Karmelynda Valverde
“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado”. ECLESIASTÉS 3:1-2
Los caminos de la vida
En los casi nueve meses de haber llegado a gobernar los pozoleros destinos, al licenciado Héctor Astudillo Flores le ha tocado enfrentar una serie de retos bastantito peliagudos; no solamente dirigir a un barco que desde endenantes “traiba” el rumbo perdido, tocándole la responsabilidad de cargar con tremebundas circunstancias y consecuencias que habían ido germinando desde unos 10 añejos atrás y que fueron in crescendo hasta llegar a la descomposición social que actualmente vive nuestro también chilenero estado. Pero no quiero referirme a eso en esta entrega, noooo, sino a lo que ha tenido que enfrentar en el plano personal y familiar: las ausencias físicas de dos de sus seres queridos, en un periodo de apenas 7 meses si es que no me equivoco.
Primero fue la partida de su señora madre, doña Carmen Flores Leyva viuda de Astudillo; ¡uf! y sé lo que duele despedir a nuestra progenitora. Sí, duele despedir a un padre ¡y mucho! Pero decirle hasta siempre a una madre, magnifica ese dolor.
Desde luego don Héctor no tuvo tiempo de vivir ese duelo por la alta responsabilidad que enfrenta y las circunstancias que vive nuestro estado. ¡Uf! Pero hace poquito menos de una semana, nuevamente el dolor por la ausencia física de su hermana Maricarmen, volvió a atravesarle el corazón. En menos de un año, ha tenido que despedir a madre y hermana. Tremendo, porque su responsabilidad sigue, y no es cualquier responsabilidad, sino la de gobernar a un estado de gente noble, sí, pero en el clímax del hartazgo y esta vez tampoco podrá vivir su duelo.
Pero en medio de este dolor, recibe uno de los regalos más hermosos que puede darnos Dios después de los hijos: el nacimiento de su primer nieto y aún con el dolor en el corazón, refleja en su rostro la esperanza del que ama, del que confía, del que cree. Tal y como está documentado en La Biblia por inspiración divina, está viviendo su “Tiempo de llorar y tiempo de reír; tiempo de endechar y tiempo de bailar”. (Eclesiastés 3:4).
La dicha por el nacimiento de su nieto le traerá alivio y lo edificará. Neta, doy gracias a Dios por este refrigerio para su alma y para su corazón adolorido por dos grandes ausencias. Digo, para los recontras (que no faltan en ningún lado), esos que se olvidan de que nuestros gobernantes como los pastores de cualquier congregación cristiana, son de carne hueso, polvo pues, van a salir con su jalada de que mejor se ocupe de los menesteres que le corresponden. Arajo nito, discúlpame pero perdóname, los gobernantes y los pastores deben poner a la familia, que es creación del Dios Creador, en el lugar que les corresponde. Así qué, mando desde el fondo de mi chilenero corazón abrazo solidario por el fallecimiento de su hermana Maricarmen, pero aplausos y trompetillas por el nacimiento de su nietecito, que llenará su corazón y el de su esposa doña Merce, de inenarrable felicidad. ¡He dicho!