SADYHEL ASTUDILLO

 

Aprovecho el espacio para mandar un fuerte y cariñoso abrazo a mi papá René Astudillo Nava, quien anteriormente escribía en este espacio que ahora tengo el honor de continuar ¡¡Feliz día del papá!! Muchas gracias por todo el apoyo que me brindas. Esta felicitación se hace extensiva también para todos los lectores que son padres de familia, como mi hermano René y todos y cada uno de mis tíos, muchas felicidades a ustedes también.

 

Aprovechando la fecha y que desde el comienzo de esta colaboración se tocó el tema, se seguirá con el mismo, los padres.

La cosmovisión que está presente en nuestro país está muy cargada hacia el lado de las madres, de hecho es algo que caracteriza a México, como dicen los foráneos que nos visitan: “En México se tiene tres cosas sagradas, la virgen, la madre y el futbol”. Si bien el tercero es harina de otro costal; pero empezando con la virgen, es -obviamente- una mujer, la cual fue madre y ser considerada nuestra prioridad sagrada, desde ahí comienza a inclinarse la balanza hacia las madres.

Retomando ahora décadas pasadas, tiempo de la independencia hasta más o menos principios del año mil, la figura paterna siempre se ha caracterizado por su ausencia del hogar debido a su actividad laboral, que se caracteriza en un porcentaje importante por el trabajo rudo y pesado, para volver a su hogar por la noche, desganado y con sueño, sin ganas de jugar con los hijos o de platicar; con el único pensamiento de bañarse, alimentarse, descansarse y repetir la rutina.

Gracias a ello el padre es visto como el proveedor de nuestro bienes -hablando desde la postura de los hijos-, como la autoridad que no se debe de interrumpir o distraer para que pueda seguir con sus labores, también -muy específicamente en nuestro país- como una figura a la cual temerle debido a que a él, le reportamos nuestros logros y nuestros errores, los cuales debemos evitar ya que él se sacrifica por nuestro bienestar.

Por el otro lado, la madre se encarga de cuidarnos, apoyarnos en la escuela, alimentarnos, vestirnos y principalmente ser nuestro pilar emocional, en algunos casos nuestra confidente.

Se vuelve una figura amable y de confianza, con la cual nos sentimos a gusto y nos acostumbramos a su presencia. Recordemos que del padre nos acostumbramos a su ausencia. Es debido a ello que, en algunos casos de convivios, festejos y actividades familiares los padres se ven desplazados; por ejemplo en las escuelas de nivel básico no hay festejos del día del padre, —en comparación con el de las madres—, cuando citan a los padres por lo regular solo acude la madre, y así pueden seguir los ejemplos.

Sin embargo, ese es un esquema que se debe cambiar y olvidar, de hecho se menciona el intervalo debido a que, de un par de década al presente y por la situación actual de país, ahora es común que tanto el padre como la madre trabajen, o en algunos casos sea lo contrario, la madre trabaje y el padre se encargue de los niños. Esto ha originado que en algunas familias el padre sea visto como el amigo de los hijos y la madre como la proveedora. Sin embargo -hasta ahora- son pocos los casos para realizar una diferencia.

También con lo anterior mencionado no quiere decir que debemos estar en contra de las madres y a favor de los padres o viceversa, ni mucho menos. Este texto tiene la intención de que, tras terminar la lectura, dejemos de hacer lo que estamos haciendo, cerremos los ojos y nos pongamos a recordar tanto los buenos y los malos ratos que hemos pasado con nuestros padres, todos y cada uno de ellos. Darnos cuenta que ambas figuras son importantes en nuestra vida y que a ambos debemos de procurarlos y amarlos por igual, no importa a quien veamos más o menos.

No se trata de catalogar o comparar a uno con el otro, no importa que la mayoría de las personas y las costumbres indiquen de debemos estar más con las mamás, démosle un espacio a ambos, que ambos se lo merecen y se lo han ganado.

Ahora si están distantes de ellos y tienen la fortuna de poder hablar o visitarlos, háganlo y que sea un día memorable para todos los presentes y antes de despedirse queden de acuerdo para verse de nuevo, quien sabe, quizá a partir de hoy se lleven muchos mejor que en toda su vida. Y en caso de que su papá ya haya partido de este mundo, simplemente hagámoslo sentir orgulloso de llevar su sangre en nuestras venas.

 

¡¡Feliz día del padre a todos!!

 

letrasadyhel@outlook.com