Las agradables chilenas
Por Chanssonier
Según la tradición oral de la América del Sur llegó, a nosotros el alegre baile de la chilena, la cual tomó naturalización; se cuenta que en el curso del siglo XVII un grupo de chilenos, se embarcaron en el puerto de Valparaíso para viajar a Acapulco. Cuando estaban próximos a llegar a su destino, un ciclón hizo zozobrar la pequeña embarcación en la que se transportaban, la que encalló en una pequeña playa del ahora municipio de San Marcos.
Para hacer menos penosa su situación, los náufragos solían bailar por las noches un ritmo de su tierra llamado Cueca, alumbrándose con débiles fogatas las que alimentaban con leña. Con el correr de los años ese baile se hizo común en varios lugares de lo que es ahora la Costa Chica, antes fue llamada provincia de Ayacaxtla.
En 1817 fue designado por el obispado de Chilapa, el sacerdote Emilio Vázquez Jiménez, para hacerse cargo de la parroquia de San Marcos Evangelista, en el pueblo de tal nombre, en donde conoció a la guapa jovencita Eleuteria Genchi, a quien dedicó su chilena llamada “La Sanmarqueña”, aunque es justo decirlo la fémina fue originaria de Cruz Grande.
El padre Vázquez Jiménez murió en 1946, en tanto que Eleuteria 10 años después, habiéndolo cuidado por muchos años hasta que la muerte vino por él. Sin duda alguna La Sanmarqueña el religioso Vázquez Jiménez, es la más popular de las que se conocen. Hace muchos años estando en la ciudad de Hermosillo, un grupo musical la estaba tocando cuando llegue a ese lugar, indicativo que es conocida en diversos lugares de la república.
La chilena Tierra Colorada
José Castañón Reynoso fue originario de esta ciudad, en la que nació en el año de 1912; la carencia de dinero de parte de sus padres, lo condujeron a la panadería de la que era propietaria doña Enedina Alarcón, en donde aprendió el oficio; sin embargo la vida le deparaba otro destino, porque a la par que aprendía aquél oficio, se aficionó por la guitarra y la composición musical, la que corriendo los años le daría satisfacciones.
En la ciudad de México formó el trio Los Gavilanes del Sur, que logró tener un programa en la estación difusora XEW, a más escuchada el país. Estaba en la cima de la fama cuando tomó la determinación de regresar a esta ciudad.
En una ocasión un amigo suyo, el cual vivía en el pueblo de Tierra Colorada, entonces perteneciente a este municipio, lo invitó a una fiesta lo que aceptó agradecido. Debió ser un festejo colorido porque semanas después dio a conocer su chilena, la que denominó precisamente Tierra Colorada, en donde fue recibido cordialmente, sobre todo porque se conocía de quien se trataba, un compositor de buen ganado prestigio.
Los últimos años de su vida Pepe Castañón Reynoso, los vivió en ese lugar dando clases de música en diferentes escuelas. Sobre su retorno de la ciudad de México a este lugar, nunca me atreví a preguntarle cuáles fueron las causas de su determinación.
Fue autor de corridos, valses y otros géneros; sin embargo siempre se le recordará por su chilena Tierra Colorada, que en lugar de tal nombre es como si fuera su himno.