Por Felipe Victoria Zepeda

 

¿Alcaldías en desmoronamiento?

 

Se cumplirán en octubre 19 años de aquel huracán Pauline; hay quienes recuerdan que Juan Salgado Tenorio, aquel querido compadre del entonces gobernador interino de Guerrero, por mala suerte y lengua suelta cayó de la gracia del presidente Ernesto Zedillo, quien quiso “correrlo ipsofacto”

Aguirre Rivero queriendo salvar al amigote ex compañero en la SECOFI, le explicó al primer mandatario que remover al alcalde antes de que cumpliera un año en el cargo implicaría demasiados problemas, como tener que convocar a nuevas elecciones en equis plazo y eso era demasiado gasto.

La decisión de Zedillo ya estaba tomada, así que esperarían a que pasara la contingencia por el fenómeno meteorológico y al 2 de diciembre para que Salgado Tenorio dejara la presidencia municipal irremediablemente.

Así tuvo que ser. Fue entonces que Aguirre lanzó a la escena grande a su querido primo Manuel Añorve Baños imponiéndolo de presidente interino del municipio porteño

Para 1999 Añorve ya quería ser gobernador, pero en la contienda interna priísta le ganó la candidatura René Juárez Cisneros, convirtiéndose en mandatario estatal del 1 de abril de 1999 hasta el último día de marzo del 2005.

El gran poder del tricolor sucumbió en julio de 2000 ante el PAN, que postuló al ranchero dicharachero guadalupano Vicente Fox Quesada, que desde antes apoyó a su cuate Zeferino Torreblanca para convertirse en alcalde de Acapulco, relevando a su hasta entonces enemigo acérrimo Añorve Baños.

Las imputaciones no se hicieron esperar y el jalisciense oriundo de Guadalajara, pero criado en Acapulco y estudiado en Monterrey, a pesar de todo fue muy aceptable como alcalde con franquicia de perredista externo.

El tricolor Ernesto Rodríguez Escalona no logró convertirse en presidente de Acapulco en 2002, a pesar del apoyo del gobernador Juárez Cisneros, y ganó de calle el genuino perredista Alberto López Rosas, que en diciembre del 2005 le dejaría el changarro al popular ídolo de la raza Félix Salgado Macedonio, famoso entre otras cosas por haber contendido para gobernador contra Rubén Figueroa Alcocer en 1993 y contra René Juárez Cisneros en el 99.

Para enero de 2009, regresó por la puerta grande electoral Manuel Añorve Baños, en tanto su querido primo Aguirre Rivero calculaba  candidatearse al gobierno estatal en el 2011, pero algunos rencores ocultos motivaron que Beatriz Paredes Rangel, Manlio Fabio Beltrones y Rubén Figueroa Alcocer se inclinaran por el chaparrito ojiverde de Ometepec.

El PRD se había quedado desde agosto de 2009 sin su posible candidato fuerte Armando Chavarría Barrera, entonces necesitaban algún personaje carismático y fuerte para disputarle la gubernatura al PRI; como no tenían a ninguno aprovecharon la propuesta de Luis Walton Aburto, desde Convergencia transformada a Movimiento Ciudadano, y no dudaron en hacer candidato al ex gobernador interino ometepequense en coalición multipartidista para medirlo contra su primo Añorve.

Nuca imaginaron en la cúpula del PRI que Aguirre se les fuera a indisciplinar y para colmo en las elecciones de enero de 2011 la ganó de calle, pero no se resignarían y comenzaron a urdir un complot para tumbarlo del poder como fuera.

La intentona de diciembre de 2011, con dos normalistas de Ayotzinapa asesinados por policías federales, no cuajó porque faltaban 4 meses para que Aguirre cumpliera el primer año gobernando, así que el panista Felipe Calderón lo aguantó, al cabo no le simpatizaban los priístas; pero ya se olfateaba en el ambiente que un tricolor de Atlacomulco pudiera llegar a la Presidencia en el 2012 y éste era gran cuate del carismático Ángel con muchas simpatías en el estado.

El respetar como sea, que duren aunque sea un año los que ganan cargos de elección popular en municipios y estados de la República mexicana, parece una consigna sagrada y los aguantan pase lo que pase; después de ese término en cualquier momento los pueden hacer tropezar y relevarlos.

Quedan tres meses y medio para que se cumpla ese plazo de “blindaje” en Guerrero; media docena de alcaldes andan en la cuerda floja y a dos o tres, los lugareños ya no los soportan por sus torpezas o su arrogante faraonismo y descuido garrafal en sus principales tareas, como la de seguridad pública, además de su proclividad a los derroches y desvíos presupuestales.

Claro que en ese contexto cabe el de Acapulco en primerísimo lugar, al que le traen ganas desde Bucareli, en el DF, y ya se la cantaron en Chilapa el 8 de enero pasado, pero él sigue arrogante sin dignarse acatar instrucciones o sugerencias de nadie, creyendo que por su linda cara se reelegirá en 2018 o el PRD lo hará senador para que contienda por la gubernatura en 2021.

Ni duda cabe que no por mucho madrugar amanece más temprano y comer tantas vísperas pudiera causarle indigestión; sus tambaleos y desmesura ya son causa de insomnio para el mandatario estatal, que por ahorita no tiene más remedio que intentar no hacerle mala cara cuando coinciden forzadamente en eventos públicos.

Lo que resta del mes de julio habremos de entretenernos con las chanderas del magisterio rebelde que oscurece el panorama de la temporada vacacional, mientras la Fiscalía General por su ”prudencia política” sigue en la negligencia dolosa omitiendo puniblemente su deber institucional contra líderes desacatando órdenes de jueces.