer tras vivir momentos de angustia y dolor.

El periodista con 60 años de edad aproximadamente tras problemas de salud surgidos de la diabetes que ocasionó que se le amputara un pie, dio muestras de fortaleza, valentía y fue un ejemplo a seguir pese a las adversidades.

El haber perdido una extremidad no fue impedimento para seguir haciendo su trabajo periodístico, “me hace falta una pierna, aún tengo mis manos y mi cerebro, no soy atleta, soy periodista”, decía Salomón mientras se carcajeaba en cada plática que tenía con sus amistades.

Sonriente por su alto sentido del humor y su estilo sarcástico para editorializar la información, lo hicieron sobresaliente como un comunicador.

En su trabajo ininterrumpido, Salomón González conquistó las corresponsalías de talla internacional, estatal y local, entre ellos la prestigiada revista ‘Alarma’, los predominantes ‘Novedades Acapulco’, ‘El Sol de Acapulco’, ‘Diario 17’, ‘El Sol de Chilpancingo’, ‘Diario de Guerrero’, ‘Expresión Popular’, ‘La Crónica’, ‘El Reportero’, ‘Primera Plana’, ‘Ecos de Guerrero’, ‘Inter ABC’ y ‘Periódico Pueblo’.

Sus principales objetivos de día a día eran entrevistar en el lugar de los hechos. Unos de sus reportajes que destacaron y que lo hicieron confiable y acreditable, fueron la tragedia que causó muerte dolor y llanto el huracán ‘Cosme’, los colgados de Ayotoxla, la masacre de cuerpos policiacos en Huamuxtitlán, entre otros.

En la década de los 80, arribó a Tlapa sin saber que entregaría su vida al periodismo a esta región, mientras platicaba sus experiencias recordaba en vida que para llegar era toda una travesía.

Las carreteras en mal estado y golpeadas por las fuertes lluvias y la falta de vehículos, hacían difícil trasladarse de Tlapa a la capital del estado. Sin embargo, las avionetas eran una opción que obligaban a la gente a adaptarse a este medio de transporte, recordaba el “flaco”, como cariñosamente se le conocía en Tlapa y en toda la región de la Montaña.

Tajante en sus ácidas críticas sobre temas comunes que hicieron ganarse la confianza y el respaldo don Héctor García, Don Reemberto Valdez Ortega y don Javier Cordero, y demás directores con quienes colaboró.

Su trabajo periodístico fue reconocido por el ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer, otorgándole el premio del mejor trabajo periodístico, galardonado en diversos homenajes por su trayectoria periodística, por el Club de Periodistas, el Sindicato Nacional de Redactores de la Prensa y por autoridades gubernamentales.

Sus entrañables amigos Pedro Julio Valdez Vilchis y Gustavo Salazar, lo hicieron exclusivo en su corresponsalía, hombre de todas las confianzas, secretos, proyectos de trabajo y planes de vida compartieron un sinfín de vivencias, tragedias y lindos momentos de correspondencias de cumpleaños y festejos, el mejor reconocimiento entre amigos.

Con gran tristeza vio partir de este mundo a sus amigos don Héctor García, Don Reemberto Valdez y don Javier Cordero, ‘El Negro Salinas’, Jorge Ochoa Martínez, Genaro Reinoso Gaspar, entre otros, con quienes ya se reunió.

Recordaba momentos agradables de sus camaradas Javier Francisco Reyes, Jesús y Antonio Guerrero, Delfino Cantú Rendón, Arnulfo Urbina Betancourt, Mario Basurto Medellín, Bertín Chino González, Caritino Rodríguez Lara y Oscar Jerónimo Parra.

A todos ellos siempre recalcó que los llevaba en su corazón, en cada plática que sostenía los últimos días de su vida con familiares y amigos.

En esta última semana su estado de salud era muy precario, terminal, por lo que familiares y amigos llegaron a su domicilio particular en Chilpancingo, en calle Velázquez de León de la colonia de Los Ángeles, a visitarlo en vida.

Ya por la tarde de ayer continuaban reuniéndose amigos, compadres, políticos, regidores, autoridades locales y ex presidentes que en vida estimaron al decano periodista.

Tras noches difíciles, el periodista con una trayectoria de muchos años dejó de teclear su máquina. Una enfermedad avanzada lo venció a pesar de sus ganas de querer vivir. (Texto: Caritino Rodríguez Lara)