* El responsable de la Diócesis de Acapulco, Carlos Grafias, pide a madres guerrerenses mantenerse de pie y no perder la esperanza
Ana Lilia Torres
ACAPULCO.— El arzobispo de la Diócesis de Acapulco, Carlos Garfias Merlos, pidió a las mujeres guerrerenses que son madres de hijos que han sido víctimas de la inseguridad, a “mantenerse de pie, a no sucumbir frente a la tentación del mal, a preservar la dignidad y la fortaleza que les identifica, a sostenerse en la fe y la esperanza, en la certeza que el mal y la violencia no tienen la última palabra”.
En ocasión de acercarse la fecha del 10 de mayo, Día de las Madres, y ante la realidad de inseguridad y violencia que se viven en Guerrero y Acapulco, el clérigo emitió un comunicado.
“Me quiero dirigir muy en especial a las madres que han sido víctimas de la inseguridad y la violencia. A las madres cuyos hijos han sido desaparecidos, asesinados, secuestrados, violentados, calumniados, torturados, acusados injustamente, encarcelados”, indicó.
En el documento difundido por la Arquidiócesis de Acapulco, Garfias Merlos señaló que también el mensaje es para todas las mujeres madres cuyos hijos que laborando en las fuerza de seguridad del estado, han caído en el cumplimiento de su deber.
“A todas ustedes mujeres madres que en su maternidad han soportado dolor, sufrimiento y con esperanza se han unido estrechamente a María, madre de Jesucristo, mi palabra de consuelo y de cercanía en Cristo, nuestra paz”, señaló.
Les dijo a las madres que han sido víctimas de la inseguridad y la violencia que el “Sí” de María, al anunciarle el ángel Gabriel el don de la maternidad, le unió estrechamente a Jesucristo no sólo en su concepción, infancia y vida pública, sino también en su Misterio de Redención.
El prelado católico refirió que en el evangelio de San Juan narra que “Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofas, y María Magdalena” (Juan 19,25).
Con el verbo “estar”, que etimológicamente significa “estar de pie”, “estar erguido”, el evangelista presenta la dignidad y la fortaleza de María.
“Estar erguida junto a la cruz recuerda la inquebrantable firmeza y extraordinario valor de María para afrontar los padecimientos de su hijo. A María la sostiene la fe, la certeza de la resurrección, la esperanza de que el mal nunca puede estar por encima del bien. Es en ese estar junto a la cruz, donde nace una nueva esperanza y una nueva fe”, indicó monseñor Garfias Merlos.