Bajo el Imperio del miedo
Por Felipe Victoria Zepeda
Logré mirar a través de las redes facebuqueras algo de lo dicho por el gobernador Héctor Astudillo Flores en la serie de eventos exclusivos que organiza el poderoso grupo Imperial en la zona Diamante de Acapulco.
Anonadados algunos de que Astudillo le llamara a muchas cosas por su nombre en vez de abusar del falso optimismo de dientes para afuera y por lo visto no está en un lecho de rosas sino sobre un comal ardiente, ya que Guerrero está convertido en un polvorín…
La precaria gobernabilidad está prendida con alfileres y acosada desde todos los flancos posibles:
El narco, la guerrilla latente durante décadas, la insurgencia magisterial en resistencia y oposición a la reforma educativa de Peña Nieto que afectó los indebidos privilegios sindicales del comercio de plazas en un sector “cuasi” apócrifo, donde no todos son deveras maestros o profesoras capacitados, sino arribistas chambistas que poco dominan el abecedario y la aritmética elemental y menos aún conocen de ortografía, lectura, historia, civismo ni urbanidad, que en montón pisotean los derechos de terceros y se acostumbraron al vandalismo tolerado e impune
Pero eso no es todo lo que afecta a la entidad que gobierna Héctor Astudillo desde el 27 de octubre de 2015, igual lo tienen contra la pared las disputas a muerte entre grupitos y cárteles rivales que a sangre y fuego se pelean el predominio en regiones y territorios donde se siembra, cultivo y cosecha marihuana y amapola, actividad tradicional de la que sobreviven cientos de miles de habitantes y mantuvieron en silencio muchos políticos beneficiados, de varias filiaciones políticas.
Quizá por eso el precedente que sentó Astudillo mencionando que pediría a la ONU su apoyo para regularizar y legalizar la explotación de la amapola con fines medicinales, adelantándose unos días a la petición similar de Peña Nieto pero para la marihuana…
Bien pensado el optar por legalizar en vez de criminalizar y orquestar guerras inútiles, de antemano perdidas contra las mafias infiltradas hasta la médula política y administrativa de todo México, de lo que se trata es de lograr paz ante todo en Guerrero…
Pero por si le faltaran motivos de preocupación al gobernador Astudillo está la “colombianización” de Guerrero, con los grupos armados de autodefensa que torpemente fueron tolerados y auspiciados para que controlen el trasiego en caminos y comunidades.
Y como decía aquel monstruo de la televisión de farándula Raúl Velasco “aún hay más”, que quizá es lo peor y deveras más peligroso: el crecimiento desmedido y fortalecido de la extorsión inmune e impune, ante la que todas las corporaciones policiacas se cierran de ojos porque quizá en el fondo tienen participación.
Las adicciones son problema de salud para los enfermitos y comercio productivo para los traficantes, pero las indignantes extorsiones le parten la madre a todos por igual hostigando a los sectores productivos.
Cuando comenzó la estrategia sorprendiendo a incautos desde llamadas telefónicas procedentes del interior de las cárceles, por el éxito obtenido se les ocurrió tomar las calles: se hacían pasar entonces por sicarios de los cárteles temibles por su mala fama y a colectar rentitas y derechos de pisaje se ha dicho.
Bien pronto se dio cuenta la gente que de nada servía reportar la anomalía al Ministerio Público ni pedir auxilio a las policías preventivas o “judiciales” porque se hacían disimulados, resultó que los operadores de la recolección ilícita estaban protegidos por los guardianes de la ley amafiados.
Esa gravísima anomalía deja en absoluta indefensión a las víctimas, en ninguna parte del país se ha visto “decisión política” para combatir y menos frenar la extorsión generalizada.
A cada rato cambian de jefazos policiacos improvisados disque acreditados y certificados, pero más se tardan en llegar que los doblen y sometan los grupos de comandantes medios operativos que organizan el negocio, les aplican la “ley de plata o plomo” y entonces flojitos y cooperando mientras les dure el cargo y se hacen de fortunas, que obviamente deben repartir hacia arriba…
Con las extorsiones estamos como con la marihuana y la amapola: secreto a voces y área en que nadie se arriesga a intentar remedios, pero mientras los funcionarios de los tres niveles se tapan los ojos oídos, las víctimas van tomando conciencia de que lo único que les queda será organizarse y poner resistencia, aunque tenga que tomar la justicia en su manos y comenzar a linchar extorsionadores o eliminarlos disque en legítima defensa premeditada…
Vaya entonces que el abogado Astudillo puede conocer el terreno sembrado de abrojos que está pisando, pero el problema está en que dentro de su equipo parece no haber idealistas patriotas sino chambistas oportunistas que estando bien ellos, los demás que se frieguen…
-¡Tilín, tilín!-Suena la campanita escolar.
-Maestra Pizarrina, ¿cuándo comenzarán los cursos de verano?
-Descansen unos días y déjenme descansar también de tanto andar protestando en movilizaciones vandálicas en que los líderes nos obligan a participar.
-¿No les van a cumplir las órdenes de aprehensión que tienen?
-Lo dudo chamacos, hay algunos muy influyentes y con parentescos intocables que por eso traen de a chinqueque al fiscal general, contra esos como contra los extorsionadores ha de haber pacto de impunidad y chitón perrito…