SADYHEL ASTUDILLO

 

Desde hace varias décadas, las modas han sido parte de nuestro acontecer cotidiano. Podemos comenzar haciendo referencia a los diferentes tipos de grupos urbanos que han existido —por lo menos los más conocidos— en nuestro país, como los hippies, skatos, darketos, metaleros, emos, etc.

Pertenecer a alguno de estos grupos modificamos varios aspectos personales, nuestra manera de vestir, de expresaros, de pensar y de actuar; por lo tanto, al unirse a alguna de estas modas pasajeras, no solo se ve afectada la apariencia física de las personas, sino también el plano psicológico (quizá en algunas personas más que otras) va a demostrar algunos cambios.

Con lo ya mencionado y tomando en cuenta que, cuando una moda se vuelve realmente fuerte, no se unirán a ella dos o quince personas, serán cientos de miles las que seguirán esas corrientes de pensamiento y de pasatiempo; por lo tanto la mayor parte de las personas con las que convivimos y quizá hasta nosotros estaremos actuando de manera similar.

Al llegar a ese en punto, en el que el actuar y el pensar de las multitudes se vuelve algo predecible, las grandes empresas de diferentes tipos —alimenticias, textiles, cervecera, tecnológica, etc.— aprovecharan estas preferencias y gustos que, literalmente, la mayor parte de la población prefiere y generara productos específicamente creados para ese sector de la población. Es entonces cuando comenzamos a observar nuevas “versiones” de los productos que comercializan comúnmente.

Aunado a lo anterior, debemos de agregar que actualmente está ocurriendo algo bastante “curioso” con las modas, y sobre ello, es un tema que se ha escrito bastante en estas colaboraciones: la tecnología y su abuso. Hoy en día la mayor parte de la población está constantemente revisando su celular, compartiendo y leyendo información, tendencias y noticias; por lo tanto, eso que a ti te gustó mucho y decidiste adquirir, las redes sociales se encargaran de que todos tus amigos se enteren de que ese producto o bien es de tu agrado y ellos también comenzaran a consumirlo, para que, quizá minutos después, sus amigos lo hagan, después lo amigos de esos amigos y así crear una cadena larga e interminable.

Esta conexión instantánea entre personas está causando que las modas sean adoptadas más fácilmente, y por cualquier tipo de persona.

Entonces, ahora con el más mínimo esfuerzo podemos ser parte de temas que está causando furor en el internet, y si está dentro de lo posible, interactuar con ellos, si es una imagen verla y compartirla, si es un videos reproducirlo, si es una aplicación descargarla e instalarla etc. Todo esto está generando una pérdida de autenticidad en las personas, estamos dejando de expresar nuestra propia opinión, de expresarnos como a nosotros nos gusta, de elegir lo que queremos ver o escuchar y estamos ahora simplemente siguiendo las tendencias que se comparten en internet, nos dejamos llevar por lo que a la mayoría les gusta mientras perdemos nuestra individualidad.

De seguir así las cosas, entraremos a un futuro en el cual todo este premeditado para nosotros, al observarse cuáles serán las tendencias en redes sociales e internet, las grandes empresas podrá saber, aun con más anticipación, los que se pondrá de moda y todos querrán consumir. Pasando de un estado en el cual se comparta chistes y tendencias para observar cuales serían los populares a un estado en el cual, los grandes empresarios generaran estas tendencias para que todos las sigamos y de manera segura consumamos lo que ellos desean.

Si bien esta práctica ya existe desde años atrás (como las modas mismas); sin embargo, este abuso desmedido del internet y la pérdida de la capacidad de decisión y autonomía inevitablemente terminaran generando que todos nos volvamos seres pasivos y manipulables que solo trabajemos y nos preocupemos por obtener ingresos para seguir siendo parte de estas modas –la gran mayoría sin sentido-.

Debemos de seguir enriqueciendo nuestra mente, cuerpo e individualidad para lograr hacer frente a este tipo de publicidad y tendencia, pasar de ellas y evitar caer en la monotonía y la pérdida de identidad.

 

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